Presentación del Libro “Los Tiempos del Bienestar Social”

El desigual reparto del trabajo entre varones y mujeres

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El jueves 2 de julio, el Instituto Nacional de las Mujeres - Ministerio de Desarrollo Social (INMUJERES-MIDES), junto con la Facultad de Ciencias Sociales (FCS), el Instituto Nacional de Estadística (INE), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONUMUJERES) presentan el libro “Los tiempos del bienestar Social”, producto del análisis en profundidad del Módulo de Uso del Tiempo de la Encuesta Continua de Hogares de 2013.

La apertura estará a cargo de A.S. Mariella Mazzotti, directora de INMUJERES, Denise Cook, coordinadora Residente SNU, Laura Nalbarte, directora de INE y Rosario Aguirre, FCS-UdelaR.

La presentación de los resultados será realizada por Karina Batthyany, coordinadora del área de género de Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales-UDELAR y Diego Pieri, responsable del Sistema de Información de Género del INMUJERES.

El libro expone que las mujeres continúan asumiendo de forma individual los costos de la articulación entre trabajo remunerado y no remunerado. A través del análisis de la distribución del trabajo no remunerado entre varones y mujeres, que se encuentran en las mismas condiciones en el mercado laboral, se aprecia la mayor carga que ellas experimentan en el trabajo no remunerado y la casi nula redistribución de las tareas entre varones y mujeres. Los comentarios estarán a cargo de Julio Bango, Director de Secretaría de Cuidados del MIDES.

El desigual reparto del trabajo no remunerado entre varones y mujeres

El bienestar de las personas y de las sociedades se sustenta tanto en el aporte del trabajo que se realiza para el mercado como en el que se realiza por fuera de él, ya sea en el ámbito de las relaciones privadas o de las organizaciones sociales y comunitarias. Estos dos componentes del trabajo han tenido a lo largo de la historia distinta visibilidad, centrándose la mayoría de los estudios sobre el trabajo que se realiza para el mercado. El trabajo no remunerado y sus principales componentes han sido sólo recientemente objeto de preocupación, medición y análisis.

Uso del tiempo

El uso del tiempo conforma así una herramienta que permite abordar estas dimensiones del trabajo y constituye un indicador importante del bienestar de la población, y de las desigualdades sociales y de género. Su estudio contribuye a visibilizar la división sexual del trabajo en las familias y la relación entre los distintos sectores proveedores de bienestar.

El módulo sobre Uso del Tiempo y Trabajo no Remunerado de la Encuesta Continua de hogares de 2013 fue realizado por el INE a solicitud de INMUJERES, con la asistencia técnica del Área de Género del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales (UDELAR) y el apoyo, asesoramiento y financiamiento de UNFPA.

La división sexual del trabajo, los cuidados y sus costos sociales

A partir de los resultados de la Encuesta de uso del tiempo (EUT) relevada durante el año 2013 queda de manifiesto la permanencia de la división sexual del trabajo al interior de las familias. En este sentido, dos tercios del trabajo de las mujeres es trabajo no remunerado, mientras que entre los varones éste solamente ocupa un tercio de su tiempo de trabajo. Si bien los varones trabajan remuneradamente más horas que las mujeres, al incorporar las horas de trabajo no remunerado, las mujeres tienen una carga global de trabajo semanal significativamente mayor.

Al comparar los resultados de esta encuesta con los datos registrados en la EUT 2007 se observa un incremento de la dedicación de las mujeres al trabajo no remunerado y un aumento en la brecha de género en los hogares con mayor número de integrantes, los hogares biparentales y extensos, en las mujeres casadas o en pareja y en las que tienen dependientes a cargo.

En relación con el cuidado infantil, se evidencia su importancia en los hogares de menores recursos, y el rol predominante de las madres en todas las tareas y para todas las edades de los niños/as.

La inserción de las mujeres en el mercado laboral no asegura una redistribución de las tareas en el hogar. Por el contrario, ante un aumento en la autonomía económica de las mujeres parecen ocurrir otros fenómenos como la mercantilización y la delegación de la ejecución de estas tareas, y al mismo tiempo una intensificación del tiempo dedicado por las mujeres al trabajo total.

Los/as jóvenes no son equitativos en el uso del tiempo. Las mujeres dedican más tiempo al trabajo no remunerado y los varones al remunerando, reproduciendo mandatos de género que operan en las generaciones adultas.

Existe un comportamiento muy rígido —prácticamente inmutable— en la dedicación de los varones al trabajo no remunerado, frente a extensas jornadas de trabajo remunerado y no remunerado de las mujeres que, al contrario, dan cuenta de una gran elasticidad.

Según una estimación del valor monetario del trabajo no remunerado, su aporte a la generación del Producto Bruto Interno (PBI) representa el 22,9%, y sólo las mujeres generan el 16,3%, mientras que otros sectores relevantes de la economía no alcanzan esas proporciones.

La constatación de esta realidad constituye un paso previo y fundamental para el inicio de procesos tendientes a la redistribución de tareas y responsabilidades entre varones y mujeres y entre los diferentes agentes proveedores de bienestar (Estado, mercado, familia, comunidad), que debe ser abordado a través de las políticas públicas.

Pobreza del tiempo

El tiempo se visualiza como un recurso escaso que las personas asignan a las distintas actividades. La escasez de tiempo se presenta como privación, en el sentido que restringe la posibilidad de satisfacer necesidades o desarrollar oportunidades y capacidades. En este sentido se torna clave la consideración del tiempo en las mediciones de la pobreza para visibilizar situaciones de inequidad de género que redundan en menores niveles de bienestar, y configura un importante insumo para la generación de políticas públicas destinadas a revertirlas. Se emplearon tres metodologías para medir la pobreza de tiempo y a partir de todas ellas se observa un importante peso de personas ocupadas en las personas pobres de tiempo, en particular superior para las mujeres.