La UNTHA comenzó en 1998, como un espacio de encuentro de mujeres que se dedican al trabajo doméstico. “En estos espacios les explicaba sobre el salario básico, sobre los contratos, la seguridad social y las vacaciones. Muchas no sabían nada de esto y yo me sentía bien compartiendo todo este conocimiento,” señala Lenny.
Actualmente, la UNTHA ha sido reconocida jurídicamente como un sindicato que apoya y defiende los derechos de las personas en Ecuador que son trabajadoras remuneradas del hogar y está formado por más de 300 mujeres de distintas provincias del país. “Ya nos reconocen, saben quiénes somos, nos escuchan y nos apoyan, pero aún queda mucho por hacer y lo vamos a seguir haciendo porque en la lucha de los derechos, no podemos parar”, señala con optimismo Quiroz.
Avances y retos
En Ecuador, el trabajo remunerado del hogar está amparado en múltiples leyes y disposiciones legales que van desde la Constitución (donde se establece el derecho al trabajo como un derecho individual y un deber social), la Ley Orgánica para la Justicia Laboral y el reconocimiento del trabajo en el hogar, la Ley para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, el Código de la Niñez y Adolescencia hasta la ratificación de los Convenios 189 y 190 de la OIT.
Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer para garantizar, de forma integral, los derechos de las trabajadoras remuneradas del hogar aún más cuando ha sido uno de los sectores económicos más golpeados por la crisis del COVID-19, enfrentando mayores probabilidades de desempleo, poniendo en riesgo la generación de medios de vida y, por ende, impactando directamente en su bienestar y el de sus familias.
“La pandemia ha significado para nosotras un gran retroceso. Muchas de nuestras compañeras perdieron sus trabajos, otras siguieron trabajando puertas adentro, otras se arriesgaban todos los días a contagiarse ellas, a sus familias y a las familias que cuidaban, incluso se han dado caso de violencia y acoso sexual”, advierte Lenny.
Para Quiroz, el reto principal es sensibilizar a las y los empleadores sobre la importancia y necesidad de afiliar a la seguridad social a sus trabajadoras, pero también enfatiza la necesidad de que las propias trabajadoras conozcan sus derechos y los exijan, “por eso desde nosotras mismas debemos hacer que se respeten nuestros derechos, si nosotras conocemos lo que por derecho debemos recibir, lo vamos a exigir”.
Alianzas para alcanzar la igualdad
Para Lenny Quiroz, uno de los aspectos más importantes para poder avanzar hacia la garantía de los derechos de las personas trabajadoras remuneradas del hogar es poder involucrar a la sociedad civil, organizaciones internacionales, entes rectores, instituciones públicas y privadas. “Contar con estos respaldos nos anima a seguir trabajando, porque no lo estamos haciendo solas,” subraya la sindicalista.
En Ecuador, ONU Mujeres forma parte de la Mesa Interinstitucional por los derechos de las Trabajadoras Remuneradas del Hogar, ámbito integrado por organizaciones sociales de mujeres, sindicatos de trabajadores, representantes de la academia, organizaciones no gubernamentales y el Estado. Esta Mesa busca, a través de diferentes acciones, avanzar en el reconocimiento y garantía de los derechos económicos, laborales, sociales y de salud de las trabajadoras del hogar en Ecuador.
“Con el apoyo de la Mesa hemos conseguido que las autoridades nos escuchen. Este apoyo nos permite seguir impulsando que se conozcan nuestros derechos, que se reconozca que el trabajo del hogar es un empleo digno y que nuestra aportación es importante para el desarrollo del país”, manifestó Quiroz.
La esperanza, la fortaleza y la lucha se reflejan en la sonrisa de Lenny Quiroz, pero ella señala que es la esperanza de todas sus compañeras que se han unido para defender sus derechos y que creen que un futuro en igualdad es posible para todas las personas.