Meredith Cortés Bravo: “Cuidar no puede seguir siendo algo invisible, desvalorizado, que te empobrece o te margina. Tiene que ser un derecho, y como tal, debe ser garantizado y respetado por la sociedad”

Meredith Cortés Bravo, madre de dos hijos y fundadora de la organización Apañales, ha transformado su experiencia personal como cuidadora en una causa colectiva que busca visibilizar, dignificar y sostener el trabajo de cuidados en uno de los territorios más vulnerables del país. 

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Foto: Cortesía de Meredith Cortés Bravo

Como parte del trabajo conjunto entre ONU Mujeres, el Ministerio de Desarrollo Social y Familia y el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, Chile ha dado pasos concretos hacia la construcción de un Sistema Nacional de Cuidados con enfoque de derechos. Durante 2023, se llevaron a cabo 12 Diálogos Ciudadanos de Cuidados en distintas regiones del país, con la participación activa de más de 12.600 personas, en su mayoría mujeres cuidadoras. Esta iniciativa centró las voces y experiencias de quienes cuidan —frecuentemente invisibilizadas— y permitió visibilizar la diversidad de realidades del cuidado en el país.

Más que una consulta, los diálogos #HablemosDeCuidado fueron espacios de escucha, reconocimiento y construcción colectiva de propuestas, marcando un hito en el diseño de una política pública que valore, dignifique y redistribuya el cuidado como pilar del bienestar social. Esta experiencia posiciona a Chile como país pionero en América Latina y el Caribe, al ser el primero en considerar de forma sistemática y representativa la voz de las cuidadoras en toda su diversidad.

En 2025, ONU Mujeres ha continuado este proceso a través de nuevos encuentros territoriales con mujeres cuidadoras en distintas regiones, con el propósito de socializar los resultados de los diálogos ciudadanos y profundizar, desde un enfoque interseccional y territorial, en sus principales demandas y necesidades.  

En 2019, en la Comuna de Alto Hospicio, ciudad de Iquique, en Chile, en medio del estallido social chileno y justo antes del inicio de la pandemia, surge Apañales, una organización que tiene como objetivo acompañar y apoyar a mujeres cuidadoras en espacios de contención, encuentro y visibilización de sus experiencias.  

La organización se dedica a contribuir al bienestar emocional, social y comunitario de quienes cuidan, promueve el reconocimiento de su labor y articula redes que permitan avanzar hacia un sistema de cuidados más justo y colectivo.

En ese contexto de incertidumbre, Meredith Cortés Bravo y un grupo de amigas comenzaron a observar la precariedad que enfrentaban muchas mujeres, sobre todo migrantes, que vivían sin redes de apoyo ni acceso a servicios básicos.  

Lo que comenzó como una entrega solidaria de pañales desechables, evolucionó hacia una propuesta más sostenible: la distribución de ecopañales reutilizables, capaces de durar hasta tres generaciones.

Nuevas perspectivas del cuidado al alcance de todas

En los últimos seis años, la organización ha ampliado su rango de acción. “Desde el año pasado,y hemos fortalecido esta línea de trabajo. Hasta ahora, beneficiamos a aproximadamente 50 mujeres a través de un proyecto que consiste en un ciclo de talleres de confección de toallitas ecológicas, reciclaje de telas y apertura de espacios de conversación sobre maternidad, salud sexual, lactancia y parto respetado, todo desde una perspectiva intercultural con enfoque aymara”, indica Meredith.  

“Estos encuentros, más allá de su componente práctico, se han convertido en espacios de contención emocional y empoderamiento comunitario. Mientras cosemos, hablamos de temas muy profundos. Es una forma de autocuidado colectivo”, explica Meredith.

Uno de los logros más significativos ha sido llevar estos talleres al módulo de maternidad de la cárcel de mujeres de Iquique. Allí, las mujeres privadas de libertad han encontrado en la confección de toallitas ecológicas una herramienta de autonomía y preparación para su reinserción. “Les encantó. Valoran mucho aprender a crear estas soluciones reutilizables”, cuenta Meredith con orgullo.

Meredith resalta la importancia del acceso a la información a todos los niveles necesarios para promover el empoderamiento económico y social de las cuidadoras. “Necesitamos que la información sea accesible, clara y que llegue a los territorios donde están las madres y que las políticas públicas reconozcan que cuidar también es trabajo y que quienes cuidan tienen derechos”, sostiene Meredith. “Es urgente poner el cuidado en el centro porque si seguimos hablándole solo a las que ya están empoderadas, vamos a seguir dejando atrás a muchas”, advierte Cortés.

Apañales promueve una visión del autocuidado que se construye en comunidad. “Romper el silencio, sentirse acompañadas, reconocerse en otras. Eso también es autocuidado”, dice Meredith.

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Foto: Cortesía de Meredith Cortés Bravo

Iniciativas que cambian vidas

La organización también ha sido parte de instancias de diálogo impulsadas por ONU Mujeres, donde compartieron sus vivencias y propuestas. “Que nuestras voces como cuidadoras no se pierdan, sino que puedan alimentar estudios, propuestas y decisiones concretas, ya es un avance enorme”, destaca.

Para Meredith, invertir en proyectos liderados por mujeres no solo es justo, sino estratégico. “Estas iniciativas surgen desde la experiencia directa. Cuando se invierte en una organización de mujeres, se apoya a muchas más. Funcionamos como una red de apoyo viva, como un árbol con muchas ramas que alcanza lugares donde no llegan ni las oficinas ni los programas institucionales. A través de estas iniciativas, se fortalecen los lazos entre mujeres, se genera comunidad, se activa la voz de quienes han estado mucho tiempo en silencio”.

El mensaje de Apañales es claro: cuidar debe ser un derecho, no una condena a la precariedad: “No puede seguir siendo algo invisible, desvalorizado, que te empobrece o te margina. Tiene que ser un derecho garantizado y respetado por la sociedad”, concluye Meredith.

Cortés destaca el vínculo inexorable entre las políticas públicas y el cuidado y advierte sobre los riesgos que hoy existen. “Las políticas públicas deben garantizar que cuidar no signifique caer en la quiebra económica. Hoy, eso es exactamente lo que sucede: una mujer que detiene su actividad laboral para cuidar, sin contar con redes de apoyo ni respaldo institucional, enfrenta un colapso económico, emocional y social. Si no tiene contrato, si no tiene acceso a una red pública de cuidados que la sostenga, queda completamente desprotegida”, advierte Cortés.

Meredith reflexiona sobre los desafíos persistentes en materia de cuidados. “Nuestro sistema de licencias, jardines infantiles y espacios laborales está diseñado como si las mujeres no cuidáramos. Y eso nos obliga a elegir entre criar o trabajar. En la mayoría de los casos, significa precarizarnos en ambos ámbitos”, resalta Meredith. “Las políticas públicas deben partir desde este reconocimiento: que el cuidado es un trabajo, que somos muchas, y que sin nosotras no se mueve nada”, afirma.

En un país donde el trabajo de cuidados sigue recayendo casi exclusivamente en las mujeres, experiencias como la de Apañales iluminan el camino hacia un futuro más equitativo. Un futuro donde cuidar no signifique desaparecer, sino florecer en comunidad.