Sara Pajuelo: “Aprendí a valorar lo que hago, a reconocer que cuidar también es un trabajo, aunque en mi caso no sea remunerado”
Sara Celestina Pajuelo Calixto vive en el asentamiento humano Terrazas de Villa - Cerro Papa, en Villa El Salvador. Su vida gira en torno al cuidado de su hija y de su hogar. Forma parte del grupo de mujeres que participan en el proyecto “Transformando las Economías del Cuidado”, desarrollado por ONU Mujeres, con el financiamiento de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), en países de la región como México, Perú, Ecuador, República Dominicana y Panamá.
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A través del proyecto, Sara fortaleció su liderazgo y participó del proceso de elaboración del Plan de Cuidados. Cuenta que las herramientas que obtuvo en las instancias de formación le dieron una nueva perspectiva al trabajo que realizaba todos los días.
“Antes, eso lo veía como algo natural, como algo que simplemente me tocaba hacer, pero desde que participé en el proyecto Transformando las Economías del Cuidado, con ONU Mujeres, he empezado a ver las cosas de una manera diferente”, señaló Pajuelo.
“Aprendí a valorar lo que hago, a reconocer que cuidar también es un trabajo, aunque en mi caso no sea remunerado. Y no solo aprendí yo: ahora cuando converso con mis vecinas, con mi familia, también comparto lo que he aprendido; no me lo guardo. Hablo de la importancia del autocuidado, del tiempo propio, de la corresponsabilidad, de la necesidad de repartir mejor las tareas en casa, y de que no tenemos que cargar solas con todo”, dijo Sara.
Sarita en el mural de los cuidados en Cerro Papa. Foto: ONU Mujeres Perú / María Pía Molero Mesía.
Participar para transformar: el derecho al cuidado desde la voz de la comunidad
Participar en la elaboración del Plan de Cuidados le ha dado a Sara confianza en sí misma y descubrió que el cuidado no es solo una responsabilidad individual, sino un derecho que debe ser garantizado por el Estado y compartido por todas las personas.
“Pusimos sobre el papel lo que vivimos cada día, como la falta de acceso a servicios básicos, la dificultad para movernos si alguien se enferma, más aún si se trata de personas con discapacidad y adultos mayores que necesitan asistir a los servicios de cuidado, el peligro de vivir en una zona sin pistas ni veredas, sin posta médica cerca. Nos escucharon y presentamos ese plan a la municipalidad. Eso me hizo sentir parte de algo más grande, de una comunidad que lucha junta”, sostuvo Sara.
Sarita en el mirador de Terrazas de Villa, Cerro Papa. Foto: ONU Mujeres Perú / María Pía Molero Mesía.
Cerro Papa tiene una población de alrededor de cinco mil personas, muchas de ellas en situación de vulnerabilidad, que enfrentan múltiples necesidades. A través del proyecto se están articulando junto al área de la mujer de la Municipalidad, capacitaciones y ferias del cuidado.
“Por primera vez, nos organizamos como comunidad, vecinas y vecinos, para participar en una feria impulsada conjuntamente por ONU Mujeres y la Municipalidad. Ese día, más de 15 servicios vinculados al cuidado y al autocuidado llegaron a nuestro cerro: instituciones del Estado, organizaciones privadas y universidades se hicieron presentes, acercando servicios fundamentales a quienes más los necesitamos. Fue una jornada transformadora que marcó un antes y un después para nuestra comunidad”, indicó Sara.
Sara reconoce el papel que desempeñan las autoridades en valorar los cuidados y quienes los realizan. Considera que el trabajo que realizan las mujeres tanto en casa como en comunidad no debe ser ignorado, por el contrario, el tiempo que dedican a cuidar, acompañar y sostener tiene que ser valorado.
Sarita en el mural de los cuidados en Cerro Papa. Foto: ONU Mujeres Perú / María Pía Molero Mesía.
“Pido a las autoridades que inviertan en nosotras, que nos den herramientas para seguir aprendiendo, para seguir formando comunidad, para tener un trabajo digno, remunerado. Y que no solo escuchen, sino que también actúen. Que hagan realidad lo que ya está escrito en el Plan de Cuidados que construimos con tanto esfuerzo”, subrayó Sara. “Para mí, cuidar también es organizarse, es compartir lo que una sabe, es luchar por vivir mejor. Yo he empezado ese camino”.
Acerca del Proyecto “Transformando las Economías del Cuidado”, desarrollado por ONU Mujeres, con el financiamiento de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID)
En Perú, desde el proyecto, se han impulsado dos experiencias piloto de políticas de cuidado a nivel territorial en los distritos de Comas y Villa El Salvador, en Lima Metropolitana. Entre los principales avances destacan:
- Más de 350 personas cuidadoras —90% mujeres cuidadoras no remuneradas— fortalecieron sus capacidades en cuidados básicos y autocuidado.
- 70 funcionarias y funcionarios públicos fueron capacitados en políticas de cuidado, fortaleciendo las capacidades institucionales para una gestión más corresponsable desde los gobiernos locales.
- Más de 2,500 personas participaron en acciones comunicacionales de alto impacto —ferias, festivales, activaciones urbanas y muralizaciones— que pusieron los cuidados en el centro del espacio público.
- 16 organizaciones de la sociedad civil —juntas vecinales, ollas comunes, comedores populares, organizaciones culturales, centros educativos, entre otras— se involucraron activamente en las experiencias locales de cuidado.
- Se elaboraron propuestas de ordenanzas municipales que visibilizan el derecho al cuidado en el ámbito local y sientan las bases para institucionalizar esta agenda desde los gobiernos distritales.