Estereotipos y representación afrodescendientes, límites y desafíos

A solo un año de que concluya el Decenio Internacional para los Afrodescendientes (2015-2024), aún quedan muchos pendientes para cumplir con su objetivo de reforzar las acciones y medidas que garantizan el pleno ejercicio de los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos de las personas afrodescendientes, así como su participación plena y equitativa en la sociedad.  

Mujeres jóvenes afrodescendientes de diferentes comunidades coinciden en que, por un lado, los estereotipos creados en torno a lo “afro” y por otro, la invisibilización y falta de representación, son las problemáticas más frecuentes que encuentran para la participación política y comunitaria. Estas problemáticas están más ligadas a cuestiones estructurales como el racismo y el patriarcado que a condiciones demográficas dado que la población afrodescendiente de América Latina y el Caribe es de 134 millones de personas, un 21 por ciento de la población total de la región.

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Según las estimaciones de la CEPAL en 2020, se trata de más de 108 millones de personas en Brasil, que representa el 50,9 por ciento de la población; un 95,5 por ciento de la población haitiana (más de 10 millones de personas); y entre un 7 por ciento y un 10 por ciento de la población de otros cinco países (Colombia, Costa Rica, Ecuador, Panamá y República Dominicana). En México, 2.5 millones de personas se reconocen como afromexicanas y representan 2 por ciento de la población total del país. Los estados con mayor población afromexicana son: Guerrero, Estado de México, Veracruz, Oaxaca y la Ciudad de México. 

Las mujeres tienen derecho a estar representadas y a ser consultadas por igual en las decisiones. Las mujeres más jóvenes, en particular, vienen expresando cada vez más su opinión sobre temas de importancia internacional, como el cambio climático, la pobreza, el racismo, la salud y la diversidad sexual.  

Por tal motivo, y en el marco del 70 Aniversario del voto de las mujeres en México, ONU Mujeres, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD); el Fondo de Población de las Naciones Unidas en México (UNFPA); el Departamento de Asuntos Políticos y Consolidación de la Paz de la ONU (DPPA), junto con el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), realizaron el primer Encuentro nacional de mujeres afromexicanas, a fin de establecer elementos suficientes que permitan contar con un análisis para generar un diagnóstico y una agenda conjunta que impulse garantizar sus derechos político-electorales. 

En este encuentro participaron más de cien mujeres que se encuentran ejerciendo cargos en ámbitos municipales, comunitarios y agrarios, de las entidades federativas de: Guerrero, Oaxaca y Veracruz. 

Visibilización y nuevas agendas 

Sheila Zamudio Beltrán, originaria de Veracruz, actualmente radica en la ciudad de Puebla, es Licenciada en Relaciones Internacionales y coordinadora de la Red Nacional de Juventudes Afromexicanas.  

A muy temprana edad, Sheila comenzó a reflexionar sobre la afrodescendencia. En su infancia no era muy consciente del tema de la racialización hasta que leyó el cuento de Ana Machado, “La niña bonita”, vio las imágenes, y asegura que ese fue el momento que se sintió representada por primera vez. 

“Ella es como yo, ella también tiene el cabello rizado, negro, vivía con su abuela, porque también mi abuela fue muy importante en mi educación. Siempre en las historias que nos cuentan nos ponen como la princesa caucásica, blanca rubia y no te identificas con esos cuentos o historias.”  

Este es un punto en común con su amiga, Leslie Guadalupe Cruz Zamora, oriunda de Tamiahua, Veracruz, tesista de la carrera de historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UAP, quien señala la lectura de este texto como un momento revelador.  

Leslie cuenta que la discriminación y el bullying era algo corriente en su infancia. Recuerda que le decían “Tú no puedes jugar con nosotras porque tú no te ves como Blancanieves... Eres negranieves”.   

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Leslie Guadalupe Cruz Zamora. Foto: ONU Mujeres / Carmen Martínez.

Para Sheila, el principal reto, “es luchar contra la invisibilidad que hay porque es un genocidio histórico y el segundo, el racismo y la discriminación”. Sin embargo, en su carácter de representante de la juventud, ella considera que la visibilización tiene que ir más allá e incluir las nuevas agendas. “Las agendas están cambiando constantemente. Y si nosotras no somos la voz, las personas que actualmente están o que estuvieron en el movimiento anteriormente no lo van a visibilizar. Hoy hablamos de salud mental, de salud sexual y reproductiva, de diversidad sexual. Tenemos que cuestionar si verdaderamente estamos siendo el presente y si la respuesta es no, pues hay que accionarlo”, concluyó. 

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Sheila Zamudio Beltrán. Crédito: ONU Mujeres / Carmen Martínez.

Sí, podemos hacerlo 

María Dolores Rosas Jul, conocida como Maridol, tiene 25 años y es de Acapulco, Guerrero, pero actualmente vive en Ciudad de México. Es abogada y se dedica a la defensa de los derechos humanos y afirma que las mujeres afromexicanas enfrentan varios retos al ejercer la participación política tales como el racismo, la falta de incentivos, acceso a educación, de cuotas afirmativas y de un andamiaje estructural y del propio Estado. Asimismo, señala que la estigmatización que surge de la estereotipación de las personas afro como poco capacitadas, sin cualidades suficientes para acceder a ciertos cargos, sumado a los estereotipos de género, obstaculiza aún más la participación.  

Para Maridol la clave es ampliar la participación política entendiendo que las regiones afromexicanas en el país tienen necesidades muy específicas. “Que se pueda atender lo que cada comunidad y cada región necesita porque es tan diversa y plural la comunidad afromexicana que es muy importante que haya representación de cada región”, asegura. 

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María Dolores Rosas Jul. Crédito: ONU Mujeres / Carmen Martínez.

Precisamente la propia invisibilidad, en primer lugar, del pueblo afro y ya en segundo lugar de las mujeres afro, también son los principales desafíos que encontró Rosa María Hernández Pita, originaria del municipio de Cuitláhuac, en el estado de Veracruz, síndica única municipal por acciones afirmativas afro y presidenta del Consejo Afro Veracruzana. 

“Estamos hablando de que Veracruz fue la puerta de entrada a la población negra en México, sí por el puerto de Veracruz, fue el puerto legal del comercio de esclavos. Entonces, por Veracruz entraron muchísimos ancestros. Nuestro estado durante muchos años ha tenido un importante trabajo cultural, pero el trabajo social era lo que más hacía falta”, explica Rosa María.  Ella recuerda que cuando llegó al consejo consultivo se enfrentó con dos consejeros anteriores que eran de Oaxaca y veía que todos los hermanos de los pueblos indígenas iban con sus trajes. Entonces, tomó la decisión de presentarse en el Consejo, junto a otra mujer y un hombre con sus turbantes traídos de Veracruz para reinvindicar sus orígenes.  

Por último, todas coinciden en la importancia que las mujeres afromexicanas participen en la vida política y que ocupen cargos para poder trabajar por sus comunidades y seguir luchando contra los esterotipos, el racismo y ser ejemplo para las nuevas generaciones.  

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Rosa María Hernández Pita. Crédito: ONU Mujeres / Carmen Martínez.

 

Nota: Estas publicaciones buscan estimular un debate propositivo en torno a los principales temas de interés para el avance de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en América Latina y el Caribe. Los conceptos expresados por las personas entrevistadas para la producción de nuestros contenidos editoriales no reflejan necesariamente la posición oficial de ONU Mujeres y agencias del Sistema de Naciones Unidas.