Guardianas del manglar siembran semillas de cambio en la costa pacífica de Colombia

Las “mujeres concheras” de la costa pacífica de Nariño han promovido durante muchas generaciones la recolección y el uso sustentable de un molusco nativo llamado piangua. Ellas están a la vanguardia de la mitigación del cambio climático liderando la conservación de los manglares.

Son las siete de la mañana en Tumaco, un municipio costero de Nariño, Colombia. Anabel Magallanes camina por el bosque de manglares durante la marea baja mientras busca la piangua o concha, un molusco rico en nutrientes nativo de esta zona y utilizado en la cocina tradicional del suroccidente de Colombia.

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Una vista aérea del estuario de San Luis en Tumaco, Colombia, muestra a miembros de la organización ACOPI, socio de la iniciativa 'Raices', trabajando para restaurar el bosque de manglares plantando plántulas y eliminando desechos. Foto: ACOPI Seccional Nariño

“Llegamos en la mañana, hacemos un ritual, pidiendo permiso al manglar para recolectar [piangua]”, explica Magallanes. “Nos lleva entre tres y cuatro horas, dependiendo de la subida de la marea, ya que las conchas se encuentran en el manglar. Volvemos a nuestras casas y hacemos un proceso de limpieza para venderlo localmente o preparar platos tradicionales”.

Magallanes es parte de un grupo de “mujeres concheras” en Tumaco que han recolectado, vendido y cocinado piangua a mano durante generaciones. Los moluscos en forma de concha que viven alrededor de las raíces de los manglares son una importante fuente de ingresos para la comunidad local y parte de su cocina ancestral. Sin embargo, la deforestación de los manglares pone en riesgo la piangua. Los lugareños estiman que su recolección se ha reducido en un 40 por ciento en los últimos años.

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Anabel Magallanes muestra una concha que contiene la piangua cosechada artesanalmente en Tumaco, y un cuadro que representa los esteros llenos de manglares donde se recolectan. Foto: ONU Mujeres/Luis Ponce

La mayor parte de la recolección la realizan mujeres que observaron y aprendieron formas sostenibles de cosecharla y procesarla de otras mujeres de sus familias y comunidades, también aprendieron la importancia de la conservación de los manglares para que la piangua pueda prosperar. A través del programa Raíces: Mujeres Sembradoras de Cambio, liderado por ONU Mujeres, con financiamiento del Gobierno de la República de Corea, y en coordinación con el Gobierno colombiano y el UNFPA, dos organizaciones locales – Raíces del Manglar y Asopezconcha – se apoya el empoderamiento económico de las mujeres locales y la conservación de los manglares.

Cultura y conservación van de la mano en Tumaco

Cerca de 100 mujeres concheras han plantado 6.000 plántulas de manglar para ayudara la recuperación de tres hectáreas de bosques de manglares ya que éstos actúan como un filtro natural para purificar el agua y benefician a toda la comunidad.

Magnolia Ordoñez, de la Asociación Raíces del Manglar, comenzó a recolectar piangua cuando tenía siete años. Hoy tiene 53 años y sigue siendo una mujer conchera que ayuda con la conservación de los manglares y mantiene vivas las tradiciones de la piangua.

“Para mí el manglar representa una conexión(…) también es nuestra familia, y por eso queremos limpiarlo y protegerlo”, dijo Ordoñez.

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Magnolia Ordoñez, de la Asociación Raíces del Manglar, es una conchera, una recolectora de pingua, un molusco sin cáscara que se encuentra entre los manglares de la ciudad costera del Pacífico de Tumaco, Colombia. Ella recolecta piangua no sólo para sustentar a su familia con la venta de este molusco, sino también como parte de la tradición y cultura local. Foto: ONU Mujeres/Luis Ponce

Esfuerzos ecológicos para aumentar los ingresos y el liderazgo de las mujeres

Ordoñez y otros socios de la iniciativa dedican alrededor de 18 horas cada semana a limpiar y reforestar manglares y también a recolectar piangua. Algunos hombres se han unido al grupo para manejar las lanchas de transporte y ayudar a las mujeres a cargar la cosecha. Las mujeres concheras perciben alrededor de un millón de pesos colombianos (aproximadamente 256 dólares estadounidenses) cada mes, lo que les proporciona un ingreso complementario.

Tumaco ha sido testigo de muchos problemas sociales debido a la presencia de grupos armados ilegales, lo que ha impactado las vidas y los medios de subsistencia de las mujeres. Sin embargo, imperturbable ante los desafíos, Ordoñez motiva a otras mujeres a unirse a los esfuerzos de conservación y recolección de piangua. Desde empanadas hasta tamales, ceviches y sancocho (sopa tradicional colombiana), la piangua se utiliza en muchas recetas diferentes.

“Hemos aprendido la resiliencia de los manglares”, reconoció Ordoñez, y agregó que, aunque son expertas en la recolección de piangua, aprendieron sobre planificación empresarial, gestión financiera y la importancia de apoyar a otras mujeres a través del programa Raíces: Mujeres Sembradoras de Cambio. "Nos ha dado nuevas esperanzas y ha resaltado nuestro papel en la comunidad", consideró.

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Plantado por miembros de la organización ACOPI, socio de la iniciativa 'Raices', un retoño de manglar crece en el estero de San Luis, en Tumaco, Colombia. Foto: ACOPI Seccional Nariño

También se espera que el programa apoye el suministro de tecnología mejorada para reducir el tiempo que le toma a las mujeres procesar la piangua.

“Ser mujer conchera no es sinónimo de pobreza sino todo lo contrario”, afirmó Magallanes y agregó:“Significa ser una mujer guardiana de los manglares de nuestra costa pacífica nariñense.”

“Las mujeres, en su diversidad, juegan un papel fundamental en la acción climática”, destacó Bibiana Aído, Representante de ONU Mujeres en Colombia. “Su liderazgo, conocimiento de los territorios, adaptabilidad y resiliencia son fundamentales para abordar los desafíos ambientales que enfrentamos en Colombia y en el mundo”, agregó.

A través de actividades de promoción y programas, ONU Mujeres apoya el liderazgo y la participación de las mujeres en la acción climática y la toma de decisiones para un futuro sostenible para todos.