En palabras de Gabriela Cabrera: "El primer desafío fue compatibilizar el trabajo con el ámbito familiar”

Gabriela Cabrera nació en el pueblo Egaña, que hoy cuenta con 800 habitantes, el mismo está ubicado en el departamento de Soriano, Uruguay. Hace más de 26 años que forma parte de la directiva de la empresa Manos del Uruguay, un espacio social de cooperación y valorización de la artesanía nacional, una organización sin fines de lucro que reúne a artesanas del todo el país. Desde ese lugar, Gabriela ha trabajado apoyado e incentivado a artesanas independientes de todo el país, apostando al desarrollo creativo, la calidad y al fortalecimiento de las identidades culturales.

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Foto: ONU Mujeres/ Micaela Bidegain

icon Vengo de una familia del medio rural. Mi mamá era la cabeza de familia, teníamos un pequeño tambo donde se ordeñaban cuatro o cinco vacas para darle leche a la gente del pueblo. De eso vivíamos con mis hermanos.

Comencé a trabajar en Manos del Uruguay cuando tenía 17 años. Hasta el momento había estado haciendo un sacrificio importante para poder estudiar educación secundaria porque en mi localidad sólo había escuela primaria.

Yo ingresé a la cooperativa el 4 de agosto de 1988, me acuerdo como si fuera hoy porque es de esas cosas que a uno se le graban en la mente. Entré a ovillar a mano, me enseñaron a tejer y me contaron en que constaba un trabajo en una cooperativa. Manos del Uruguay tenía ya muchos proyectos que apostaban a empoderarnos y darnos posibilidades a las mujeres del interior. En esa etapa formé mi familia, me casé y tuve dos hijos varones. Ahora tengo una nieta que hoy cumple 7 meses.

El primer desafío fue compatibilizar el trabajo con el ámbito familiar. No es fácil. Manos del Uruguay siempre fue muy flexible, muy consciente de las necesidades de las mujeres y de darles apoyo en lo que ellas requerían para continuar trabajando y arraigadas a su comunidad. Hoy tenemos la posibilidad de llevar a nuestros hijos a algún centro de atención a la infancia que fundó la cooperativa en muchas localidades del interior.

En Manos del Uruguay ya somos 12 cooperativas integradas por 17 localidades. El desafío más importante que tenemos hoy es sostener la fuente de trabajo, pero no es fácil. Lo que nos falta es un mercado estable para tener un ingreso constante.

Lo que quería transmitir a todas las mujeres sin posibilidades, pero sí con ganas de hacer cosas, es que con responsabilidad y compromiso se puede. Creo que todas podemos en la medida que queremos y nos comprometemos. Por nuestros hijos, por nuestras familias, pero sobre todo, por nosotras mismas”.


 

ODS igualdad de generoODS 8: Trabajo decente y crecimiento económico

Gabriela Cabrera, de 51 años, forma parte de la directiva de la empresa Manos del Uruguay, una organización sin fines de lucro, que hoy abarca a 250 artesanas agrupadas en 12 cooperativas. Realizan prendas en lana y artesanías de calidad en madera, cerámica, cuero, guampa y mate. Manos del Uruguay es miembro de la organización mundial del comercio justo (WFTO) desde el año 2009.

El trabajo de Gabriela contribuye al Objetivo de Desarrollo Sostenible N.° 8, que promueve el empleo productivo y decente para todas las personas, así como con el Objetivo de Desarrollo Sostenible N.° 5 que se propone eliminar todas las formas de discriminación y violencia contra las mujeres y las niñas, y garantizar la igualdad de oportunidades para el liderazgo a todos los niveles de la toma de decisiones en la vida política, económica y pública.