VIH y SIDA

LAC

La desigualdad de género contribuye a la propagación del VIH. Puede aumentar las tasas de infección y reducir la capacidad de las mujeres y niñas para hacer frente a la epidemia puesto que, a menudo, tienen menos información sobre el VIH y menos recursos para poner en práctica medidas preventivas. Asimismo, encuentran impedimentos a la hora de negociar prácticas de sexo más seguro debido a las dinámicas de poder desiguales respecto a los hombres. La violencia sexual, una violación generalizada de los derechos de las mujeres, acrecienta el riesgo de transmisión del VIH. Los datos disponibles parecen indicar que el matrimonio puede ser un factor de riesgo importante, especialmente para las jóvenes y niñas.

Muchas mujeres que viven con el VIH luchan contra el estigma y la exclusión, que se ven agravadas por la falta de derechos. Las mujeres viudas a causa del SIDA o que viven con el VIH pueden verse obligadas a hacer frente a litigios sobre la propiedad con sus familias políticas, que se complican por su limitado acceso a la justicia para defender sus derechos. Independientemente de si ellas mismas viven con el VIH, las mujeres generalmente asumen una carga desproporcionada del cuidado de personas que están muriendo de SIDA o que lo padecen, además de las/os huérfanas/os sobrevivientes. Esto a su vez puede reducir sus perspectivas de disfrutar de educación y empleo.

Nuestras soluciones

ONU Mujeres incorpora perspectivas de igualdad de género y de derechos humanos a su labor con respecto a las mujeres, el VIH y el SIDA. Promovemos estrategias relacionadas directamente con los factores que impulsan la epidemia, como la violencia contra las mujeres, la negación de los derechos legales y la participación limitada de las mujeres en la toma de decisiones. Nuestra estrategia más importante es empoderar a las mujeres y garantizar sus derechos para que puedan protegerse contra la infección, superar el estigma y obtener un mayor acceso al tratamiento, la atención y la ayuda.

Nuestros programas contribuyen a dar mayor voz a las mujeres que viven con el VIH mediante estrategias que fomentan su liderazgo y participación significativa en todas las decisiones y medidas necesarias para reaccionar ante la epidemia. Buscamos vías para integrar la igualdad de género y los derechos de las mujeres en estrategias, políticas, presupuestos, instituciones y marcos para la rendición de cuentas. Algunas de nuestras iniciativas abordan las múltiples interrelaciones entre el VIH y la violencia contra las mujeres. Otras impulsan el acceso a la justicia de las mujeres en el contexto del VIH, prestando especial atención a los derechos fundamentales sobre la propiedad y la herencia.

Nuestros programas se rigen por las principales reglas y normas mundiales, como la Declaración política sobre el VIH y el SIDA: intensificación de nuestro esfuerzo para eliminar el VIH y el SIDA de 2011, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, la Plataforma de Acción de Beijing y la Declaración del Milenio.

En junio de 2012, ONU Mujeres se convirtió en el 11º organismo copatrocinador de ONUSIDA, un paso importante para garantizar que la igualdad de género sea una parte esencial de la acción mundial contra el VIH y el SIDA.

Los compromisos en materia de igualdad de género en la respuesta al VIH/SIDA no se han traducido en políticas, programas y presupuestos que respondan adecuadamente a las necesidades específicas de mujeres y niñas en América Latina. A pesar del creciente reconocimiento de la relación entre violencia contra las mujeres y VIH, muchos gobiernos aún no han integrado estos temas a través de enfoques transformadores y, por otra parte, no se han atendido las necesidades específicas de mujeres y niñas indígenas viviendo con VIH. ONU Mujeres trabaja por fortalecer las redes de mujeres viviendo con VIH, particularmente mujeres indígenas y afectadas por la violencia, para que puedan incidir y dar forma a las respuestas nacionales al VIH/SIDA en siete países latinoamericanos e integrar con mayor fuerza la dimensión de igualdad de género de la epidemia en los procesos de planificación nacionales y regionales.

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