Día internacional de los cuidados y el apoyo

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URUGUAY - COLUMNA DE OPINIÓN

29 de octubre: Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo

En agosto de 2023, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 29 de octubre como el Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo con el fin de “concienciar sobre la importancia de los cuidados y el apoyo y su contribución clave a la consecución de la igualdad de género y la sostenibilidad de nuestras sociedades y economías, y sobre la necesidad de invertir en una economía del cuidado resiliente e inclusiva”.

En marzo del presente año, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) celebró audiencias en el marco de la solicitud de opinión consultiva referida a “El contenido y el alcance del derecho al cuidado y su interrelación con otros derechos”, presentada por la República Argentina. Dicha solicitud busca que la Corte determine con precisión los alcances del cuidado como derecho humano, así como las obligaciones que, al respecto, son exigibles a los Estados. La misma contó con el apoyo de 129 amicus curiae, o sea, organizaciones, estados e instituciones académicas que emitieron sus argumentos a favor de la solicitud realizada por Argentina. En dichas instancias, se presentaron los fundamentos del derecho a cuidar, a ser cuidado y al autocuidado, en referencia al trabajo de cuidado remunerado y no remunerado, a las particularidades que presenta el derecho a cuidar en niños, niñas y adolescentes, personas mayores y con discapacidad, con enfermedades o con afectaciones a la salud mental. Se espera que a fin de año la Corte se exprese sobre dicha solicitud.

En nuestra región, en noviembre de 2022 durante la XV Conferencia Regional de la Mujer, organizada por la CEPAL y ONU Mujeres en Argentina, se acordó el Compromiso de Buenos Aires, que propone un camino para avanzar hacia la sociedad del cuidado, con acuerdos en áreas novedosas para una recuperación transformadora con igualdad de género y sostenibilidad.

Uruguay ha sido el país pionero en el camino del reconocimiento del cuidado como un derecho humano; y de la necesidad de redistribución y reducción del trabajo no remunerado. Desde noviembre de 2015 se consagró el derecho a cuidar y a ser cuidado a través de la Ley n.º 19.353 de creación del Sistema Nacional Integrado de Cuidados (SNIC). Este marco define que la población amparada por el sistema es, por un lado, la población infantil hasta 12 años, la población con discapacidad y las personas mayores de 65 años que carecen de autonomía para atender sus necesidades básicas; y, por el otro, la población que presta servicios de cuidados. A su vez, se establece que el sistema debe velar por los principios de: universalidad, progresividad, articulación y coordinación de las políticas, la calidad, la inclusión de las perspectivas de género y generaciones, y la solidaridad en el financiamiento.

A nueve años de su aprobación, se han implementado dos planes de cuidados (el primero 2016-2020 y el segundo 2021-2025). En el primer plan se propuso la ampliación de la cobertura de los servicios de cuidado infantil (con énfasis en el tramo de 0 a 3 años) y la creación de nuevos servicios para la población en situación de dependencia. Entre los más novedosos se encuentra la instalación de los centros SIEMPRE (en acuerdo entre sindicatos y empresas) que permite la cobertura de niños y niñas hasta 12 años en horario extendido (máximo 8 horas); el diseño e implementación del programa de Asistentes Personales para la población con dependencia severa, los Centros de Día y el servicio de Teleasistencia para la población con dependencia leve o moderada. También se desarrolló la formación y certificación de competencias en Atención de la Dependencia para quienes trabajan en estos servicios y en residenciales, y se avanzó en la adecuación de la regulación de servicios como los residenciales de larga estadía para que incluyan una evaluación social (además de la sanitaria). Ello implicó una inversión incremental en 2020 de 3.085 millones de pesos que representó el 0.2 % del Producto Bruto Interno.

El segundo plan se propuso continuar trabajando en las oportunidades de mejora del SNIC. En particular se revisó la implementación de algunos programas como el de Asistentes Personales, instrumentando la modalidad colectiva a través de cooperativas con el fin de generar un mayor respaldo a las familias, pero también para quienes cumplen el rol de asistentes personales. Por otro lado, en ámbitos educativos se creó la figura del Facilitador de Autonomías para atender niños y niñas con dependencia moderada y severa para avanzar hacia una educación inclusiva.

También se instalaron dos nuevos centros SIEMPRE, se siguieron otorgando las Becas de Inclusión Socioeducativa que permiten contratar un servicio privado a quienes participan de los programas y no cuentan con oferta pública para el cuidado de los más pequeños (0-3 años) y se regularizó la situación de las Asistentes Personales que estaban ejerciendo su tarea sin contar con la formación. Pero, la restricción presupuestal desde el Presupuesto Nacional 2021-2025 implicó que el sistema no contara con recursos para seguirse desarrollando o ampliando coberturas.

Por lo tanto, teniendo en cuenta que ha tenido continuidad en estas dos administraciones de gobierno, el SNIC en Uruguay aún es perfectible y sigue en construcción. Pero sin dudas el mayor desafío para la siguiente administración será encontrar formas de financiar y hacer sostenible su funcionamiento. En la Ley de creación del sistema, el principio H señala que se debe considerar “la solidaridad en el financiamiento” para asegurar la sustentabilidad en la asignación de los recursos.

En ese sentido, ONU MUJERES plantea que más allá del financiamiento con recursos públicos y copagos (que es la modalidad actual) se incorpore un “fondo solidario de cuidados” (1). Para el caso de Uruguay, dicho fondo podría financiarse con aportes generales (como el Fondo de Reconversión Laboral) donde todas las personas aportan al fondo independientemente de su uso, o como un seguro (como el FONASA) para tener derecho a su uso cuando la persona lo necesite.

Finalmente, además del financiamiento, es necesario también seguir avanzando en la corresponsabilidad de género en los cuidados. Los cuidados atraviesan la vida de todas las personas y las normas sociales han implicado que estos se atribuyan mayoritariamente a las mujeres. En esta línea, urgen acciones de sensibilización y comunicación para impulsar un cambio transformador en la distribución de los cuidados y los roles de género.  

(1)      ONU Mujeres (2022). Financiamiento de los sistemas integrales de cuidados. Propuestas para América Latina y el Caribe.