Mujeres indígenas del Chaco argentino reciben ayuda de FEIM, CHIRAPAQ y ONU Mujeres durante la pandemia por COVID-19

“La pandemia del COVID-19 llegó pronto a nuestros barrios” nos cuenta Aldana Martín González, integrante del Consejo Nativo de la Mujer Indígena del Chaco (CONAMICH), desde el barrio de El Gran Toba, en la ciudad de Resistencia, capital de la provincia argentina del Chaco. Según la Sra. Martín González “la salud, desde una mirada de nuestros pueblos indígenas es el equilibro de nuestro buen vivir, entonces, cuando hablamos del derecho a la salud de los pueblos indígenas, debemos tener presente su salud física, espiritual y emocional. Nuestros antepasados no padecían enfermedades porque vivían en armonía en sus territorios, había buena alimentación, buena medicina, nuestra forma de vida era muy diferente a la actual”. 

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Angélica Choccña Tuero and her niece
Angélica Choccña Tuero y su nieta cosechan lechugas de su biohuerto, su fuente de hortalizas durante los meses de pandemia por coronavirus. Foto: Alex Meza/CHIRAPAQ. 

El Chaco fue una de las primeras provincias argentinas que se vio afectada por la pandemia de COVID-19, en particular en lo que respecta a la salud de los pueblos indígenas, debido a la situación de desigualdad preexistente tanto en lo social como en lo económico. “Las mujeres indígenas que viven en la zona urbana en Resistencia han sufrido la falta de acceso a recursos económicos debido al aislamiento por la enorme cantidad de contagios que padeció el barrio,”continúa Aldana.

En esta situación de necesidad surgió una alianza entre FEIM, CHIRAPAQ y ONU Mujeres para facilitar alimentos, medicamentos y profilácticos en el barrio de El Gran Toba, beneficiando a 930 familias indígenas. En la logística se involucraron el CONAMICH y la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas (CONAMI) que, con el apoyo de las jóvenes indígenas, se encargaron de coordinar la distribución. “Si bien sigue nuestro dolor, por quienes han partido, ha sido un bálsamo saber que no estamos solas en este camino” nos comparte Aldana.

Laura Pérez, una de las jóvenes que colaboró en el reparto, destacó la ausencia del Estado en el barrio y el trabajo de jóvenes y mujeres indígenas para distribuir esta ayuda que “pudieron recibir artesanos y artesanas, la mayoría personas adultas mayores, que fue el grupo más afectado por esta pandemia que profundiza una situación de desigualdad que seguimos combatiendo a través de los lazos de solidaridad indígena”.