En cinco preguntas: "Si además de los desafíos propios de la ocupación le agregamos el “techo de cristal”, el desarrollo de la investigadora se torna más difícil"
Ana Inés Zambrana es Licenciada en Bioquímica de la Universidad de la República y Magíster en Biología del Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (PEDECIBA). Realizó su tesis de grado en el Departamento de Biotecnología del Instituto ETH Zürich (Suiza), donde investigó arroz transgénico, biofortificado con hierro. En cuanto a su tesis de Maestría, investigó diferentes aspectos de la Diabetes tipo 1 y su impacto en la salud cardíaca (realizada en el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable, Uruguay). Además, realizó un Diplomado en Gestión de Proyectos para la Cooperación (FLACSO-OEI) y especializaciones en Comunicación, Extensión y Educación de la Ciencia.Fecha:
Tienes una trayectoria de trabajo en avanzar la igualdad de género en la ciencia a nivel nacional y regional. Sabemos que aún queda mucho trabajo por hacer, ¿qué medidas crees que deben ser prioritarias para avanzar en ese sentido?
En cuanto a la igualdad de género a nivel regional y nacional, considero que es prioritario tener políticas públicas e institucionales que acompañen los trayectos de las científicas en sus carreras.
Debido al sesgo de género y disparidades que tienen su origen en desigualdades históricas (falta de reconocimiento, impedimento de ejercer la carrera o incluso apropiación y plagio de resultados de científicas), las mujeres han sido relegadas de los puestos de toma de decisión y eso a su vez limita el ascenso de otras investigadoras que lideren.
Es así como se forma un círculo vicioso negativo, en el que científicas de larga trayectoria no son reconocidas por su trayectoria y siguen predominando científicos en los grados altos.
Esto desmotiva y quita las ganas de trabajar, no tener posibilidad de ascenso vuelve precaria y frustrante la situación laboral de las investigadoras.
La carrera científica es una actividad que implica mucha imaginación y creatividad, además del nivel técnico y académico para plantear y resolver problemas. Si además de los desafíos propios de la ocupación le agregamos el “techo de cristal”, el desarrollo de la investigadora se torna más difícil. Quedan en el camino personas muy motivadas y con grandes ideas, pero no logran desarrollarse en la ciencia por falta de apoyo institucional y políticas públicas que les permitan permanecer en la academia.
Perteneces a la Academia de Ciencias del Tercer Mundo (TWAS)/UNESCO y desde allí te has dedicado a promocionar la voz de la mujer científica y a visibilizar los aportes hechos por mujeres a la ciencia y la tecnología. En el contexto en el que estamos actualmente, ¿qué nuevos retos tienes y cómo los afrontas?
En el transcurso de mi carrera como investigadora, me he ido interiorizando con las problemáticas de falta de diversidad e inclusión en la ciencia, más allá de la problemática del género.
Existen minorías de nuestra sociedad que no se ven representadas entre los referentes de la ciencia en nuestro país y en la región. El mayor reto que me interpela en este momento es que la democratización de la ciencia aún no se logra de forma universal. Se necesita la visión inclusiva y diversa en la ciencia para que esta responda preguntas que incluyan a las necesidades de toda la sociedad.
Creo que a través de la profesionalización de la comunicación científica (tanto periodistas científicos como científicos que se dedican a la comunicación) se puede lograr que la ciencia sea una herramienta de justicia social, en la que el conocimiento y la producción científica de Latinoamérica ayude a la población a tener más herramientas para tomar decisiones y mejorar su calidad de vida.
¿En qué consiste tu trabajo actualmente?
En las últimas etapas de mi maestría en Biología Molecular enfocada a la salud descubrí mi vocación por la comunicación y educación de la ciencia. Esto me llevó a especializarme en diversos aspectos de extensión de la ciencia y diplomacia científica, además de continuar con mi carrera de investigadora.
Me capacité gracias a UNESCO, la AAAS e INGSA en Diplomacia Científica y en Comunicación de la ciencia con el curso The Art of Science Communication de la ASBMB.
Actualmente, pertenezco al Comité de Extensión y Comunicación de la Ciencia de la ASBMB y soy integrante del colectivo Bardo Científico (https://bardocientifico.com). A su vez, coorganizo las actividades del Festival Gusto a Ciencia en Uruguay, que tiene su origen en el Taste of Science Festival de Estados Unidos (https://tasteofscience.org) y en el Festival de Química de la ACS. Por último, integro la Sección Uruguay de la OWSD y desde la Comisión Directiva impulsamos y entre otras cosas, apoyamos actividades que relacionan la ciencia con la educación y la sociedad con una visión de género.
¿Por qué consideras que es importante fortalecer el empoderamiento de las mujeres en la ciencia?
Al fortalecer y acompañar las trayectorias académicas de las científicas, se desarrollan plenamente en sus carreras.
Al surgir referentes mujeres en la ciencia, las nuevas generaciones ven que es posible “pensarse científica”, porque es real que la motivación puede partir de ver que alguien ya logró ciertas metas.
La carrera académica es muy demandante y requiere de mucha capacitación y especialización, además de trabajo interdisciplinario para llegar a resultados robustos y publicables. Si las investigadoras están en un entorno favorable a la producción científica, tendrán una trayectoria académica más rica. Por otro lado, cuando las mujeres (que somos la mitad de la población mundial) participamos en áreas de desarrollo de la sociedad, más allá de la actividad o profesión que tengamos, la Humanidad se fortalece.
Frecuentemente se perpetúa el estereotipo de que las niñas no son lo suficientemente inteligentes para desempeñarse en las STEM o que los niños tienen mayor afinidad para ello. ¿Qué crees que se puede hacer para revertirlo?
Esta situación que aún permea en el sistema educativo y en la sociedad en general, se puede revertir tomando acciones de promoción de la ciencia en audiencias que vean que es posible hacer investigación de calidad en nuestro país. Es importante fomentar la cultura científica desde edades tempranas por ejemplo a través de los Clubes de Ciencias del MEC que apunta a niños, niñas y jóvenes de todo el país.
Si quieres conocer más sobre las barreras que conducen a las brechas de género en STEM en la región, ponemos a tu disposición el estudio Las Mujeres en la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas en América Latina y El Caribe. El documento presenta un análisis y recoge las políticas y los planes/programas nacionales diseñados para reducir las disparidades entre hombres y mujeres, dando visibilidad a iniciativas exitosas implementadas para atraer más niñas y mujeres jóvenes al campo de las STEM y analiza los desafíos pendientes en la perspectiva de una mayor representación de las mujeres en los empleos del futuro y en la Cuarta Revolución Industrial.