En palabras de Omar Quichimbo: “Una de las mayores satisfacciones de brindar asistencia humanitaria es poder servir a las personas migrantes, refugiadas y de la comunidad de acogida y aportar a sus procesos de resiliencia”.
Omar Quichimbo es maestrante en Cooperación Internacional y Desarrollo. Ha trabajado en proyectos sociales relacionados con la defensa de los derechos de la niñez y formación ciudadana, así como de acceso a tecnologías de información para jóvenes. Actualmente forma parte del proyecto Caminando como asistente técnico en ayuda humanitaria en Sucumbíos y Esmeraldas.
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Dentro del proyecto Caminando, me desempeño como asistente técnico en ayuda humanitaria para las provincias de Sucumbíos y Esmeraldas. En estas provincias, hemos trabajado en tres diferentes líneas: el empoderamiento económico de mujeres a través de la generación de medios de vida, el fortalecimiento institucional de actores en clave de las capacidades de atención y protección a mujeres y niñas y la realización de estudios con enfoque de género, así como el fortalecimiento de iniciativas para prevenir la explotación y abuso sexual de mujeres y niñas migrantes, refugiadas y de la comunidad de acogida que se encuentren en situación o en riesgo de violencia basada en género. Paralelamente, trabajamos con hombres migrantes, refugiados y de la comunidad de acogida en un proceso de sensibilización en masculinidades no violentas y corresponsables para lograr la igualdad de género.
Estas acciones fortalecen y apoyan la construcción de la paz ya que permiten el desarrollo de iniciativas de generación de ingresos, que es un aporte significativo para la autonomía de las mujeres en zonas de frontera, y fortalecen el sistema de protección, contribuyendo a la prevención y respuesta a las necesidades de mujeres y niñas sobrevivientes de violencia.
El proyecto Caminando nos permite brindar asistencia humanitaria a las personas migrantes en la provincia y en Ecuador de diferentes maneras. Las personas migrantes que se han visto obligadas a dejar su país generalmente sufren vulneraciones a sus derechos durante el proceso, por tanto, la respuesta humanitaria les permite cubrir sus necesidades básicas, como el acceso a un alojamiento temporal, para lo cual, se generó una guía de atención con enfoque de género para los albergues que están situados en las zonas de frontera.
Al brindar asistencia vital a las personas migrantes y comunidades de acogida nos enfrentamos a muchos retos. Considero que el principal reto es fortalecer la cohesión social entre la población migrante y de la comunidad de acogida en las zonas de frontera. Además, es necesario sostener proyectos de acción humanitaria en los que la población participante y el Estado, como garante de los derechos, se involucren desde el inicio hasta el final, siempre con un enfoque de género.
A nivel personal, una de las mayores satisfacciones de formar parte de este proyecto y brindar asistencia humanitaria es poder servir a las personas migrantes, refugiadas y de la comunidad de acogida y aportar a sus procesos de resiliencia. Ser parte del proyecto ‘Caminando’ me ha llevado a promover la igualdad de género en mi comunidad. A partir del monitoreo del proceso de sensibilización en masculinidades corresponsables y no violentas con hombres de otras nacionalidades, mi masculinidad ha sido interpelada, haciéndome reflexionar y compartir estas experiencias en mi propia familia y con personas allegadas.
En este día mundial de la asistencia humanitaria hago un llamado para recordarle al mundo que las personas migrantes y refugiadas, en particular las mujeres y las niñas, que atraviesan la frontera norte del Ecuador aún requieren la intervención de la cooperación internacional para aliviar su situación de vulnerabilidad y garantizar sus derechos, pero que además es importante garantizar su participación en la toma de decisiones acerca de las formas de asistencia y protección que necesiten.