La vida en un hogar de protección para mujeres sobrevivientes de violencia

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Hogar Nuestra Señora del Milagro
Foto: Mariana Jacob / cortesía Hogar Nuestra Señora del Milagro

En Argentina, una de cada dos mujeres atravesó una situación de violencia a lo largo de su vida, pero solo dos de cada diez lo denunciaron.  

Estos datos surgen de la primera Encuesta de Prevalencia de la Violencia contra Mujeres de Argentina, impulsada por el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación y la Iniciativa Spotlight, una alianza entre las Naciones Unidas y la Unión Europea para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas.  

Estas estadísticas -ausentes en el país hasta ahora- son un insumo clave para diseñar políticas públicas destinadas a la prevención, asistencia y erradicación de las violencias, ya que permiten conocer el alcance de una de las violaciones de derechos humanos más extendidas en el mundo. 

La sociedad civil, primera línea de atención 

La salida de una situación de violencia es un proceso único para cada mujer. Es un complejo transitar que raramente se produce de manera lineal y que requiere diferentes estrategias para que resulte exitoso. Muchas mujeres cuando salen de un contexto de violencia no cuentan con un alojamiento seguro o redes de contención. En estos casos, los dispositivos de protección integral son la primera línea de respuesta.  

Con el objetivo de fortalecer las capacidades de la sociedad civil, a través de la Iniciativa Spotlight, ONU Mujeres otorgó una pequeña subvención a la asociación civil ‘Una Mano que Ayuda’ para potenciar sus acciones en materia de prevención, asistencia y erradicación de la violencia basada en género en el hogar de tránsito ‘Nuestra Señora del Milagro’. 

La hermana Paulina Oviedo es la responsable de este espacio situado en el Gran Buenos Aires donde, desde hace 20 años, resguardan a familias sobrevivientes de violencia. Cada día se organizan talleres terapéuticos de temáticas como cocina, porcelana fría, telar, hábitos saludables, huerta orgánica o teatro. “Desde hace dos años, un equipo de trabajadoras sociales realiza talleres sobre autonomía económica, brindándoles herramientas para transformarse en emprendedoras”, subraya Paulina. 

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Foto: Mariana Jacob / cortesía Hogar Nuestra Señora del Milagro

Semanalmente, las mujeres reciben acompañamiento terapéutico y participan en encuentros grupales con una psicóloga social, donde comparten sus historias y trazan estrategias conjuntas para transitar este periodo tan particular de su vida.  

Las mujeres que llegan a este hogar han enfrentado múltiples tipos de violencia física, sexual y económica. “La mayoría de ellas han sido abusadas por sus parejas. Hay mujeres que, en 27 años de convivencia, nunca manejaron dinero ni tuvieron una tarjeta”, comenta Paulina. 

Paulina considera que una deuda del Estado es resolver el tema vivienda y trabajo. “Se requieren capacitaciones, cupos laborales para las mujeres y más planes de vivienda para quienes atravesaron situaciones de violencia de género. La mayoría tiene que alquilar, y, sobre todo, las de sectores más vulnerables no pueden sostenerse con sus hijes”.  

También reclama que es necesario pasar de las palabras a la acción, impulsando, por ejemplo, una justicia con perspectiva de género. “Que la ley de protección integral n° 24.485 se cumpla y se condene al violento”.  

El teatro, una herramienta terapéutica  

Además de políticas públicas efectivas, que sean sostenibles en el tiempo, existen actores sociales y culturales que contribuyen a la erradicación de una violencia anclada en la desigualdad estructural entre los géneros, naturalizada y reproducida por la cultura y la educación tradicional.  

En el marco del Festival Nueva Ópera de Buenos Aires y con el apoyo de ONU Mujeres Argentina, se estrenó en octubre de 2022, en la Alianza Francesa, La casa de la llave, una obra de teatro basada en un poemario escrito por Mada Alderete Vincent, entre 2002 y 2009, mientras trabajaba en casas de acogida para mujeres víctimas de violencia machista.  

“Fue tan impactante el día a día que tuve que escribir para no explotar, entender y constatar el número tan elevado de mujeres a las que atravesaba el patriarcado”, exclama la autora. 

Foto colectivo Divagario / cortesía Teresa Floriach 01
Foto: Colectivo Divagario / cortesía Teresa Floriach

Con estas palabras comienza su libro. “En mi primer día del trabajo nuevo me han colgado un puñado de llaves del cuello y me han dejado sola, tengo encerradas a seis mujeres, a sus hijas y a sus hijos, no es una cárcel, solo cuido de que sus amantes no las quieran demasiado”.  

Esta escritora se siente agradecida con Argentina por haber llevado a escena sus poemas que, por desgracia, siguen siendo tan actuales como antes. “Ojalá pasara de moda y fuera algo que ya no nos hiciera llorar más, pero de momento, sigue vigente y universal”, reflexiona. 

Comprometida con proyectos artísticos de temáticas sociales, la actriz y directora Teresa Floriach Devant llegó casi por casualidad a este texto hace cuatro años, cuando en España curioseaba libros de segunda mano. “Soy feminista desde que tengo uso de razón. He sufrido mucha violencia de género durante mi vida, también he visto a gente a mi alrededor sufriéndola. Me decía a mí misma ‘tengo que hacer algo con esto’”.   

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Foto: Colectivo Divagario / cortesía Teresa Floriach

Testimonios reales en primera persona 

La preparación de la obra comenzó en mayo de 2022 con muchas bajas. “Hay que estar en un estado psicológico y anímico determinado para afrontar este material. Los ensayos han sido de mucha catarsis. Las actrices pasaban por momentos de llanto, pero ha sido muy sanador”. 

La idea surgió durante unos talleres de teatro que Teresa impartía en el Hogar Nuestra Señora del Milagro donde las participantes propusieron dar su testimonio. “La gente tenía que ver lo que había pasado, y todo eso está volcado en la obra, en videos, con testimonios. Sí tenía claro que ellas no podían estar en el escenario porque había que cuidarlas”, aclara Teresa. 

Al leer los poemas de Alderete, las sobrevivientes compartían sus historias y las relacionaban con las violencias vividas. La obra utiliza audios que narran episodios de violencia en primera persona. “Él vive diciéndote ‘quién te va a contratar si vos nunca hiciste nada, nunca tuviste trabajo, que no sabes hacer nada, lo único que sabes hacer es cuidar niños/as. Te come la cabeza y vos decís ´tiene razón’”, explica Laura, una de las mujeres. 

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Foto: Colectivo Divagario / cortesía Teresa Floriach

“¿Por qué tengo que escaparme a las tres de la mañana? Con los chicos, el frío, esconderme. ¿Por qué no lo encierran a él y le mandan al psicólogo? ¿Por qué encerrar a las víctimas? Porque encerrarnos a nosotras y revictimizarnos es más fácil que ocuparse de lo que realmente es”, expresa Marta. 

En otro fragmento, Camila alerta sobre la impunidad con la que actúan los agresores. “Mientras estás encerrada acá, él se busca una nueva pareja, que, pobrecita, va a pasar lo mismo que pasaste vos. La pobre chica no sabe con qué clase de monstruo se cruza; ella cree que es un príncipe azul, al ratito, va a estar toda golpeada y en un hogar igual que nosotras, y así él va dañando mujeres por la vida”. 

“Estuve 14 años juntada con el muchacho, perdí un embarazo de 9 meses, me sacó el 75% de la vista, me quebró la mandíbula”, relata Micaela sobre la violencia física que enfrentó en manos de su expareja.  

Por su parte, Luciana sufrió maltrato psicológico. “Hace 5 años empecé a tener ataques de pánico. Me prohibía todo, me amenazaba y me decía que me iba a matar, a enterrar en el patio. Por eso me separé, más por mis hijos, porque el más grande no es de él y me dijo que cuando crezca me lo iba a matar”, relata otra de las grabaciones de audio durante la obra. 

A pesar de la crudeza de los testimonios, Paulina Oviedo destaca que los talleres de teatro fueron una experiencia sanadora. “Permitió a las mujeres contactar con el dolor y ponerle palabras, pero sobre todo, poner el cuerpo. Todo fue posible por el acompañamiento del equipo que lo hizo con profesionalidad, respeto, cuidado y empatía”. 

Paulina reconoce en las mujeres una transformación en su postura corporal, pero también frente a su vida. “El teatro es una herramienta que les permite desnaturalizar la violencia, atravesar las zonas más trágicas de sus historias, a las que a veces, el dolor no les permitía volver, y darse cuenta de que ‘están vivas’ a pesar de tanto sufrimiento”. 

LÍNEA 144 

En Argentina, por asesoramiento, información o contención, puedes comunicarte de manera gratuita las 24 horas, los 365 días del año, llamando al 144, por WhatsApp al 1127716463, por email a [ Clic para revelar ] o descargando la app
 
*Los nombres de los testimonios que recoge este artículo son ficticios con el objetivo de preservar el anonimato de las mujeres. 

 

Nota: Estas publicaciones buscan estimular un debate propositivo en torno a los principales temas de interés para el avance de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en América Latina y el Caribe. Los conceptos expresados por las personas entrevistadas para la producción de nuestros contenidos editoriales no reflejan necesariamente la posición oficial de ONU Mujeres y agencias del Sistema de Naciones Unidas.