En palabras de Zilpa Arriola: “No hay ciudadanos de primera y de segunda categoría… los entornos accesibles son entornos que te permiten autonomía”.

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Foto: ONU Mujeres

Zilpa Arriola es una joven líder y defensora activa de las personas con discapacidad en Guatemala. Su discapacidad visual nunca fue un obstáculo para graduarse de politóloga. Es madre de dos mellizos y trabaja en el Consejo Nacional para la Atención de las Personas con Discapacidad (CONADI). Tiene una gran empatía por el feminismo y cómo la lógica de este se puede utilizar a favor de las niñas y mujeres con discapacidad. Zilpa participó como persona clave y aliada de ONU Mujeres para organizar y liderar el taller: “Espacios Públicos y Seguros para Mujeres y Niñas con discapacidad”, a través de un diálogo abierto e inclusivo en el marco del diseño en Guatemala del programa insignia global de ONU Mujeres: Ciudades Seguras y Espacios Públicos Seguros.

“ONU Mujeres nos invitó a liderar una mesa de diálogo sobre las violencias que viven las niñas y las mujeres con discapacidad. Nunca se había focalizado esta realidad dentro de lo que se suele discutir en Guatemala. Gracias a ello supimos que se estaba elaborando el programa, ese fue nuestro primer acercamiento para que un grupo de mujeres con discapacidad participemos en la construcción de una ciudad más segura. Pudimos evidenciar cómo es nuestra experiencia en el espacio público, cómo es que se viven las situaciones de violencia, de abuso y de acoso callejero en el entorno de la ciudad al desplazarnos a nuestras diferentes actividades.

Fue muy importante haber tenido esta mesa dentro del diseño del programa, y los talleres con enfoque diverso y participativo, fue la primera vez que nos encontrábamos mujeres con distintas condiciones de discapacidad donde podríamos hablar sobre espacios seguros. Las mujeres con discapacidad tenemos muy pocos espacios donde nos podemos encontrar, no tenemos desarrollada esa interacción, son temas que regularmente no se abordan en el movimiento del colectivo de las personas con discapacidad en Guatemala. Usualmente se habla de los derechos, pero no nombramos las violencias y tampoco hablamos de la importancia que significa para una mujer con discapacidad y para su autonomía, contar con espacios públicos seguros.

El nombrar, entender, el que entre compañeras pudiéramos dialogar, el que pudiéramos reconocernos, encontrarnos, fue sumamente valioso, porque a partir de esa experiencia, hoy en día tenemos mucho más contacto, conversamos sobre lo que nos pasa y cómo llevar la situación

Se suele hablar de discapacidad de forma homogénea y no se toma en cuenta la diversidad de discapacidades y las necesidades diferenciadas de las mujeres con discapacidad auditiva, por ejemplo, o las de discapacidad física, o las que tienen condición de discapacidad visual, intelectual o social. Todas son tan distintas que esos pocos espacios de encuentro son realmente valiosos. No habíamos reparado nunca en una discusión sobre nuestra participación en los espacios públicos, y las violencias que vivimos al desplazarnos.”

El diseño del programa tuvo como pilar el ser un proceso altamente participativo, inclusivo y abierto en el que pudieron intercambiar experiencias y realizar consultas más de 200 mujeres y niñas de siete zonas de Ciudad de Guatemala, en el que se implicaron de forma activa diversos actores de la Municipalidad, así como organizaciones de la sociedad civil. Durante los talleres en los que Zilpa participó, no sólo sus conocimientos en temas de seguridad de espacios públicos, sin violencia y libres de acoso sexual se fortalecieron, también motivó a sus compañeras a identificar y compartir las diferentes expresiones de violencia y acoso sexual que sufrieron.

“Lo que más me impactó de las mesas de diálogo, fueron unas compañeras con discapacidad auditiva que contaron su experiencia en el transporte público y evidenciaron acoso y violencia sexual, ellas no tenían una forma de expresar lo que les paso, ni mucho menos cómo denunciarlo. Por eso el principio de universalidad que tratamos durante la mesa es sumamente importante, conversamos que debemos de pensar en formas lógicas donde todas las mujeres podamos denunciar de manera totalmente inclusiva, donde no importando quien sea la mujer ni la condición que tenga, pueda acceder a establecer una denuncia y expresar lo que le pasa. mujeres con distintas necesidades, pero que pueden contar con una herramienta que responda a este reto de inclusión. Hay que pensar también en las mujeres con discapacidad intelectual o psicosocial, a las que se les pone mucho en duda. Tenemos que hacer un enorme esfuerzo por generar esa credibilidad hacia la denuncia de todas las mujeres indistintamente de sus condiciones. Esto es sumamente importante para generar los entornos seguros y eliminar las barreras que pueden hacer que las personas que viven una condición de discapacidad se desarrollen y mejoren su calidad de vida.La accesibilidad, por ejemplo, es un tema que se ha reducido al tema de rampas y asesores, pero no es suficiente. La accesibilidad es un principio que atraviesa muchos aspectos de la discapacidad, porque los entornos accesibles son entornos que te permiten autonomía y en la medida que una persona es autónoma, no solo en el tomar sus propias decisiones, si no en su desplazamiento seguro, es una persona que va a estar más protegida, porque eso es lo más complejo para las niñas y mujeres con discapacidad; los entornos no accesibles, lo que hacen y lo que generan es que las mujeres con discapacidad se queden en sus casas.

La sociedad en su conjunto nos ha enseñado a normalizar las cosas que nos pasan, entonces al abordar estos temas sobre qué hacer para construir espacios seguros para todas y todos, esos cuestionamientos, esas ideas, sólo surgen cuando las discutimos, cuando nos preguntamos, ¿qué harías tú?, ¿cómo harías tú en esta situación de violencia? Estos son los espacios que no habíamos tenido, pero en esta mesa sí se dio la oportunidad de tratar.

No hay ciudadanos de primera y de segunda categoría, todos y todas tienen derecho a desarrollarse a través del ejercicio ciudadano. Si todas las acciones que se realizan se hacen fundamentadas en el respeto a los derechos humanos, pues entonces como dicen los Objetivos de Desarrollo Sostenible, no podemos dejar a nadie atrás. Tenemos que tener plena conciencia que podemos colaborar en hacer una ciudad más segura para el otro desde el respeto. Podemos contribuir con entornos más seguros donde las personas puedan desarrollarse, por eso creo que el programa de Ciudades Seguras es una gran plataforma para ello y desde la confianza que nos genera ONU Mujeres, nos llena de alegría el compromiso que tienen por mejorar el acceso a la justicia de mujeres y niñas con discapacidad”.