Creámosles a las sobrevivientes. Actuemos ahora. Historia de Diana, Argentina

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Advertencia: Lo presentado a continuación incluye descripciones de violencia de género.

"Llevaba 28 años sufriendo hasta que finalmente decidí separarme de mi pareja", dijo Diana Salas* (nombre ficticio), de la provincia de Chaco, Argentina. "No tenía miedo de que me pegara; estaba convencida de que me mataría".

"Al principio, dudé en presentar una denuncia (policial) porque tenía miedo de cómo podría reaccionar, pero a medida que fui conociendo los servicios que ofrece el refugio, me di cuenta de que podía salir de la situación de violencia en la que he vivido durante tantos años. Decidí presentar la denuncia".

"Reconozco que fue difícil, pero con el apoyo (de salud mental), la ayuda legal y la formación en habilidades, me recuperé bastante", explica.

"Animo a las mujeres a buscar ayuda. Al principio, piensas que no vas a poder salir porque tienes hijos o no tienes para comer, pero eso no es cierto. Puedes hacerlo. Como sobrevivientes, tenemos que valorarnos lo suficiente para salir".


Hoy, Salas trabaja como auxiliar administrativa en la oficina municipal de Barranqueras. "Soy diferente", dice. "Tomo mis propias decisiones y ahora sé lo que se siente al ser libre. Ya no me siento prisionera, acorralada o traicionada. Hay tantas cosas por las que uno pasa como víctima, incluido el [tormento] psicológico, pero ahora sé que puedo lograr cualquier cosa que me proponga."

Para Salas, los servicios esenciales para las sobrevivientes de la violencia doméstica son nada menos que un salvavidas. "Animo a las mujeres a buscar ayuda. Al principio, piensas que no vas a poder salir porque tienes hijos o no tienes para comer, pero eso no es cierto. Puedes hacerlo. Como sobrevivientes, tenemos que valorarnos lo suficiente como para irnos", dice.

Apoyo a las sobrevivientes durante la pandemia de COVID-19

La Organización Mundial de la Salud estima que 1 de cada 4 mujeres entre 15 y 49 años en América Latina y el Caribe sufre violencia física o sexual perpetrada por su pareja a lo largo de su vida.

Durante la pandemia de COVID-19, la violencia de género se disparó en todo el mundo, incluso en Argentina. Los encierros de la pandemia obligaron a las mujeres a quedarse en casa con sus agresores, aumentando el estrés y la inseguridad. En respuesta, las autoridades gubernamentales locales y los centros de acogida colaboraron para crear una plataforma única y unificada, en la que las sobrevivientes pudieran denunciar la violencia con solo un breve mensaje o una llamada telefónica.

Entre enero y junio de 2021, la línea nacional de prevención de la violencia de género de Argentina recibió más de 52.000 mensajes, con un promedio de 300 llamadas al día, de las cuales el 93% denunciaba violencia doméstica.

A través de la Iniciativa Spotlight de la UE y las Naciones Unidas, ONU Mujeres y la Red Interamericana de Refugios elaboraron una guía para que los refugios y las casas de acogida aborden las necesidades específicas de las mujeres sobrevivientes en la región, en medio de la pandemia del COVID-19. En Argentina, la Iniciativa Spotlight también dotó de equipamiento al servicio de línea de atención telefónica para hacer frente al creciente volumen de llamadas y de asistencia técnica para analizar mejor los datos que llegan.

Salas es una de las 199 mujeres sobrevivientes alojadas en el refugio afiliado a la Red Interamericana de Refugios (RIRE), apoyada por ONU Mujeres a través de la Iniciativa Spotlight en América Latina. El refugio también ha proporcionado apoyo psicosocial y asistencia legal a más de 1.057 mujeres desde 2017.

"Sabemos que vivimos tiempos difíciles, y nos enfrentamos a una doble pandemia que complicó nuestro trabajo", dice Margarita Guillé, directora de la Red Interamericana de Refugios. "Nos obligó a replantearnos la forma de hacer las cosas y a encontrar nuevos propósitos para nuestro trabajo. Nuestra red se centra en ayudar a las sobrevivientes de la violencia de género a ser más resilientes".

"La pandemia se ha convertido en una oportunidad para crear una comunidad [de proveedores de servicios] en América Latina, reuniendo a los refugios, las casas de seguridad y los centros de atención especializada para mujeres", añade.

*El nombre ha sido cambiado para proteger la privacidad de la sobreviviente.