Declaración: ‘Políticas de desigualdad creadas con meticulosidad’ – Afganistán, un año después

Declaración sobre Afganistán de Sima Bahous, Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas y Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, 15 de agosto de 2022

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Durante el transcurso de este año, desde que los talibanes tomaron el poder en Afganistán, hemos presenciado el continuo deterioro de la situación de las mujeres y niñas afganas, que abarca cada uno de los aspectos de sus derechos humanos, desde su nivel de vida hasta su condición política y social. Este período estuvo marcado por la creciente falta de respeto hacia su derecho a vivir en libertad e igualdad, que les negó oportunidades de medios de subsistencia, acceso al cuidado de la salud y la educación, y posibilidad de escapar de situaciones de violencia.

Declaración: ‘Políticas de desigualdad creadas con meticulosidad’ – Afganistán, un año después

Las políticas de desigualdad creadas con meticulosidad por los talibanes dividieron Afganistán, que se convirtió en el primer país del mundo en prohibir a las niñas a asistir a la escuela secundaria. No hay mujeres en el gabinete talibán ni tampoco ministerio de asuntos de las mujeres, lo que eliminó de raíz el derecho de las mujeres a participar en la política. El trabajo fuera del hogar está vedado para la mayoría de las mujeres, quienes se ven obligadas a cubrir sus rostros en público y a viajar acompañadas de un hombre. Además, siguen estando sujetas a múltiples formas de violencia de género.

Esta serie de medidas deliberadas de discriminación contra las mujeres y niñas afganas constituye también un terrible acto de autosabotaje para un país con enormes problemas, como desastres naturales o relacionados con el cambio climático, y una exposición a la situación económica global que llevó a la pobreza, y en algunos casos a la indigencia, a unos 25 millones de personas afganas. Excluir a las mujeres en todos los aspectos de la vida le arrebata la mitad del talento y las energías a la propia población de Afganistán. Impide que las mujeres lideren iniciativas para construir comunidades resilientes y reduce la capacidad de Afganistán de recuperarse de la crisis. La extensa experiencia de la humanidad con las crisis nos brinda una clara lección. Sin la participación de las mujeres y niñas en todos los aspectos de la vida pública, habrá poca posibilidad de alcanzar la paz duradera, la estabilidad y el desarrollo económico.

Por eso, exigimos a las autoridades de facto a recibir a las niñas en las escuelas, a eliminar los obstáculos que las mujeres enfrentan en el empleo y en la participación de la política de su país, y a revocar todas las decisiones y políticas que privan a las mujeres de sus derechos. Instamos a eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y niñas.

Exigimos a las autoridades de facto que garanticen la libertad de expresión, el acceso a la información y el trabajo en libertad, sin temor a represalias o ataques, para todas las mujeres periodistas, defensoras de los derechos humanos y artífices de la sociedad civil.

El apoyo de la comunidad internacional a los derechos de las mujeres, además de la inversión por las mismas mujeres, es más importante que nunca: en servicios para mujeres, en empleos y empresas lideradas por mujeres, y en mujeres líderes y organizaciones de mujeres. Este apoyo no sólo incluye la provisión de asistencia humanitaria, sino también las continuas e incesantes gestiones políticas para transformar la realidad.

ONU Mujeres ha permanecido en el país durante toda la crisis y así seguirá haciéndolo. Junto con nuestros socios y donantes, somos firmes defensoras y defensores de las mujeres y niñas afganas. Estamos ampliando la provisión de servicios esenciales para mujeres, por mujeres, para satisfacer necesidades abrumadoras. Apoyamos empresas lideradas por mujeres y oportunidades de empleo en todos los sectores para contribuir a sacar al país de la pobreza. Además, estamos invirtiendo en organizaciones de la sociedad civil lideradas por mujeres para contribuir en la reconstrucción del movimiento de las mujeres. Como sucede en otras partes del mundo, la sociedad civil es clave para impulsar el progreso y la rendición de cuentas respecto de los derechos de las mujeres y la igualdad de género.

Todos los días, incidimos en la restauración, protección y promoción del amplio espectro de derechos de las mujeres y niñas. También estamos creando espacios para que las mismas mujeres afganas incidan sobre su derecho a vivir en libertad e igualdad.

Un año después, a causa de la notable reducción en la visibilidad de las mujeres y el grave impacto en sus derechos, resulta fundamental direccionar el financiamiento de modo que sea específico, sustancial y sistemático para atender y revertir la situación, y posibilitar la significativa participación de las mujeres en todas las partes interesadas de Afganistán, incluidas las delegaciones que se reúnen con funcionarios talibanes.

Décadas de progresos en igualdad de género y derechos de las mujeres desaparecieron en unos pocos meses. Debemos seguir actuando en conjunto, unidas y unidos, para continuar insistiendo en garantías de modo que se respete el amplio espectro de los derechos de las mujeres, incluidos la educación, el empleo y la participación en la vida pública y política. Debemos seguir instando, colectivamente, al liderazgo talibán a que cumpla en su totalidad con las obligaciones vinculantes en función de los tratados internacionales de los que Afganistán es parte. Debemos seguir elevando, también, las voces de las mujeres y niñas afganas en su lucha diaria por su derecho a vivir en libertad e igualdad. Su lucha es nuestra lucha. El destino de las mujeres y niñas de Afganistán es responsabilidad de todas y todos.