Valentina Muñoz Rabanal: “La brecha digital tiene rostro de mujer”

Valentina Muñoz es una activista feminista y programadora chilena de 20 años. En 2021, fue seleccionada por el Secretario General de la ONU como Defensora de los ODS, convirtiéndose en la primera mujer latinoamericana en ocupar este cargo. Es cofundadora de la Asociación de Mujeres Jóvenes por las Ideas (AMUJI Chile), una organización que tiene como objetivo empoderar a la próxima generación de mujeres en STEM. 

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La programadora y activista feminista chilena Valentina Muñoz es cofundadora de la Asociación de Mujeres Jóvenes por las Ideas (AMUJI Chile). Foto: ONU Mujeres/Diana Leal

Cuéntenos algo sobre ti y tu trabajo, incluyendo tu trabajo de incidencia y activismo sobre la igualdad de género y la tecnología.  

Entré de lleno al mundo de la tecnología cuando llegué al Liceo Carmela Carvajal durante mi educación secundaria. Este es un liceo emblemático, público y gratuito de Santiago que contaba con un taller de robótica; ahí aprendí a programar y armar robots con lego.  Desde ahí comencé a participar en competencias de robótica; participé cuatro años consecutivos en la First Lego League, la competencia de robótica educativa más grande del mundo, instancia de la que fui tricampeona regional, campeona nacional y campeona internacional.   

Pero el momento en el que decidí dedicarme a la tecnología fue más chica, cuando tenía 9 años.  Mi mamá trabajaba en una empresa de telefonía en el área de ventas y siempre me llevaba a su trabajo, un día vi que la gente empezaba a correr y a trabajar como en algo muy misterioso.  

Resulta que estaban enfrentando un ciberataque, y yo, como niña, quería investigar qué era lo que pasaba. Fue así que llegué hasta los informáticos y les pregunté qué estaban haciendo y ellos me respondieron, “salvando el mundo”.  

Yo quedé super emocionada y en ese momento me dije “yo también quiero salvar el mundo”. Me gustó mucho esa respuesta porque me di cuenta de que podía hacer activismo a través de mis pasiones; no necesito hacer o ser política, sino que tengo que definir cuál es el mundo que quiero y hacer que mi trabajo en la ciencia y la tecnología sean para construir ese mundo que existe. 

¿Cómo entraste en el mundo de la tecnología? ¿Qué te motivó a convertirte en activista?  

El tiempo que pasé en el taller de robótica fue increíble en términos de aprender y conocer un montón de cosas nuevas, pero el profesor que estaba a cargo era super adultocentrista y nos bajaba el ánimo a cada rato, eso fue creando en mi una especie de rabia interna, porque me negaba a que las cosas funcionaran asi.  

Me di cuenta de que no era sólo el profesor, sino un sistema completo que funcionaba de esta forma. Por ejemplo, durante una competencia internacional, en la cual el único grupo de mujeres éramos nosotras (Chile), veíamos como los jueces pasaban por todos los stands preguntando cuál es tu proyecto, pidiendo ver la programación y el robot, pero llegaban al nuestro y nos decían “¡Ay! Qué lindo su stand”.  Entonces vi como incluso al otro lado del mundo nos seguían tratando en menos por ser mujeres, por ser niñas en el mundo de la programación y la robótica. 

Este trato durante el torneo me hizo tomar la decisión de denunciar a este profesor, pero en el colegio no me tomaron mucho en cuenta. Finalmente era mi testimonio contra el del hombre adulto y esto fue justo durante el período que en Chile se denominó “Mayo feminista”, en que se produjo una serie de tomas de colegios y universidades entorno a denuncias a malos tratos, acoso y abuso. Entonces esta denuncia cobró mucha más fuerza. Nos tomamos el colegio. Fue una revolución interna y nuestra. Tuvimos que manifestarnos porque no podía ser que fuéramos campeonas internacionales de robótica y tuviéramos un profesor que nos tratara así.  

Todo esto hizo que me diera cuenta de que la situación era mucho más profunda y que la solución debía ser mucho más grande. Yo tenía un buen grupo de amigas, mucho apoyo en la casa, pero pensé en aquellas niñas que tienen talento científico-tecnológico y que no cuentan con el apoyo para retener ese talento en su edad escolar, que se enfrentan a profesores que, en lugar de motivarlas, las desaniman a seguir por este camino.  Decía que necesitamos algo en el que las niñas puedan llegar y retener ese talento STEM para que al salir del colegio puedan decidir qué hacer con su futuro y con esa pasión que cultivaron. Ahí es cuando surge AMUJI, la Asociación de las Mujeres por las Ideas. La fundamos en 2019 y así nace mi activismo feminista. 

¿Qué deberían saber las personas sobre los derechos digitales y la brecha digital de género?  

Sobre los derechos digitales, entender que son derechos humanos aplicados en el plano digital y hoy vivimos una cuarta revolución industrial, que es 100% de transformación digital. Creo que esa es la clave de por qué los derechos digitales tienen que ser una prioridad, porque si no, vamos a estar replicando la lucha de siglos por los derechos humanos. La vamos a replicar ahora porque los derechos humanos tienen que transitar hacia el espacio digital. 

Sobre la brecha digital creo que también es importante conocer que es una lucha de clases y una lucha de género. La brecha digital tiene rostro de mujer y es distinto hablar de brecha digital en Europa que aquí, en América Latina. Creo que es importante que cuando hablemos de brecha, sea con esos lentes de interseccionalidad. 

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Foto: Cortesía de Valentina Muñoz

¿Cómo se ha visto afectado tu trabajo por los acontecimientos globales recientes/en curso, incluida la pandemia del COVID-19 y el retroceso en los derechos de las mujeres que se está produciendo actualmente?  

Sin duda, la pandemia impactó en el retroceso de los derechos de las mujeres. Las cifras lo dicen: 35 años de retroceso, pero además, sabemos que todas las crisis tienen rostro de mujer; así como hablamos de la feminización de la pobreza, también existe una brecha digital de género.  

¿Quiénes son las infancias que más perdieron clase? Las niñas, porque tienen menos acceso a internet, porque en sus casas tuvieron que adoptar labores de cuidado. Creo que ese tipo de cosas son las que me llevaron a adoptar el feminismo desde el punto de vista STEM. No es lo mismo mujeres haciendo ciencia y tecnología, que ser feministas haciendo ciencia y tecnología; tenemos que hacerlo con una postura política;  las cosas y discursos que hacemos son parte de las construcciones que vamos haciendo de la realidad.  

En cuanto al activismo, fue justo para el 2020, durante la pandemia, que comencé con todo.  Como yo estudiaba en un colegio público, no teníamos los recursos, ni computadores, ni internet para hacer la transición a clases online; ni siquiera los profesores tenían los recursos. Esto me llevó a reflexionar y pensar que tenía mucha suerte, demasiado privilegio de tener acceso a internet, un celular y de poder estar en redes sociales.  

Durante pandemia hubo un boom de TikTok y me impactó mucho ver personas bailando en esta red social. Es decir, tienen acceso a internet y deciden ocuparlo para bailar, mientras que las niñas, como nosotras, no daban clases por falta de acceso, me cuestionaba.  Fue ahí cuando decidí ocupar el internet de manera distinta y empecé a usar mis redes sociales para difundir el conocimiento que tenía en ese momento, que era sobre programación, tips de tecnología, y explicar qué es la inteligencia artificial. Ahí comenzó mi ciberactivismo. 

¿Qué acción o acciones se pueden llevar a cabo para proteger los derechos digitales de las mujeres y las niñas y aumentar la igualdad de género en los espacios tecnológicos y en línea?  

Primero, reducir la brecha digital; es importante que tengamos un acceso equitativo, inclusivo y universal a las herramientas tecnológicas básicas, como acceso a internet y un dispositivo electrónico. Entender también que reducir la brecha no es solamente entregar las herramientas, sino también entregar las habilidades. Es importante que incorporemos a lo largo de todo el mundo clases de habilidades STEM, que son las habilidades del siglo XXI. 

Específicamente para las mujeres, creo que es súper importante actualizar nuestras políticas respecto al acoso y el abuso en espacios cibernéticos porque abrir este espacio digital y que las niñas y mujeres no estén seguras es más peligroso que dejarlas aisladas.  

Por eso es importante entender que, así como los derechos humanos deben transitar hacia lo digital, nuestras problemáticas también lo están haciendo. Por lo mismo sigue habiendo acoso y esto es algo que venimos hablando desde hace años; hablamos de bullying y esto ya está solucionado, ahora tenemos que hablar de ciberbullying porque no es que se creen nuevas problemáticas en el espacio digital, sino que las problemáticas que tenemos en nuestro día a día, en el mundo físico, están transitando al mundo digital. 

Lo segundo, es entender que lo virtual es real. La violencia digital es real y el que no lo veamos concretamente, el que no veamos moretones, no quiere decir que no duela. El ciberacoso es igual de violento que cualquier otro tipo de acoso; de hecho, creo que es mucho más violento, porque no pasa en el colegio, pasa en tu casa, en tu habitación, en tus manos, está contigo las 24 horas, entonces, es una vulneración a tu espacio digital, directo y constante.  Es entendible que la violencia digital sea una violencia adultocentrista y machista, racista y xenofóbica porque así es nuestra sociedad; somos nosotros los que estamos haciendo la tecnología. 

¿Cómo se puede utilizar la tecnología para hacer avanzar la Agenda de Desarrollo Sostenible?  

Lo que me gusta de la Agenda de Desarrollo Sostenible y de los ODS en específico es que son muy diversos y tienen esta visión de que las problemáticas son dinámicas. Me encanta eso. No es que uno pueda encerrar en una cajita los problemas de género y en otra los problemas de educación, sino que todos interactúan entre ellos y esta visión de que las soluciones también tienen que interactuar entre sí, me encanta. Creo que la tecnología tiene que ser una herramienta para un fin. Tenemos que empezar a verla como un proyecto de desarrollo sostenible. Tenemos estas problemáticas que con la Agenda 2030 quedan claras y tenemos que ver cuáles son las soluciones, armarlas como un proyecto y hacer que la ciencia y la tecnología sean realmente lo que eran en sus inicios: soluciones desde y para las personas.  

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Foto: Cortesía de Valentina Muñoz

¿Por qué es importante que la juventud participe en la toma de decisiones sobre tecnología e igualdad de género?  

Creo que sigue habiendo muy baja representación presencial de mujeres jóvenes latinas en instancias internacionales. Invitan a personas muy adultas con cargos impresionantes -considero que es genial que participen- pero las niñas están liderando el STEM en Latinoamérica, la lucha por la brecha digital se está dando aquí, aquí están las protagonistas y no se les está incluyendo, son las niñas que están en espacios rurales, las que viven en comunidades indígenas, las que viven en islas, las que realmente necesitan que se les otorgue ese espacio y  financiamiento para que su voz se dé a conocer en todo el mundo. 

Para mí, participar de instancias internacionales ha sido una oportunidad de conocimiento, de mundo, de otras culturas, de hecho, soy la primera persona de mi familia en conocer otro continente o viajar en avión. Pero he visibilizado en estas instancias internacionales que sigue habiendo una discriminación de clase; es súper difícil ver representación latina en espacios internacionales.  

Siempre te piden que estés hablando inglés. En lo personal, no me molesta, tengo un buen nivel de inglés, pero no es mi gente, no es mi lenguaje y a mí lo que me importa es llegar a mis vecinos, a mi territorio y es súper discriminatorio que todo lo que se hace a nivel internacional termine siendo redactado en inglés o grabado en inglés, con subtítulos en inglés. Las personas de Latinoamérica no tienen acceso a eso porque una cosa es que esté disponible en internet y otra es que esté disponible para su entendimiento. Entonces, eso ha sido una lucha constante de poder posicionar el español latino en las instancias internacionales en las que he participado.   

¿Qué consejo le darías a quienes quieren ser activistas?  

Tener otras amigas feministas y amigos activistas, creo que tener redes de apoyo es el principal factor de supervivencia, así de simple. Creo que el activismo, como todas las cosas, puede ser muy lindo, pero también tiene sus cosas terribles; tienes mucho más riesgo de morir y de desaparecer en un país latinoamericano siendo activista. También la gente cree que te conoce, opina sobre ti, todo el mundo te pide opinión, es super angustiante en muchos sentidos, partiendo de la “hiperconciencia” que existe de los problemas del mundo.  

Por ejemplo, yo estoy pensando todo el día en la crisis climática, así como también un problema constante en la cabeza de mis amigos activistas. Por eso es importante tener esas redes de apoyo con las cuales uno pueda conversar sobre lo que estamos viviendo. También es importante saber cuál es el límite porque creo que ningún tipo de activismo debería socavar nuestra integridad física y mental, asi que hay que tener redes de apoyo para establecer límites y así soportar esto juntas y juntos. 

¿Cómo sería para ti un futuro digital basado en la igualdad?  

Para mí, sería que el conocimiento científico y tecnológico sea valorado como una habilidad humana. Creo que el que siempre se separen las habilidades blandas de las duras, lo científico y humanista es lo que nos tiene en esta dicotomía de que no somos seres sintientes dentro de la tecnología o que hacemos tecnología sin sentido o que somos personas al servicio de la tecnología. Creo en un futuro digital más inclusivo que reconozca y entienda que somos humanos haciendo ciencia y tecnología. 

Un futuro digital en igualdad para mí sería con acceso universal sin brecha digital. Creo que como decíamos al principio, las problemáticas no se crean en el mundo digital, se crean en nuestro día a día. Entonces tendríamos que haber avanzado o eliminado todas las formas de violencia o discriminación dentro de las personas para que eso se visibilice en el área digital. 

 

Nota: Estas publicaciones buscan estimular un debate propositivo en torno a los principales temas de interés para el avance de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en América Latina y el Caribe. Los conceptos expresados por las personas entrevistadas para la producción de nuestros contenidos editoriales no reflejan necesariamente la posición oficial de ONU Mujeres y agencias del Sistema de Naciones Unidas.