Nota: Estas publicaciones buscan estimular un debate propositivo en torno a los principales temas de interés para el avance de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en América Latina y el Caribe. Los conceptos expresados por las personas entrevistadas para la producción de nuestros contenidos editoriales no reflejan necesariamente la posición oficial de ONU Mujeres y agencias del Sistema de Naciones Unidas.
Grupos de ahorro: mujeres que fortalecen economías locales y su autonomía financiera
En el marco de la conmemoración del 30 aniversario de la Plataforma de Acción de Beijing, y en línea con los objetivos del programa Mujeres, Economía Local y Territorios (MELYT), mujeres de diferentes comunidades rurales han fortalecido su autonomía económica a través de grupos de ahorro y crédito. Estas iniciativas han demostrado ser una herramienta efectiva para la inclusión financiera, y permiten a las mujeres emprendedoras acceder a recursos que, de otra manera, resultarían inalcanzables debido a las barreras de acceso a créditos formales.
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Las experiencias compartidas por mujeres de distintas comunidades reflejan la importancia de la organización colectiva para el desarrollo económico y social.
En El Salvador, en Santiago de la Frontera, el grupo "Santiagueñas en Acción" se inició en 2022 con 15 mujeres que se enfocaron en el ahorro y préstamo para impulsar la generación de ingresos a través de la venta de comida en eventos comunitarios. Su modelo económico es innovador, ya que combina el ahorro con la inversión en emprendimientos, permitiéndoles distribuir ganancias y fortalecer sus negocios.
En Candelaria de la Frontera, otro grupo ha logrado establecer una cooperativa de café que representa un esfuerzo por la autonomía financiera y un modelo de producción sostenible. Con el dinero ahorrado sus integrantes lograron otorgarse un préstamo a ellas mismas para invertir en la infraestructura necesaria que les permitiera crecer como emprendimiento y, a la vez, acceder a un programa ventajoso del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Esta inversión les permitió adquirir maquinaria y adecuar un espacio para procesar su propio café, cerrando la brecha entre la producción y la comercialización. A pesar de no contar con certificación orgánica, la cooperativa trabaja bajo prácticas de conservación ambiental, e implementa técnicas agroecológicas para mantener la calidad del café sin impactar negativamente el ecosistema.
Construcción de redes económicas solidarias

En el área rural de Metapán, Doris Ramos, una de las líderes comunitarias entrevistadas, es un ejemplo del potencial de replicabilidad de estos grupos de ahorro. Ella coordina tres grupos diferentes, uno mixto, uno infantil y otro exclusivamente femenino, enfocado en la agricultura agroecológica.
“Primero empezamos con la huerta y luego hicimos el grupo de ahorro. Vimos que con la ganancia podíamos empezar a ahorrar, y eso nos ayudó a organizarnos más como grupo. Vendemos las hortalizas en grupo, lo que queda después del autoconsumo se vende, y ese dinero lo usamos para ahorrar o invertir. Con la primera venta compramos diez gallinas”, destaca Doris. “Ya hay siete mujeres replicando sus huertas. Algunas ya tienen agua en sus parcelas y han recibido plantines. Poco a poco cada una está armando su propio huerto. Nos ayuda bastante tener una entrada extra. Ya no es solo sobrevivir, es poder pensar en crecer, en ahorrar, en invertir en una gallina, una cama o una huerta”, dice la microempresaria.

En este grupo, a través de una alianza estratégica con el Instituto Ítalo-Latinoamericano (IILA), las mujeres han logrado establecer parcelas de cultivo con prácticas sostenibles, asegurando una fuente de ingresos adicional mediante la venta de hortalizas. Además, han generado un sistema de ahorro que permite la inversión en nuevas iniciativas productivas, lo que demuestra que estos grupos no solo son espacios de ahorro, sino también de inversión y crecimiento económico.
MELYT y la inclusión financiera de las mujeres

Estas iniciativas están alineadas con los principios del programa MELYT, que busca fortalecer la economía local mediante el empoderamiento económico de las mujeres. El acceso a crédito en condiciones justas y la creación de redes de colaboración han sido pilares fundamentales de este programa, que ha facilitado la capacitación financiera y el acceso a tecnologías digitales para la gestión de negocios.
El programa MELYT, implementado por ONU Mujeres y financiado por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de Italia a través de la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS), fomenta el empoderamiento económico de las mujeres rurales para el desarrollo de economías locales sólidas, sociedades más equitativas y una mejor calidad de vida.
La iniciativa ha fortalecido la cooperación entre instituciones financieras para cerrar las brechas de género en el acceso a servicios financieros, desarrollar programas de educación financiera y mejorar la inclusión de las mujeres en sectores estratégicos como el turismo, la producción de café y la agroindustria.
La sostenibilidad de estos grupos de ahorro se fundamenta en un modelo de gestión comunitaria, donde los préstamos son otorgados con base en la confianza y la solidaridad. Las tasas de interés y los plazos son decididos por las propias integrantes, lo que evita la dependencia de instituciones financieras formales que a menudo imponen condiciones desfavorables para las mujeres rurales.
Beijing+30: Autonomía económica como clave para la igualdad
El empoderamiento económico de las mujeres es uno de los doce ámbitos críticos de la Plataforma de Acción de Beijing. A 30 años de su adopción, estas iniciativas demuestran que el fortalecimiento de la autonomía financiera de las mujeres no solo impacta en su bienestar individual, sino que transforma comunidades enteras. Al garantizar un acceso equitativo a los recursos económicos, las mujeres pueden ejercer mayor control sobre sus vidas y contribuir activamente al desarrollo sostenible.
Estos grupos de ahorro son un testimonio vivo de cómo la colaboración y la organización comunitaria pueden derribar barreras estructurales y generar cambios significativos en la vida de las mujeres. En un contexto global donde la inclusión financiera sigue siendo un desafío, estas experiencias locales ofrecen un modelo replicable para avanzar en la agenda de igualdad y derechos de las mujeres.