En palabras de Ana Sáenz: "decidí honrar la confianza que las estudiantes habían depositado en nosotras y hacer algo para cambiar las cosas".

Ana Sáenz lidera la respuesta al acoso sexual en la comunidad estudiantil guatemalteca

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Foto: Ana Sáenz

La Asociación de Estudiantes Universitarios “Oliverio Castañeda de León” (AEU) es la organización estudiantil más importante de Guatemala y, en sus más de cien años de historia, ha dado voz a la comunidad estudiantil dentro y fuera de la Universidad de San Carlos de Guatemala. En 2018, me incorporé a la AEU como su primera Secretaria de Género, un rol nuevo para responder a las demandas y necesidades específicas de las estudiantes.

Desde el inicio, recibimos muchísimas denuncias y solicitudes de acompañamiento para casos de acoso sexual por parte de estudiantes que confiaron en nosotras y requerían nuestro apoyo. Sentí mucha rabia por lo que las estudiantes estaban viviendo, pero decidí honrar la confianza las estudiantes habían depositado en nosotras y hacer algo para cambiar las cosas. Por eso decidí documentar y sistematizar el alcance del acoso sexual y su impacto en la vida de las estudiantes.

Diseñé una encuesta – con apoyo del Observatorio contra el Acoso Callejero (OCAC) – y en pocas semanas recibimos un total de 787 respuestas de personas, en su mayoría mujeres, que habían sufrido alguna forma de acoso sexual en la universidad. El apoyo de ONU Mujeres fue esencial para convertir esos testimonios en un informe que ha permitido evidenciar la violación de los derechos de las estudiantes y que busca informar la toma de decisiones para responder a ella de forma integral.

Generar datos sobre las violencias que viven las estudiantes contribuyó a que hoy exista evidencia innegable de que en la Universidad de San Carlos hay un grave problema de violencia contra las mujeres y acoso sexual. Esto nos ha permitido exigir con más fuerza la implementación de mecanismos para denunciar y sancionar casos de acoso sexual, y que éstos se apliquen a profesores, compañeros y otros miembros de la comunidad educativa que – como demostró el estudio – son los mismos perpetradores de estas formas de violencia sexual.

Ana Saenz durante la marcha del 8M en Guatemala
Foto: Ana Sáenz

Hoy tenemos evidencia de lo que vivimos en campus y cómo nos afecta en todas las unidades académicas: Muchas estudiantes dejaron de estudiar por las situaciones de acoso sexual que sufrían por parte de sus profesores, sus compañeros y otros integrantes de la comunidad educativa. Esto no está bien, no es justo.

Desde el inicio de este proceso, otras estudiantes han sumado su voz para exigir que las autoridades pongan un alto al acoso sexual. Y nuestra demanda va de la mano del llamado del resto de guatemaltecas a erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres en el país. Es por eso que esta experiencia me ha inspirado a prepararme para que, en el futuro, pueda trabajar para que ninguna mujer sufra cualquier tipo de violencia en ningún espacio público ni privado, empezando por la que sufrimos las estudiantes.