Otilia Lux de Cotí, activista por los derechos humanos de las mujeres y pueblos indígenas en Guatemala

De 2001 a 2007, Otilia fue vicepresidenta del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas y, de 2004 a 2007, ocupó el cargo de Representante de Guatemala ante la Junta Ejecutiva de la UNESCO. La fuerza y determinación que Otilia ha adquirido le ha permitido ser persistente en sus creencias. Actualmente, trabaja muy de cerca con ONU Mujeres Guatemala desde la Plataforma de Mujeres Indígenas, es integrante del Grupo Asesor de Sociedad Civil de ONU Mujeres en Guatemala y es considerada una de las mujeres pioneras en el tema de los derechos de pueblos indígenas y mujeres.

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Otilia Lux de Cotí es una mujer indígena nacida en Santa Cruz del Quiché, Guatemala. Es licenciada en Administración de Empresas. Su pareja se llama Jaime Cotí y es madre de dos hijas y un hijo, los tres son profesionales. Es abuela de tres niños.

Empezó a trabajar como maestra, lo que significó su primer acercamiento a la realidad de la pobreza de su país. Esto la motivó a trabajar doble jornada para alfabetizar adultos. Luego se involucró y organizó, con las mujeres de su comunidad, comprometiéndose con la búsqueda de la justicia y la igualdad de oportunidades para todas las personas.

Por otro lado, ver de cerca la situación de las mujeres: “lo más elemental, (...) en el mercado vendiendo lo que producían en sus terrenos y ver que les “regateaban”, les pedían una miseria, eso me dolía mucho,” comparte Otilia. La injusticia que observaba en esas situaciones la hicieron ponerse en contacto con otras mujeres y hombres de su época; comenzaron a organizarse atendiendo no solo la situación económica, sino también el asunto cultural y educativo.

“Vi muchas injusticias en mi comunidad, esas injusticias me movieron la conciencia y me llevaron a trabajar por los derechos humanos”.

Otilia Lux de Cotí fue una excelente estudiante. Perteneció al cuadro de honor durante tres años en su formación académica de primaria y secundaria. Sin embargo, en este contexto, fue también su primer acercamiento con el racismo y el machismo.

A ella y a su compañera, únicas dos mujeres de la promoción, sus compañeros las menospreciaban.

“Aprendí a enfrentarlo por mi mamá. Muchas veces tuve que defenderme y los insultos pararon”. Otilia se refiere a su mamá y a su abuela como mujeres guerreras, pues gracias a la fuerza y educación que ellas le dieron, tuvo las herramientas para enfrentar expresiones de odio, racismo y machismo.

Otilia agradece a su familia que le dio la posibilidad de tanta formación. “Llevar la bandera de Guatemala fue un estímulo de orgullo, era como portar mi traje,” comenta.

Ahora, Otilia reconoce que fueron algunas de sus maestras las que no la dejaron sola y ella las valora especialmente, como sus aliadas, pues tuvo a su lado mujeres fuertes que la acompañaron y apoyaron.

Como maestra de primaria se dio cuenta de que la educación es una herramienta invaluable. Trabajaba doble jornada y fue entonces que empezó a alfabetizar personas de su comunidad. Luego, quiso organizarse en dos aristas a las que pertenecía: quería trabajar con mujeres y con pueblo indígenas. En honor a sus maestras “aliadas”, destinaba su capacidad para ser líder y para motivar a las niñas a seguirse educando.

En medio del conflicto armado, decidió organizarse con un grupo de mujeres llamado “Mujeres por el Desarrollo”, que buscaba alfabetizar a las mujeres adultas de la comunidad. También, en la década de 1980, estuvo en la Coordinadora Nacional de Mujeres, ahí nace su idea de organizar a las mujeres en el ámbito político, buscando formación en temas de organización de Estado a través de una escuela política y de gobierno.

Fue así como inició una fuerte articulación con otras mujeres como Rigoberta Menchú, Rosalina Tuyuc, Julia Zum, entre otras, y mujeres del Quiché. Junto a otras nueve mujeres, crearon la Asociación Política de Mujeres Mayas Moloj en 1997, con la intención de Otilia de constituir una organización eminentemente política.

“Queremos que las mujeres tengan los instrumentos y que lleguen a los espacios de toma de decisión con la mirada de las mujeres mayas y pueblos indígenas,” asegura Otilia.

Ahora funge como asesora de mujeres, impulsa a través de diplomados, el liderazgo y el poder de las mujeres porque está convencida que las mujeres pueden transformar el mundo.

La lideresa enfatiza que, “es importante que la mirada de las mujeres sea horizontal, sin dejar de ver hacia las ancestras, pues son esas mujeres por quienes hoy estamos aquí”. Agrega, “uno de los nawales Tziquin, el águila, nos recuerda que debemos tener una mirada doble, esto quiere decir que debemos tener una mirada hacia atrás, en retrospectiva. Hay mujeres que han hecho historia y eso les ha costado la vida. Este esfuerzo sirve para que nosotras sigamos buscando la igualdad y libertad para todas las mujeres”.

En Guatemala, Otilia continuó haciendo abogacía con la Plataforma de Mujeres Indígenas.

“No nos desprendemos de nuestras bases, las mujeres somos las llanuras de muchas historias”. Comenta que cuando se firmaron los Acuerdos de Paz en Guatemala, veinte mujeres indígenas fueron protagonistas en el proceso, participaron en la construcción del Acuerdo de Identidad y Derechos de Pueblos Indígenas.

Su previa organización les permitió llegar con propuestas sólidas. Para ella, hace falta que a nivel mundial las mujeres ocupen espacios donde ahora están ausentes.

Luego, llegó a ser diputada en el Congreso de la República por parte del partido Winaq y participó en las comisiones de la Mujer, Extraordinaria por la Transparencia y Pueblos Indígenas. También, en el período del 2000 al 2004 fue ministra de Cultura y Deportes en Guatemala.

Alrededor de los años 90, Otilia entró en contacto con el movimiento feminista. Este conocimiento le sirvió para impulsar leyes a favor de las mujeres y para que su trabajo siempre estuviese impregnado de enfoque de género. En el 2006 recibió el premio Bartolomé de las Casas por su destacada trayectoria en el ámbito educativo y cultural de Guatemala, destacando su trabajo como integrante de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico del Conflicto Armado Interno en Guatemala.

En esa misma época trabajó en la iniciativa “Educación de la Niña”.

A partir de su experiencia, impulsó la educación hacia las niñas: “porque estamos educando a las mujeres y así educamos a las familias y a las comunidades y a su escuela”. Incorporaron materiales con enfoque de género, eliminaron estereotipos, lo que significó un gran esfuerzo, y logró obtener 60 mil becas para niñas indígenas, involucrando al Ministerio de Educación, al sector privado y a algunas organizaciones de sociedad civil.

Lux de Cotí menciona que el presidente Ramiro De León Carpio la incluyó en la delegación que iría a Beijing, por lo que se considera afortunada. Guatemala hizo la incidencia para que apareciera la esfera de la Educación. “Me nombraron como delegada oficial y yo llevaba el informe de gobierno que incorporaba la voz de las mujeres de sociedad civil”.

Al referirse a los retos que aún identifica, la lideresa menciona: “Siempre nos encontramos con retos enormes; uno es buscar de qué manera logramos la paridad. Ahora estamos haciendo la propuesta de reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos -LEPP- en su artículo 212 y el 212 bis. Queremos lograr transformaciones y cambios”.

Al preguntarle a Otilia sobre lo que quiere lograr, responde, “Espero ver una Guatemala, una América Latina, donde las mujeres jóvenes sigan luchando por la igualdad que no hemos logrado (…) Quisiera ver, en 20 o 30 años, a una juventud indígena que siga trasladando su cosmovisión desde los pueblos indígenas y que reproduzca varios elementos de su cultura, que haya levantado su bandera por la igualdad y a una mujer protagonista de su propio desarrollo”. Otro desafío para la lideresa es la articulación urbana y rural. “Es fundamental para que las mujeres transformemos el mundo y luchemos por la igualdad que queremos”.

Otilia reconoce el rol de ONU Mujeres en la articulación de espacios de incidencia que permiten que las mujeres sean parte de la construcción del mundo igualitario que queremos y de seguir impulsando iniciativas que ponen al centro de la agenda a las mujeres y las niñas.

“El compromiso colectivo o social de las lideresas nos mueve constantemente hacia la meta de la igualdad de género. Hay que escuchar a las mujeres. Nuestras vivencias y experiencias nos permiten tener una visión clara sobre la agenda y la necesidad de desarrollo” asegura Lux de Cotí.