Las mujeres indígenas bolivianas están escalando las cumbres más altas de América Latina, llevando la bandera de la campaña ÚNETE a nuevas alturas

Fecha:

Bolivia-Cholitas-escaladoras-WEB-02
Foto: Jose Ignacio Mateis Balza

En la cima de la montaña Huayna Potosí de Bolivia, que se eleva a más de 6.000 metros sobre el nivel del mar, ondea con orgullo la bandera que promueve la campaña ÚNETE del Secretario General de las Naciones Unidas, un esfuerzo global para poner fin a todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas.

En 2020, cuatro alpinistas -Cecilia y Rufina Llusco, Teodora Magueño y Ana Lía Gonzáles- la instalaron allí, como testimonio de su resiliencia y determinación para despertar la conciencia pública y la acción, desde las montañas más altas.

Ascendiendo a peligrosas cumbres donde las temperaturas pueden descender hasta los 30 grados bajo cero, el viaje de estas cuatro mujeres aymaras de entre 24 y 50 años es un poderoso símbolo del empoderamiento femenino. Tras 18 horas de caminata ininterrumpida con temperaturas de -20ºC, llegaron a la cumbre, vestidas con su atuendo tradicional: las faldas de pollera características de las mujeres indígenas de Bolivia, ondeando al viento.

"Antes de hacer senderismo, solía llevar el equipaje de los turistas a las montañas. Ahora, después de haber conquistado siete montañas, quiero subir al Everest y que mis polleras ondeen allí", dice Cecilia Llusco. Ella, al igual que sus compañeras, nació y creció rodeada de las montañas de los Andes.

Este año, su destino es el Sajama, la montaña más alta del país, con 6.542 metros sobre el nivel del mar. Durante los 16 Días de Activismo, del 25 de noviembre al 10 de diciembre, seguirán escalando, demostrando su compromiso con la eliminación de la violencia de género.

Las alpinistas también tienen previsto realizar una serie de eventos, incluidas conferencias de prensa, antes y después de cada escalada, para concienciar sobre la violencia de género en el país y animar a las jóvenes a practicar este deporte.

Bolivia-Cholitas-escaladoras-WEB-01
Foto: Jose Ignacio Mateis Balza

Tradiciones y determinación

Las escaladoras formaron una asociación que ha elevado el perfil de las mujeres bolivianas en el alpinismo, conquistando los picos más altos del país y escalando recientemente la montaña más alta de América Latina: el Aconcagua.

"Dar a conocer la violencia de género a través de un deporte extremo como el alpinismo, realizado por cuatro mujeres indígenas que han superado innumerables retos y discriminación, es un ejemplo de su determinación y compromiso para la región y el mundo", afirma Nidya Pesántez, responsable de la oficina de ONU Mujeres en Bolivia.

Orgullosas de sus raíces indígenas, las cuatro embajadoras de la campaña ÚNETE en Bolivia presentan con orgullo su identidad aymara, a través de sus atuendos y prácticas tradicionales, mientras suben a las cumbres.

Unidas por un sentimiento compartido de amor a las montañas, planean seguir escalando las montañas más altas del mundo, llevando mensajes de igualdad de género y prevención de todas las formas de violencia, como parte del programa "Mamá Pacha", en asociación con ONU Mujeres desde 2020.

Bolivia-Cholitas-escaladoras-WEB-03
Foto: Jose Ignacio Mateis Balza

Unidas por un objetivo común

"Crecí rodeada de montañas y me dijeron que esto era un trabajo de hombres", cuenta Gonzáles, escaladora profesional y líder del grupo, conocido como Cholitas Escaladoras Maya de Bolivia. "Eso se convirtió en un incentivo para romper todo tipo de estereotipos y demostrar a todo el mundo que las mujeres somos poderosas".

El alpinismo, un deporte extremo dominado por los hombres, fue el punto de partida para que Gonzáles y sus compañeras rompieran los estereotipos. Pero también han demostrado desde entonces que cuando se trata de alcanzar sus objetivos, no hay límites.

"La primera vez que escalé, sentí que volaba. Me sentí libre, y fue lo más increíble que he vivido, estar a la altura de las nubes donde ondeamos la bandera de la campaña Únete", añade Gonzáles.

Rufina Llusco recuerda con tristeza que la inspiración de su ascenso es el sufrimiento de las familias que han perdido a sus seres queridos por el feminicidio.

"Hice ese ascenso con un propósito: acabar con la violencia de género. Las familias de las víctimas llevan muchos años buscando justicia y su dolor me conmovió. Por eso cumplimos el objetivo de enviar un mensaje desde la cima del Huayna Potosí, con la bandera de la campaña Únete", dice.

Según la Organización Mundial de la Salud, la prevalencia de la violencia física o sexual por parte de la pareja es del 42% en las mujeres bolivianas solteras o casadas de entre 15 y 49 años. Según datos de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV) de Bolivia, en 2020 se registraron 113 feminicidios en el país.