Milagro Suira: “Trabajo para que la ubicación geográfica de una niña no defina el nivel de educación al que puede acceder o los derechos que pueda ejercer”
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Desde hace cinco años, Milagro Suira ha dedicado su vida a trabajar en la reducción de las desigualdades en zonas rurales de Tierras Altas, en Chiriquí, en su país natal, Panamá. La joven activista es fundadora de la organización juvenil rural CONEYSO y creadora de la iniciativa de consulta de salud sexual y reproductiva - Mitos + Educación. Lidera el capítulo de Tremendas Panamá y la organización Generación Conectados, de la Unión Internacional de Telecomunicaciones. Ha trabajado en la organización de eventos virtuales de trascendencia internacional como el Foro Generación Igualdad (París, 2021) y participó del octavo Congreso Mundial por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia (Málaga, 2018), la Consulta Regional de Juventudes Beijing+25 (Chile, 2020) y el She Is Forum (Barranquilla, 2021).
¿Qué te motivó a desarrollar acciones a favor de niñas en áreas rurales?
Yo fui una de esas niñas que nació en el campo, que no tuvo acceso a internet hasta que tuvo 15 años, que ni sus padres ni maestros le hablaron de educación menstrual y cuando tuvo su primer periodo no entendía qué le estaba pasando, que empezó la escuela tarde y tuvo que abandonar sus estudios en varias ocasiones, entre otras cosas. A mí nadie me tiene que explicar el machismo y la falta de derechos que viven las niñas rurales mientras crecen, porque yo lo viví y lo vi en mis primas y amigas. Por eso, apenas tuve las herramientas para hacer algo, no dudé en comenzar a trabajar para que la ubicación geográfica de una niña no defina el nivel de educación al que puede acceder o los derechos que pueda ejercer.
¿En qué consiste tu trabajo actualmente?
Desde una organización en formación en Tierras Altas llamada CONEYSO, gestionamos actividades para la juventud rural directamente en zonas remotas, donde los involucramos en carreras STEM, derechos sexuales y reproductivos, así como políticas públicas. Manejamos un banco de material educativo que recibe y entrega recursos a la juventud rural para que el factor económico no sea un impedimento para que puedan continuar con su educación. Desde Tremendas hemos hecho varios eventos virtuales para abordar tabúes que enfrentan las mujeres. En la Unión Internacional de Telecomunicaciones, ejerzo como delegada de la juventud para las Américas y he participado en eventos internacionales para visibilizar cómo se vive la desigualdad tecnológica en América Central y como se puede acelerar el acceso a internet en los jóvenes de la región, y justo estamos preparando un evento para el día internacional de las niñas en las TIC, que presentará importantes reflexiones.
¿Qué retos enfrentas como activista joven?
Además de los retos comunes que enfrenta la juventud, como la falta de acceso a recursos y el poco apoyo del estado, por vivir en un área rural, enfrento dificultades de movilización o la exclusión de espacios de participación. Generalmente no soy tomada en cuenta ya que la mayoría de estos espacios se dan en la ciudad capital o en la capital de provincia y la movilización resulta costosa.
Como parte de mi trabajo, busco oportunidades para que la juventud rural tenga espacios de aprendizaje y recreación como los que se dan en Ciudad del Saber u otros sitios de la capital, pero al sostener reuniones con las organizaciones, me dicen que probablemente no podrán apoyarme por la distancia. Aparte, el apoyo de los municipios en estos lugares es muy escaso, ya que su propio presupuesto es bajo y cuando ven que una mujer joven de la comunidad presenta propuestas para atender problemas poco vistos como los micromachismos en edad temprana o la violencia en los matrimonios, inmediatamente prefieren ignóralo.
¿Qué acciones está desarrollando tu organización, Tremendas, en Panamá?
Tremendas es una organización que posee los mismos objetivos en cualquier parte del mundo. El trabajo se debe adaptar al contexto de cada país. En estos momentos Tremendas en Panamá tiene su mirada puesta en la conmemoración del 8 de marzo y en crear conciencia sobre los últimos casos que se han desarrollado en Panamá, cómo el tema de las esterilizaciones forzadas y el caso de violación y privación de sus derechos fundamentales a una niña de 8 años tanto por su agresor como por el estado.
Tremendas Panamá está en una constante creación proyectos y talleres que buscan sensibilizar sobre la realidad que viven las mujeres y cómo se puede mejorar desde diferentes aspectos, educando sobre nuestros derechos y cómo exigirlos.
Has tenido una gran participación en espacios de juventud a nivel internacional. ¿Cuál consideras que es el mayor desafío que tienen las jóvenes panameñas actualmente y qué propuestas crees que se deban impulsar para enfrentarlo?
Aunque parezca muy básico, uno de los principales desafíos en Panamá es la educación, ya que las oportunidades existen y hay muchas organizaciones internacionales y nacionales que están en una constante creación de espacios de participación en diferentes enfoques, siempre buscando crear nuevos agentes de cambio y líderes. Sin embargo, la mayoría de nuestros jóvenes no tienen acceso o nunca se llegan a enterar de que este tipo de actividades existen, ya que la educación en Panamá no está orientada a qué los jóvenes experimenten este tipo de oportunidades, sino más bien se limita a la obtención de un título y un trabajo estable, sin tomar en cuenta los múltiples beneficios que aportan a los jóvenes el poder participar en espacios de toma de decisiones y creación de soluciones a los problemas que ellos mismos enfrentan, así como también experimentar procesos de multiculturalidad que les permiten tener una visión más clara de lo que sucede a nivel mundial y cómo contribuir desde nuestras comunidades.
¿Qué retos diferenciados enfrentan las jóvenes rurales?
Por el contexto geográfico de estas zonas, los jóvenes de áreas rurales casi siempre tienen que caminar largas distancias para poder acceder a su educación. Este es uno de los factores involucrados en que muchas de las niñas rurales abandonen su educación a temprana edad, ya que muchos padres no están dispuestos a dejar que sus hijas vayan solas a la escuela; también la falta de una educación de calidad en estos centros educativos ya que, en su mayoría, son escuelas multigrado donde las materias más constantes son español y matemáticas, en las que materias como el inglés se puede llegar a ver solamente tres veces en un trimestre.
La cultura dentro de las zonas rurales es un factor que influye muchísimo en el acceso a oportunidades de los jóvenes en estos lugares ya que la mayoría proviene de familias más conservadoras, que evitan hablar de ciertos temas a sus hijas y que generalmente sus hijas no se relacionan con los vecinos ya que las casas se encuentran muy distantes.
La falta de acceso a servicios básicos como el internet es otro factor que las diferencia. Hay que caminar grandes distancias para poder llegar a un café internet donde pueden hacer sus tareas o sus investigaciones, y en casos en los que tienen internet dentro de sus casas, debido a la boscosidad, la señal puede ser muy débil e interrumpida.
En las zonas rurales es muy común que la mayoría de los jóvenes abandonen su educación cuando salen de la escuela primaria, ya que la escuela secundaria probablemente requiera que se trasladen a otras ciudades a diario, lo cual le genera costos adicionales a la familia.
Muchas de las personas que viven en zonas rurales son familias campesinas y se les dificulta enfrentar esos costos. En zonas urbanas posiblemente un niño o un joven no tendría estas dificultades para acceder a educación o a otros servicios, allí está la diferencia.