Mujeres quilombolas de Brasil protagonizan acciones para poner fin al cambio climático, lograr la igualdad de género y garantizar un futuro sostenible
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Geovânia Machado Aires es profesora y tiene un máster en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales del programa de posgrado Cartografía Social y Política de la Amazonía de la Universidad Estatal de Maranhão y la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro. Es investigadora del proyecto Nueva Cartografía Social de la Amazonía, del grupo de investigación Literatura y Antropología: cartografías y otras formas narrativas y del proyecto Centro de Ciencias y Saberes: experiencia de creación de museos vivientes en la afirmación de los conocimientos y saberes representativos de los pueblos y comunidades tradicionales. Fue secretaria municipal de Medio Ambiente de Penalva (Maranhão), secretaria de Igualdad Racial de Penalva (Maranhão) y asesora de la Asociación de Comunidades Negras Rurales y Urbanas Quilombolas del Estado de Maranhão (ACONERUQ). Actualmente, es profesora, directora regional del Consejo Nacional de Poblaciones Extractivas del Estado de Maranhão y secretaria de Administración de Penalva (Maranhão).
La profesora e investigadora brasileña Geovânia Machado Aires, de 34 años, vive en el quilombo de Bairro Novo, situado en el municipio de Penalva. Pertenece al grupo de Mujeres Quilombolas, Recolectoras y Procesadoras de Cocos de Babasú y trabaja en la administración pública del municipio de Maranhão. Es socia del proyecto Derechos humanos de las mujeres indígenas y quilombolas: un tema de gobernanza, desarrollado por ONU Mujeres con el financiamiento de la Embajada de Noruega.
La iniciativa se desarrolla en los estados de Maranhão y Pará con el objetivo de posicionar los derechos humanos de las mujeres indígenas y quilombolas al centro de la gestión gubernamental, a través del desarrollo de políticas estatales y municipales que respondan a las necesidades de las mujeres de estas dos comunidades y aseguren la mejora continua de sus condiciones económicas y sociales.
Como parte de su trabajo, Geovânia se ha dedicado a enseñar a la comunidad que de la palma de babasú no se desperdicia nada, por el contrario, todo se aprovecha y se transforma mediante el conocimiento tradicional, transmitido de generación en generación. Con la hoja se pueden hacer techos para las casas y cestas para transportar cocos, así como objetos decorativos. A partir del aceite de almendra se producen cosméticos como jabones y aceites y también puede utilizarse como combustible. El aceite también puede utilizarse como aceite de cocina. La cáscara del coco babasú se utiliza como carbón vegetal. La comercialización de los productos es una importante fuente de ingresos para las comunidades quilombolas brasileñas.
Mujeres quilombolas: activistas y protagonistas
Geovânia ha heredado un legado familiar en el que las mujeres quilombolas son protagonistas activas en la preservación del medio ambiente y la adaptación al cambio climático como factores determinantes para alcanzar la igualdad y un futuro más sostenible para todos.
Según una investigación realizada por el proyecto Nueva Cartografía Social de la Amazonia (Universidad del Estado de Maranhão), del cual Geovânia participa, en Brasil hay aproximadamente un millón de mujeres que procesan nueces de babasú. De ellas, al menos 400.000 forman parte del Movimiento Interestatal de Mujeres Procesadoras de Nuez de Babasú, una asociación que ha visibilizado las acciones de estas mujeres contra la devastación ambiental, a favor de la igualdad de género, la defensa de los territorios, de la ley de libre acceso a las áreas de babasú, entre otras.
Geovânia advierte que el cambio climático es un problema que ha estado afectando a las comunidades tradicionales desde hace muchos años, trayendo consigo la deforestación de los bosques de babasú, los incendios y la lucha por los recursos naturales. "El impacto es palpable en todos los rincones de las zonas de protección ambiental y los que sufren son los residentes que están en las bases, luchando por sobrevivir”. Las mujeres están al frente de las acciones contra el cambio climático, siendo la tala de áreas nativas, palmeras babasú, acai, mangaba y otros frutos de especial preocupación ya que la misma afecta a toda una cadena de seguridad alimentaria en ese espacio.
Educación y empoderamiento para enfrentar los desafíos
El proyecto de ONU Mujeres contempló un espacio de formación en políticas públicas para las mujeres e interseccionalidades. Geovânia participó de esta experiencia y asegura que está compartiendo los nuevos conocimientos y herramientas con su comunidad.
"Aprendí mucho sobre el empoderamiento de las mujeres”, indica Geovânia. “Sin embargo, aún tenemos retos persistentes para que se garanticen nuestros derechos y se abran espacios de diálogo", subraya Machado Aires.
A pesar de los desafíos, Geovânia utiliza sus conocimientos para promover encuentros con mujeres de Penalva y su labor la ha compartido con aproximadamente dos mil mujeres. "Todos los días aplico los valores de empoderamiento que adquirí en el curso especialmente el reconocimiento de los derechos y los deberes", concluye.