Wendy Perez, activista y defensora de las mujeres afrodescendientes bolivianas

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Foto: Cortesía Wendy Perez

Las mujeres afrodescendientes en Bolivia han hecho un gran aporte sumando esfuerzos por la lucha contra la discriminación y el sexismo. Su presencia ha sido clave para forjar una agenda en favor de las mujeres en toda su diversidad. Bolivia es de los pocos países que tiene una Constitución Política del Estado que reconoce a la población afrodescendiente, lo que ha permitido aunar esfuerzos para crear políticas y acciones estratégicas en favor de las comunidades afro, aunque aún hay demandas pendientes.

Wendy Pérez Salinas es directora del Servicio Plurinacional de la Mujer y la Despatriarcalización (SEPMUD) y militante de la Organización Asociación de Mujeres Afrobolivianas y Marronas de Bolivia. Es la primera mujer afrodescendiente en ese cargo que ocupa desde el año 2020 y su presencia ha permitido darle una mirada distinta al trabajo de generar una agenda participativa de defensa de los derechos de las mujeres bolivianas. Es activista y defensora de los derechos humanos. Afirma que su presencia ha significado mucho para su población, pero no se puede olvidar que la agenda de las poblaciones afrodescendientes e indígenas tiene que transversalizar a todas las instancias del Estado si realmente se quiere hablar de una despatriarcalización y descolonización.

Su entusiasmo y sobre todo su trabajo incansable durante la última década la han convertido en una referente para el pueblo afroboliviano. Tiene la esperanza de que esa lucha refleje la labor que ahora le toca asumir desde el Estado.

¿Cuáles considera usted que son las principales necesidades que enfrentan las mujeres afrodescendientes en Bolivia?

Aunque no ha habido un acompañamiento o un proceso real desde el Estado, hay demasiadas necesidades que creo que hemos venido trabajando desde las organizaciones de sociedad civil de la población afro boliviana.

El año pasado hicimos un evento de mujeres afrodescendientes en nuestro país para construir una agenda de exigibilidad donde se revelan muchas necesidades, principalmente el tema de salud diferenciada. Para nosotras es fundamental que se nos pueda atender con una perspectiva cultural porque a veces la atención de salud es invasiva ya que no va a nuestros usos y costumbres.

Otra de las necesidades se refiere a temas de educación diferenciada. Hemos trabajado desde las organizaciones junto al Estado en una currícula regional desde lo afroboliviano, siendo esta una de las primeras currículas que transversaliza el tema de género, derechos sexuales y reproductivos pero que no se han podido aplicar dentro de nuestras comunidades afrodescendientes.

Sabemos que las mujeres somos quienes preservamos la lengua. Sigue faltando ese acompañamiento desde las diferentes instituciones para poder materializarla en las escuelas o que la gente conozca un poco más.

Nos sentimos relegadas porque siempre se habla de las naciones y pueblos indígenas originarios del país sin entender que la CPE reconoce a la población afrodescendiente de forma específica. Las políticas que han salido siempre se olvidan del tema afroboliviano. Como asociación estamos trabajando en el tema de derechos sexuales y reproductivos en nuestras comunidades y en la prevención de violencia porque entendemos que, si no lo hacemos nosotras, no hay quien más lo haga.

Es importante que yo, como mujer afrodescendiente, esté ocupando una cartera dentro del Estado, pero yo sola no puedo transversalizar el tema. Es un tema transversal que se tiene que trabajar dentro del Estado con políticas públicas claras. Entendemos que no somos una población mayoritaria, pero tampoco somos minoritaria.

Somos el sexto pueblo con población dentro del Estado Plurinacional y necesitamos que se hagan políticas orientadas especialmente para nosotras. Nuestra población es una de las que tiene mayor índice de pobreza, analfabetismo, entre otras. Necesitamos que se vea desde esa perspectiva. Bolivia es uno de los primeros países que reconoce a la población afrodescendiente, pero creemos que todavía falta la conciencia dentro de las instituciones estatales para trabajar. No es que nos tengan que encajar en todo, pero nos tienen que tomar en cuenta.

¿Cuáles son las principales demandas que usted plantea como persona afrodescendiente para asegurar que esas necesidades sean atendidas por parte de los poderes públicos?

Lo que nosotras principalmente demandamos es salud, educación y acceso real a la justicia, que cuando nosotras vayamos a poner una denuncia de algún tipo de violencia se nos atienda.

Necesitamos que dentro de las instituciones se tengan estadísticas de cuántas mujeres afrodescendientes se han atendido en casos de violencia, por ejemplo; no hay datos desagregados que nos ayuden después a tomar acción.

En temas de salud, por ejemplo, hay enfermedades que nos afectan más al pueblo afroboliviano por diferentes tipos de características. Por otro lado, se debe entender que nuestra población es altamente migrante por todo lo sucedido desde la época de la colonia. Para acceder a la educación superior, nuestra población suele migrar y se enfrentan a problemas desde el habitacional hasta racismo y todas las formas de discriminación.

Otra de las demandas es una implementación real de la Ley contra el racismo y toda forma de discriminación porque hasta ahora todos los casos que hemos presentado como denuncias, tanto en el ámbito educativo regular y superior, en las instituciones estatales, no han proseguido. Si se comete un delito siguen quedando impunes.

Desde nuestro activismo estamos trabajando con las comunidades muy de cerca, sobre todo para luchar contra el machismo, la prevención de violencia mediante alianzas con los municipios para que las instancias se hagan cargo de los procesos de prevención y atención. Tenemos un plan de prevención de abuso sexual en niñas; estamos trabajando en temas de empoderamiento económico de las mujeres especialmente para madres solteras que están entre lo 18 y 25 años. Hay mucha deserción por los niveles de pobreza y las familias de estas comunidades están sacando a sus hijos de la escuela. Para ello se necesitan recursos y para eso estamos planeando inaugurar dos centros pedagógicos: uno en Irupana y otro en Coroico para que tengan un lugar donde acudir.

¿Cuál sería su principal recomendación para promover los intereses de las personas afrodescendientes de la región?

A nosotras nos interesa que nos escuchen. Que nuestras voces no sean solo visibilizadas en fechas determinadas, sino que nos tomen en cuenta siempre. Necesitamos a nivel nacional y regional políticas públicas afirmativas hacia nuestro sector y a partir de lo que nosotras

planteamos. Entendemos que hay políticas macro de las cuales nos hemos beneficiado, pero necesitamos acciones afirmativas, más específicas. Y esa es parte de la política de despatriarcalización, pero debe ser transversalizada con una mirada no solo de un sector mayoritario, sino que se pueda mirar a sectores que probablemente necesitan mucha más atención por las necesidades específicas que surgen.

Nosotras como afrodescendientes hemos aportado en gran magnitud al mundo y de manera gratuita. No vamos a pedir que todas las políticas públicas en el país sean para nosotras, pero necesitamos políticas más específicas ya que hay temas que tienen que ver netamente con nuestra población. Necesitamos que el Estado y las instancias de cooperación nos escuchen y nos apoyen, pero desde nuestra perspectiva, no queremos encajar en lo que ya hay, sino que se mire lo que necesitamos.

Este año la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe se enfocará en el tema de cuidados. ¿Cuáles considera usted que son las principales necesidades que enfrentan las personas afrodescendientes en Bolivia en cuanto a los cuidados?

Es un tema que creo que no hemos trabajado así a grandes rasgos. Estábamos planteando con otras organizaciones para determinar qué realmente es “cuidados” desde las mujeres afrodescendientes, pero hay una gama interesante porque el tema de cuidados, desde nuestra población, lo entendemos aún desde los roles de género, están muy incrustados. Nos está costando decir que en realidad los compañeros, los padres, deberían coadyuvar en estos temas. Esperemos que haya más espacios para plantear estos debates.

¿Desde su trabajo cuáles son los principales logros o avances que se concretaron en favor de las mujeres afrodescendientes?

El año pasado completamos la personería jurídica de la organización y desde el SEPMUD apoyamos en el primer evento de mujeres afrodescendientes. Hicimos el acercamiento con el Ministerio de Salud y se hizo un congreso de salud mental a nivel nacional y con comunidades. Se ha estado apoyando en talleres para trabajar temas de despatriarcalización. Las compañeras de la comunidad afrodescendiente han sido parte de la modificación de la Ley n° 348 para que haya una mirada desde ellas. Ahora estamos haciendo un acercamiento desde el Estado y la organización para ver su agenda.

¿Cuáles son los acuerdos y proyectos que encara desde su despacho junto a ONU MUJERES en Bolivia?

Estamos agradecidas con ONU Mujeres por su aporte y apoyo. Han sido fundamentales para el proceso de reformulación de la Ley n° 348. Recibimos un apoyo muy importante este año para hacer seguimiento al año de la Revolución Cultural para la Despatriarcalización y Una Vida Libre de Violencia contra las Mujeres. El trabajo de ONU Mujeres en nuestro país es importante. entendemos que las instituciones de mujeres tenemos presupuestos muy bajos, pero estamos trabajando de manera coordinada para sacar a flote nuestras estrategias. Sabemos que todos los logros que se han dado para las mujeres dentro del Estado no han sido gratis y debemos seguir trabajando de manera conjunta.