Creando nuevas avenidas de resiliencia para sostener la paz desde las mujeres Kaqchikel, Q’eqchi’ y mestizas

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Carolina Coc, lideresa Alta Verapaz. Foto: ONU Mujeres Guatemala

Aún después de la firma de los Acuerdos de Paz persiste la violencia contra las mujeres en Guatemala. Es más, las diferentes formas de violencia contra las mujeres, particularmente contra las mujeres indígenas, emergen y se intensifican, como demuestran los altos niveles de femicidio, desapariciones, maternidades infantiles forzadas y los ataques cibernéticos.  

El papel de las mujeres jóvenes como constructoras de paz es crítico para cambiar la narrativa que se ha ido tornando más agresiva y peligrosa. El conflicto armado interno disipó las esperanzas y los sueños de muchas mujeres kaqchiqueles y q’eqchi’s. Ellas son ahora las abuelas, cuyas voces pasaron de cantar y hacer poesía a demandar justicia. Existe una fuerte necesidad de conectar a las abuelas con las mujeres jóvenes, la generación de las nietas, que ahora son cantantes, artistas y personas de influencia incluyendo el ciberespacio a fin de que construyan juntas una nueva narrativa que pueda sostener los progresos obtenidos con tanto esfuerzo y prevenir la recurrencia de los conflictos y la violencia.
 

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“(…) llevaba años de ser lideresa, pero siempre me habían dejado de último, cuando iba a las reuniones me preguntaban ¿Qué vas a poder decir? Y me quedaba callada; alguien (…) me dijo ‘deja de estar caminando por las gradas porque ese no es tu camino’, ahora entiendo que era una forma de atacar mi liderazgo, me sentía de menos, con miedo; (…) lo que he aprendido gracias al proyecto lo he compartido con mi comunidad, ya no tengo miedo” - Carolina Coc, lideresa Alta Verapaz.


El proyecto se planteó abordar una brecha importante en la construcción de la paz al responder a las tácticas sistemáticas y emergentes dirigidas en contra de las mujeres constructoras de paz en terrenos tradicionales y nuevos, tales como los ciberterritorios; donde la persecución toma nuevas dimensiones y tiene un efecto duradero. Al facilitar la alianza intergeneracional y multicultural entre mujeres q’eqchi’, kaqchiqueles y mestizas de Alta Verapaz, Chimaltenango y ciudad de Guatemala, apoyadas por instituciones estatales clave, el proyecto apuntó a cambiar su posición de blancos de violencia a protagonistas del sostenimiento de la paz, abordando las formas emergentes y continuas de violencia en su contra, relacionada con el conflicto y el postconflicto las cuales se han amplificado a través de las tecnologías de información y comunicación (TIC) y en el ciberespacio.  

Resultados

Con el financiamiento del Fondo para la Consolidación de la Paz (PBF por sus siglas en inglés), el proyecto contribuyó a posicionar a las constructoras de paz como actoras políticas clave fortaleciendo su asociación con las instituciones estatales para el desarrollo de acciones replicables de protección y de acceso a justicia.

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La transformación en el relacionamiento entre las lideresas locales con las instituciones de seguridad y justicia y el reconocimiento a su capacidad de respuesta fue uno de los principales resultados del proyecto. El acudir a las autoridades de seguridad y justicia en caso de ser víctima de violencia en el ciberespacio pasó a ser la primera opción para el 61% de las mujeres beneficiarias del proyecto, frente al 29.1% previo a la intervención. 

Se propiciaron mecanismos de asociación entre instituciones y lideresas, generando herramientas para fortalecer el actuar institucional como la ruta de actuación para delitos de violencia contra las mujeres cometidos por medios cibernéticos y formatos de denuncia integrando elementos para los casos que ocurren a través del ciberespacio. Se incorporó la perspectiva de género y la interseccionalidad en los sistemas de registro de denuncias de la Policía Nacional Civil y en su capacidad de dar una respuesta diferenciada a las mujeres. 

Lo anterior, aunado al fortalecimiento de la interoperabilidad de los sistemas informáticos de Policía Nacional Civil, Organismo Judicial y Ministerio Publico, contribuyó a un cambio estructural en el proceso de la denuncia, mejorando la toma de decisiones basada en información confiable generada por un sistema de información integrado entre las instituciones. Este cambio equivale a un crecimiento del 15% de los casos registrados por la Policía Nacional Civil en el departamento de Guatemala.

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Colectivo Chiviricuarta. Foto: ONU Mujeres Guatemala

Adicionalmente, se promovieron alianzas sororarias intergeneracionales entre constructoras de paz y pioneras dando como resultado la generación de estrategias de incidencia colectiva y el incremento de la participación de las mujeres en espacios y puestos de toma de decisión a nivel local, incluso dentro de instituciones gubernamentales.  

Se incrementaron las capacidades de las lideresas para interrumpir los impulsores de conflicto, aplicar medidas de autoprotección y herramientas para hacer frente a la violencia cibernética, contribuyendo a la generación de ambientes virtuales seguros por medio del desarrollo de iniciativas transformadoras, intergeneracionales y multiculturales como la iniciativa “ENLÁZATE”, la cual facilita información acerca de los tipos de violencia cibernética, prevención y atención. Por su parte, las campañas “#Aliadas” y “las pilas” están orientadas a fortalecer la sororidad entre mujeres, promover su liderazgo y participación en espacios de toma decisión e incluye un componente dirigido a hombre “aliados”, así como estrategias de protección digital.