Demecia Yat: “No abandonemos nuestras luchas”

La defensora de derechos humanos, Maya q’echí, Demecia Yat , apenas tenía 28 años cuando fue forzada a la esclavitud sexual por el ejército guatemalteco en la aldea de Sepur Zarco. Es una de quince sobrevivientes de violencia sexual relacionada al conflicto armado en Guatemala.  

En 2011, las sobrevivientes de Sepur Zarco —a las que hoy se conoce respetuosamente como “abuelas”— llevaron su caso ante el Tribunal Supremo de Guatemala, con el apoyo de las organizaciones locales defensoras de los derechos de las mujeres, ONU Mujeres y otros socios de las Naciones Unidas.  Desde la histórica sentencia del caso Sepur Zarco, Demecia se convirtió en vocera y activista por los derechos las mujeres violentadas.

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Foto: ONU Mujeres / Ryan Brown

Las mujeres indígenas enfrentan diversos tipos de desigualdad y discriminación cruzada, tanto por ser mujeres como por pertenecer a un pueblo indígena, entre otros aspectos. Esto puede limitar su acceso a la educación, los servicios de salud, las oportunidades laborales o su participación en la vida pública. ¿Qué estrategias sugiere para poner fin a esa desigualdad y discriminación? 

Vengo de la comunidad La Esperanza, y formo parte del grupo de mujeres del caso de Sepur Zarco y soy una de las abuelas.  Desde que logramos la sentencia, me he convertido en defensora de derechos humanos. Como mujeres debemos exigir respeto, y que ninguna mujer dentro de nuestra comunidad y familia sufra violencia. Es lamentablemente que en las comunidades aún sigan sufriendo violencia contra las mujeres. 

Hay que conocer la vida de las mujeres para entender las desigualdades y la discriminación que enfrentan. A veces desconocemos su rutina de vida. También es importante trabajar con las autoridades comunitarias para que se involucren. Nosotras empezamos a hablar sobre derechos, como abuelas, hemos incidido en los espacios comunitarios con los autoridades para velar por nuestra comunidad. Lamentablemente la mayor parte de las autoridades son hombres y las mujeres no estamos ocupando esos espacios.  

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Foto: Cortesía de Demecia Yat

La degradación del medio ambiente y el impacto del cambio climático afecta de manera especial a las mujeres indígenas, especialmente a aquellas que viven en áreas rurales. ¿Cuáles son los conocimientos ancestrales que pueden contribuir a mitigar y adaptarse al cambio climático? ¿Qué rol ocupan las mujeres indígenas en la puesta en marcha de iniciativas en el territorio? 

Es muy importante retomar las formas de vida comunitaria que teníamos antes del conflicto armado interno donde existía armonía con todo lo que teníamos a nuestro alrededor. Por ejemplo, se respetaba el agua, se respetaban los cerros, se valoraba lo que nos daba la Madre Tierra, pero al sufrir el conflicto armado interno, sentimos un distanciamiento de estos conocimientos y esta forma de trabajar en conjunto. Antes habían muchas ceremonias mayas, y hoy en día lo hacemos pocas personas. 

Al estar en esta tierra, hay que agradecer, hay que pedir permiso; todo tiene vida, todo se valora tanto como la vida de los seres humanos y también la vida de la naturaleza; lamentablemente hay personas que ya no valoran los cerros o los ríos y lo ven como un espacio de comercio y esto no debe ser así. 

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Foto: Cortesía de Demecia Yat

La posibilidad de participar en la vida pública y política de manera segura es una condición necesaria para defender nuestros derechos. Aún así, muchas mujeres que tienen visibilidad pública, particularmente las mujeres que pertenecen a grupos tradicionalmente marginalizados, enfrentan violencia de diferentes tipos que condiciona su permanencia y capacidad de incidencia en estos espacios. ¿Cómo afecta esta violencia de manera específica a las mujeres indígenas? ¿Qué medidas de protección pueden ayudar a proteger de manera efectiva a las mujeres indígenas? 

Tenemos que alzar la voz. Es momento de pronunciarnos sobre cualquier tipo de violencia que vivimos como mujeres, como la violencia intrafamiliar, que se vive a nivel comunitario y que sufrimos en los espacios públicos. Hoy hay muchos espacios en donde podemos ir a decir lo que está pasando con nuestra vida. Como mujeres, hay muchas organizaciones que son defensoras de derechos humanos y también ya sabemos que existen oficinas del Ministerio Público cerca de nuestras comunidades y podemos acudir. 

Hay mujeres que están sufriendo violencia. Es momento de decir que, como mujeres indígenas, merecemos vivir en paz. 

Es importante que, como mujeres indígenas, no abandonemos nuestras luchas en este momento tan difícil de nuestro país y en otras partes del mundo. Debemos de tener mucha fuerza para exigir nuestros derechos y decir que tenemos voz y derecho a ser parte de la construcción de cada comunidad y del país.  

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Nota: Estas publicaciones buscan estimular un debate propositivo en torno a los principales temas de interés para el avance de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en América Latina y el Caribe. Los conceptos expresados por las personas entrevistadas para la producción de nuestros contenidos editoriales no reflejan necesariamente la posición oficial de ONU Mujeres y agencias del Sistema de Naciones Unidas.