María Xol: “Cambiar las creencias culturales comienza en la educación”

Con más de veinte años de experiencia en derechos y prevención de la violencia contra las mujeres, María Xol es una abogada maya q’eqchi’ especializada en derecho procesal penal, además de haber cursado la maestría en Género y Justicia. Ha ocupado la presidencia de la junta directiva del Comité Ejecutivo de Justicia de Alta Verapaz (CEJAV) y la presidencia y vicepresidencia de la junta directiva de la Oficina Nacional de la Mujer (ONAM). También ha sido secretaria técnica de la Coordinadora Multisectorial para la Conflictividad Agraria de Alta Verapaz, docente titular en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales y coordinadora de proyectos. Ha sido integrante del grupo asesor de sociedad civil para ONU Mujeres en Guatemala.

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Foto: Cortesía de María Xol

Las mujeres indígenas enfrentan diversos tipos de desigualdad y discriminación cruzada, tanto por ser mujeres como por pertenecer a un pueblo indígena, entre otros aspectos. Esto puede limitar su acceso a la educación, los servicios de salud, las oportunidades laborales o su participación en la vida pública. ¿Qué  estrategias sugiere para poner fin a esa desigualdad y discriminación? 

El proceso es complejo. Como guatemalteca, comprendo la igualdad de género, pero en la práctica, sé que esto no es una realidad en nuestra sociedad. Para abordar esto, considero que crear políticas interseccionales es esencial, especialmente para mujeres indígenas y urbanas en contextos rurales, donde las condiciones son más difíciles. 

Uno de los retos fundamentales es garantizar el derecho a la educación, lo cual es una herramienta clave para abrir oportunidades. Aunque la educación ha avanzado, sigue siendo limitada, especialmente en niveles superiores y para las mujeres. La falta de acceso y calidad educativa persiste en las comunidades. 

La violencia es otro desafío importante. Las tasas de violencia contra las mujeres en nuestra región son alarmantes, impactando a niñas y adolescentes, limitando sus oportunidades. La salud sexual y reproductiva también es un reto, con barreras como la falta de recursos y estigmas culturales. 

La seguridad alimentaria y la pobreza son factores que repercuten en la salud y nutrición de las mujeres. Además, la participación de las mujeres en espacios públicos y políticos es un aspecto crucial. 

La transformación requerida es profunda y comienza por desaprender normas arraigadas. Cambiar las creencias culturales que limitan a las mujeres es un proceso largo que comienza en la educación y en comprender diferentes formas de vida. 

En el ámbito de la salud, el acceso y la calidad siguen siendo desafíos, con una preocupación histórica centrada en la salud de otros antes que en la propia. La iglesia y las creencias culturales también influyen, limitando el acceso a métodos anticonceptivos. 

Para superar estas dificultades, se necesita un cambio en las políticas públicas, una transformación de la mentalidad en las comunidades y en las autoridadesy romper con normas sociales que perpetúan la discriminación. 

En última instancia, el proceso de cambio es amplio y comienza con la educación y la comprensión de que las normas sociales pueden cambiar. Superar los estigmas y retos que enfrentan las mujeres requerirá tiempo, pero es un paso esencial hacia una sociedad más igualitaria y justa. 

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Foto: Cortesía de María Xol

La degradación del medio ambiente y el impacto del cambio climático afecta de manera especial a las mujeres indígenas, especialmente a aquellas que viven en áreas rurales. ¿Cuáles son los conocimientos ancestrales que pueden contribuir a mitigar y adaptarse al cambio climático? ¿Qué rol ocupan las mujeres indígenas en la puesta en marcha de iniciativas en el territorio? 

Las recientes inundaciones y sequías en Alta Verapaz, sumadas a la vulnerabilidad de la región a derrumbes y riesgos, afectan especialmente a mujeres indígenas, en su mayoría madres solteras. El agua es esencial en la vida diaria, desde el cuidado de otros hasta la preparación de alimentos y el lavado de ropa. La falta de acceso al agua aumenta los riesgos y afecta la educación de las niñas, que a menudo deben buscar agua en lugar de asistir a la escuela. 

Como mujeres, somos dadoras de vida y transmisoras de conocimiento, especialmente en áreas rurales, donde cuidamos y sustentamos a la familia durante desafíos climáticos. La migración masculina después de las tormentas IOTA y ETA dejó a las mujeres con la responsabilidad de cuidado y subsistencia. 

Transmitir conocimientos ancestrales es clave, como la práctica de una agricultura renovable para conservar especies y ecosistemas, mitigando el cambio climático. Intercambiar semillas criollas después de tormentas promueve la alimentación y la conservación de semillas en peligro. 

El reto radica en transmitir estos conocimientos a las nuevas generaciones, respetando la cosmovisión y la relación con la Madre Tierra. Nuestra labor es esencial en enseñar cómo mantener las formas ancestrales de cuidado de la tierra y preservar estas prácticas en medio de los desafíos climáticos actuales. 

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Foto: Cortesía de María Xol

La posibilidad de participar en la vida pública y política de manera segura es una condición necesaria para defender nuestros derechos. Aún así, muchas mujeres que tienen visibilidad pública, particularmente las mujeres que pertenecen a grupos tradicionalmente marginalizados, enfrentan violencia de diferentes tipos que condiciona su permanencia y capacidad de incidencia en estos espacios. ¿Cómo afecta esta violencia de manera específica a las mujeres indígenas? ¿Qué medidas de protección pueden ayudar a proteger de manera efectiva a las mujeres indígenas? 

La participación de las mujeres indígenas en diversos ámbitos, como el electoral, es limitada debido a la violencia. La vulnerabilidad aumenta al participar públicamente, especialmente para mujeres indígenas. Las oportunidades de participación son escasas a nivel comunitario y la presencia de mujeres en Consejos Comunitarios de Desarrollo -COCODES- es minoritaria. 

Estos consejos, usualmente liderados por hombres, dificultan la participación femenina al establecer horarios que no consideran las necesidades de las mujeres. La organización comunitaria y la creación de espacios seguros son cruciales para que las mujeres puedan expresar sus demandas y minimizar los riesgos de violencia. 

Un reto es fomentar la sororidad y apoyarnos mutuamente en lugar de atacarnos. Esto contribuirá a ser tomadas en cuenta en espacios de toma de decisiones y desempeñar un rol activo y efectivo en ellos. La participación de las mujeres a menudo se limita a roles tradicionales, como preparar alimentos o servir café. 

Educar y empoderar a las mujeres es fundamental para entender la importancia y el derecho a participar y ser escuchadas. Valorar el pensamiento, la opinión y la sabiduría femenina también es esencial. Una forma de prevenir la violencia en estos espacios es la participación colectiva, que brinda fuerza y protección. 

También, la lucha contra la violencia hacia las mujeres indígenas involucra superar desafíos estructurales y culturales. Promover la participación activa, la valoración mutua y la organización comunitaria son pasos esenciales para lograr un cambio significativo. 

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Foto: Cortesía de María Xol

¿Cuál ha sido su relación con ONU Mujeres? 

Pertenezco desde hace dos años alGrupo Asesor de la Sociedad Civil en Guatemala. Para mí, este espacio ha sido enriquecedor y lleno de aprendizaje. Quiero compartir mi experiencia de trabajo con ONU Mujeres. Hace unos 15 años, empezamos a colaborar en acciones de prevención de la violencia a nivel comunitario. Coordiné el Comité Ejecutivo de Justicia de Alta Verapaz y un centro de atención a mujeres sobrevivientes. Implementamos la iniciativa de territorios libres de violencia, generando acciones directas con la comunidad, incluyendo a niños, niñas, mujeres, personas adultas y hombres.También nos vinculamos en acciones relacionadas con la justicia, como estudios médicos y proyectos conjuntos para responder a las emergencias causadas por el COVID-19, brindando apoyo a mujeres en situaciones difíciles, como la falta de pensión alimenticia. 

 

Como mujeres indígenas, tenemos mucha sabiduría y riqueza, que es importante que reconozcamos y multipliquemos.  Uno de los principales retos es lograr la unión para trabajar desde la colectividad.