Cuidados compartidos: una gestión comunitaria del cuidado de personas mayores y con discapacidad

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Entrega de diplomas a participantes de la capacitación sobre cuidado domiciliario. Foto: Fundación León/Ezequiel Vargas

La pandemia del COVID-19 mostró el impacto diferencial de las crisis en las mujeres y las poblaciones en situación de vulnerabilidad. Además, puso una carga adicional sobre las mujeres como cuidadoras y profundizó problemas estructurales para alcanzar su autonomía económica, como el endeudamiento y la falta de acceso al sistema financiero. 

En respuesta a esta coyuntura, se creó el proyecto “Promoviendo la autonomía económica de las mujeres y el cuidado de personas mayores y con discapacidad en Argentina”, una iniciativa interagencial liderada por ONU Mujeres, en conjunto con la Oficina del Coordinador Residente, con la participación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), PNUD y la CEPAL y financiada por el Fondo del Secretario General de las Naciones Unidas para la Respuesta y Recuperación al COVID-19. 

“Este programa estuvo orientado a colaborar con el Estado y la sociedad argentina para transitar la crisis sanitaria con un fuerte foco en la autonomía económica de mujeres y el cuidado de sectores en situación de vulnerabilidad”, expresó Sabrina Landoni, especialista de programas de ONU Mujeres Argentina. 

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Cierre de curso "Cuidados Compartidos" en Valles Calchaquíes. Foto: Fundación León/Ezequiel Vargas

Una de las prioridades es fortalecer a la sociedad civil y las cooperativas para garantizar cuidados de calidad. A través de pequeñas donaciones, ONU Mujeres financió a 10 organizaciones que trabajan en diferentes zonas geográficas del país para mejorar los servicios destinados a personas mayores y/o con discapacidad. 

“Cuidados Compartidos” es uno de los proyectos beneficiados y se implementó por la Fundación León en 2021 en las provincias de Salta, Tucumán y Catamarca en el noroeste de Argentina.  

“Este proyecto nos interpeló porque trabaja con poblaciones históricamente postergadas, pueblos originarios, personas adultas mayores y mujeres. Claramente va a implicar una mejora en las posibilidades de cuidado a nivel territorial y de trabajo decente” apuntó Landoni. 

Con el objetivo de lograr una gestión comunitaria del cuidado de personas mayores y/ o con discapacidad en los Valles Calchaquíes, se capacitó a más de 110 cuidadoras para formar recursos humanos calificados en la atención domiciliaria, institucional y comunitaria desde una perspectiva de género e intercultural.  

A través de una formación teórica y práctica, con un equipo docente interdisciplinario, se buscó dejar capacidades instaladas en las comunidades para que puedan autogestionarse. “Estuvimos en Santa maría, Cafayate y Amaicha brindando herramientas para que grupos de gestión colectiva del cuidado puedan manejarse entre ellos”, explicó Sofía Juárez, coordinadora del proyecto Cuidados Compartidos.

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María Belén Palma (Cafayate, Salta), una de las participantes de la capacitación sobre cuidado domiciliario. Foto: Fundación León/Ezequiel Vargas

Maria Belén Palma, originaria de Cafayate (Salta), es una de las participantes de esta capacitación. Expresó sobre el curso: “Mi intención era adquirir una herramienta para trabajar y aportar en la casa”. 

Al finalizarlo, María Belén empezó a trabajar en un hogar de personas adultas mayores. “Estos espacios son súper importantes para las mujeres y hay que aprovecharlos. Esperamos que se hagan nuevos cursos para que las mujeres nos insertemos en el mundo laboral y no solo estemos haciendo tareas domésticas. Nos sentimos mejor aportando económicamente”, puntualizó María Belén. 

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Carla Martínez (Cafayate, Salta), una de las participantes de la capacitación sobre cuidado domiciliario. Foto: Fundación León/Ezequiel Vargas

Por su parte, Carla Martínez decidió anotarse a esta capacitación porque su hijo de 7 años tiene discapacidad y necesitaba aprender cómo cuidarle. “Ahora puedo estar con él, tomarle la temperatura y cuidarlo porque antes me daba miedo. Aprendí que me gusta la enfermería, me encantaría estudiar eso así que espero lograrlo”.  

En la localidad de Santa María (Catamarca), Julia Elsa Chaile enfatizó la satisfacción que le generó cursar esta formación, ya que donde ella vive, las mujeres enfrentan muchos obstáculos. En sus palabras: “No nos valoran mucho. Fue un año durísimo, perdí a mi esposo, pero la pandemia me llevó a reflexionar, aprender a valorar la vida y saber llevar un hogar sola”. 

Desde Amaicha del Valle (Tucumán), Melina Martínez argumenta que estas capacitaciones abren otras posibilidades para que las mujeres no solo sean amas de casa, sino que puedan tener su propio trabajo: “Nos organizamos en redes para seguir capacitándonos y que Amaicha cuente con cuidadores para las personas adultas mayores, ya que la mayoría viven solas”.