El primer componente es un curso de español básico implementado por CEPAL que busca facilitar el proceso de integración social y cultural con el país de acogida. En palabras de Zahra, “la experiencia de las clases de idioma fue genial para mí, con la ayuda de estas clases pude aprender mejor el español, me ayudaron a encontrar mi camino en la sociedad chilena y ponerme en contacto con ella”. Complementariamente, se le entregó a cada una de las participantes una tablet para que cuenten con un dispositivo con conexión a internet.
Adicionalmente, gracias a la colaboración con sector privado, se han fortalecido sus habilidades digitales a través de cursos presenciales para robustecer su proceso de integración a través del uso de herramientas tecnológicas.
En paralelo, y en alianza con ACNUR, se realizaron sesiones de asesoría legal, apoyado por clínicas jurídicas de Universidades, donde las participantes pueden resolver dudas sobre su situación migratoria y recibir información respecto a la red de protección social en Chile. Zahra, al igual que otras mujeres, llegaron a Chile sin conocer su destino, por lo que estas sesiones son fundamentales para ayudarles a conocer sus derechos y el contexto en que se desenvuelven.
Un componente importante para el empoderamiento económico de las participantes son las asesorías y acompañamiento personalizado a las mujeres, para fortalecer su inserción laboral. La intervención incluye apoyo para el desarrollo de sus CV, estrategias para buscar empleo y preparación para las entrevistas laborales. En paralelo se realiza un trabajo de sensibilización con los empleadores, destacando los beneficios de incorporar mujeres refugiadas en sus lugares de trabajo. En materia de emprendimiento, gracias a la red del Programa Tu Oportunidad con sociedad civil, se han derivado a iniciativas para fortalecer sus negocios. Ejemplo de ello es el trabajo realizado por la Fundación Gastronomía Social que ofrece cursos de gastronomía y emprendimiento a personas en situación de vulnerabilidad de forma gratuita. Zahra accedió a uno de esos cursos y continúa fortaleciendo su emprendimiento de comida afgana “Sabores de Kabul”, que funciona en Santiago a través de Instagram. Uno de sus sueños es “abrir un restaurant y que en él trabajen solo mujeres, que sea un lugar donde se puedan reunir, reír, compartir con sus hijos e hijas y sentirse seguras de que nada les pasará”.