Las mujeres jóvenes defienden la tierra y responden al cambio climático desde su territorio
En el marco del Día Internacional de la Juventud, dos jóvenes lideresas de América Latina comparten sus luchas, esperanzas y desafíos en la defensa de sus territorios frente a la crisis climática. Soledad Espinola, de Paraguay, y Alejandra Quiguantar, de Colombia, forman parte del Encuentro de las Juventudes por Escazú, Enjuves, una red de jóvenes en América Latina que impulsa en sus países y a nivel regional la ratificación y cumplimiento del Acuerdo de Escazú y que representa a una nueva generación de defensoras de la tierra que participan en las respuestas a los retos del cambio climático.
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Soledad Espinola, de 28 años, forma parte de la red de jóvenes de Enjuves donde se encarga de la Coordinación de Investigación Externa. Comenzó su activismo en Paraguay, abogando para que su país ratifique el Acuerdo de Escazú. Soledad explica por qué las juventudes están transformando la respuesta ante el cambio climático: "Somos los jóvenes los que estamos en el territorio, los que hacemos ruido, los que sufrimos los efectos del cambio climático. Estos impactos ponen en riesgo nuestra vida y es por eso que la participación juvenil está aumentando en varios espacios. Haciendo acción y trabajando juntos podemos generar estos cambios."
Para Soledad, la colaboración entre jóvenes con conocimientos científicos y quienes cuentan con saberes ancestrales es clave. Describe cómo, en su país, la urgencia ha impulsado a las comunidades a trabajar conjuntamente: "Veo esos dos lados: una parte de investigación más científica y jóvenes con conocimientos tradicionales. En mi territorio, la necesidad nos obliga a trabajar colaborativamente. Sin embargo, una de las principales barreras es la falta de financiamiento para muchos proyectos que impulsamos los jóvenes, y la falta de equidad en estos espacios de participación, donde los hombres suelen dominar."
Soledad subraya la importancia de que jóvenes y mujeres tengan voz en las decisiones que afectan sus vidas y territorios: "Es fundamental que nuestras diferencias sean reconocidas por los gobiernos o instituciones para que las políticas o proyectos sean efectivos. Aunque ahora hay mayores oportunidades para que las mujeres participen, todavía enfrentamos muchos desafíos relacionados con los roles de género, especialmente en los territorios."
Alejandra Quiguantar, fundadora de la organización Tejiendo Pensamiento e integrante de Enjuves, se enfoca en la soberanía alimentaria y la biodiversidad en su comunidad en Los Pastos, Colombia. Su trabajo con Enjuves, una organización juvenil, busca incidir en las políticas públicas desde la base comunitaria. Alejandra señala: "Acompañamos a mujeres para que puedan incidir en los espacios de diálogo con gobiernos, sector privado y organizaciones de la sociedad civil, para que puedan expresar sus sentires sobre los efectos del cambio climático. Es esencial que las comunidades tengan acceso a la información, lo que significa que las empresas deben ser transparentes sobre sus actividades en nuestros territorios."
En su comunidad, la explotación de recursos naturales como el oro ha sido una constante preocupación, agravada por la falta de información y participación en las decisiones: "El Acuerdo de Escazú es un mecanismo para acceder a la información y poder participar, pero necesitamos formar a jóvenes y fortalecer sus capacidades para que puedan defender sus derechos."
Alejandra destaca la importancia de reconocer y apoyar los movimientos juveniles, pero también de cuestionar y mejorar las prácticas existentes: "Los jóvenes traen ideas con soluciones locales y hay un gran potencial en nuestras redes territoriales. Sin embargo, las economías actuales no están funcionando para nosotros, y los gobiernos locales no han pensado en políticas económicas a largo plazo. Además, la violencia basada en género y la falta de acceso a la educación son barreras significativas, especialmente para las mujeres indígenas."
Ambas jóvenes coinciden en que, a pesar de los desafíos, es crucial continuar con un trabajo intergeneracional y garantizar que las mujeres estén en la primera línea. Soledad concluye con un llamado a la acción: "Tengamos las ganas de alzar nuestra voz”, invita Soledad desde Paraguay, “hablemos de lo que las y los jóvenes necesitamos y queremos. Es momento de poner en la mesa nuestras demandas y construir un futuro en el que todos podamos vivir con dignidad."
El Día Internacional de la Juventud recuerda que el futuro del planeta está en manos de jóvenes valientes como Soledad y Alejandra, quienes, con sus luchas, están trazando el camino hacia un mundo más justo y sostenible. Sin embargo, las barreras estructurales para su plena participación y desarrollo son reales; la historia demuestra que estas barreras se superan con activismo, la formación de redes y la incidencia para el cambio en las políticas públicas.