Luz Haro: “Individualmente podemos avanzar, pero organizadas, nuestras voces se amplifican, lo que nos permite acceder a espacios de poder y decisión”
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Luz Haro es trabajadora social, especialista en género e interculturalidad. Se define como una feminista interseccional y como activista por los derechos de las mujeres rurales. Actualmente es la secretaría ejecutiva de la Red Latinoamericana y del Caribe de Mujeres Rurales (REDLAC), desde donde impulsó la declaración de los Derechos y el Decenio Interamericano por los Derechos de todas las Mujeres, Adolescentes y Niñas en entornos Rurales de las Américas, aprobada por la Organización de Estados Americanos (OEA) en junio del año pasado.
ONU Mujeres conversó con Luz Haro durante el III Encuentro Latinoamericano de Mujeres Rurales, que se realizó en agosto, en Chillán, Chile. El evento tuvo como objetivo empoderar a las mujeres rurales en clave de la elaboración de políticas públicas que apoyen al mundo campesino. Fue una plataforma para intercambiar experiencias y fortalecer redes que permitan encontrar nuevas oportunidades de desarrollo. Contó con la participación de 300 mujeres rurales pertenecientes a delegaciones de doce países del continente y su organización estuvo a cargo del Gobierno Regional, Fundación Prodemu, FAO, REDLAC y contó con la participación de ONU Mujeres.
A través de su historia, Luz nos recuerda que el cambio es posible, que la fuerza de la comunidad es un recurso invaluable y que cada mujer tiene el poder de transformar su realidad y la de su entorno. Con cada paso que da, Luz Haro es un faro de esperanza y un símbolo de resiliencia para todas las mujeres rurales que sueñan con un futuro más justo y digno.
Luz Haro nació en la provincia de Chimborazo, región amazónica de Ecuador, en una familia campesina que cultivó en ella el amor por la tierra y la comunidad. Desde pequeña, Luz soñaba con un mundo donde las mujeres rurales pudieran ser escuchadas y reconocidas en su papel vital en la sociedad. En 1987, se trasladó a la provincia de Pastaza, donde la vida rural se presentó con nuevos desafíos, pero también con oportunidades para construir un futuro mejor.
"Con mi familia, decidimos mudarnos de Chimborazo a Pastaza, y poco después de llegar, me pidieron que asumiera la Presidencia de la Junta Parroquial. Mi responsabilidad era gestionar temas tan importantes para la comunidad como mejorar la calidad del agua y mejorar las aulas de la escuela. Mi camino en el liderazgo y organización comunitaria comenzó allí. Después de esto, comencé a convocar a las mujeres para formar una organización. Así surgió la Asociación de Mujeres de Fátima en 1994, una organización sin fines de lucro, compuesta por muchas mujeres campesinas y jefas de hogar como yo, la cual tenía como propósito promover los derechos e impulsar iniciativas en pro de las mujeres rurales”, explicó Luz.
La construcción de alianzas y el liderazgo de las mujeres rurales
En 1996, Luz asistió al primer Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Mujeres Rurales, en Fortaleza, Brasil, donde vislumbró un movimiento más grande. Con el apoyo de ONU Mujeres (en ese entonces UNIFEM), Luz impulsó la creación de la primera escuela de mujeres líderes de la Amazonía, un espacio que ofrecía formación en autoestima y habilidades prácticas para empoderar a las mujeres en sus comunidades.
"Con el apoyo de ONU Mujeres, financiamos y pusimos en marcha la primera escuela para mujeres líderes de la Amazonía, aunque en ese entonces no hablábamos de 'lideresas'. Este proyecto lo ejecutamos a través de la Asociación de Mujeres de Fátima, con el respaldo de la Coordinadora Política de las Mujeres. Trabajamos diversos módulos de formación y terminamos con la creación de proyectos productivos comunitarios. Este proyecto nos permitió fortalecer el liderazgo de las mujeres en Pastaza”, afirma Luz.
A pesar de los avances, el camino no estuvo exento de dificultades. Luz enfrentó resistencia y críticas de las autoridades políticas que se sentían amenazadas por la creciente voz de las mujeres rurales. Sin embargo, su perseverancia y su convicción de que las mujeres rurales merecían ser escuchadas sólo se fortalecieron, convirtiéndose en un pilar de la Red Latinoamericana y del Caribe de Mujeres Rurales, un espacio donde las voces de mujeres de diversas procedencias se unen para abogar por sus derechos.
“REDLAC es el espacio de todas las hermanas rurales, mujeres indígenas, afrodescendientes, mestizas. Las mujeres rurales somos las que nacemos, crecemos, producimos y reproducimos en la tierra; somos las guardianas, las cuidadoras de la vida de la naturaleza, de los recursos naturales como el agua de las semillas, la cultura, la lengua y la alimentación. Nuestro propósito es promover la efectiva participación ciudadana y política de las mujeres rurales de la región y sus liderazgos, a través de espacios de diálogo, análisis y debate con base en sus necesidades más apremiantes, con principios de interculturalidad, con una mirada intergeneracional, con igualdad de género, derechos y oportunidades”, señaló Luz.
Un ejemplo de resiliencia y determinación
Luz se comprometió a ser una embajadora de las mujeres rurales, y así llevar su mensaje a foros internacionales. El 12 de marzo del 2018, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, Luz aprovechó su intervención para abogar por la designación del decenio por los derechos de las mujeres rurales.
“Ese día jamás se me olvidará. Durante toda esa mañana había escuchado hablar de ‘ellas, las mujeres rurales’. Yo les hablé en primera persona, una campesina real, que vive en el campo y que sabe lo que cuesta trabajar la tierra, pero que además ha escuchado a las mujeres rurales de toda América que piden el fortalecimiento del talento humano de las mujeres, exigen su derecho a la propiedad de la tierra, las que requieren acceso a créditos blandos para emprendimientos comunitarios y productivos para disminuir las brechas de pobreza; las mismas mujeres que exigen más espacios de participación, mejores condiciones y el reconocimiento de sus derechos para que sus hijas y nietas no tengan que dejar el campo y migrar”, sostuvo Luz.
El liderazgo de Luz se ha centrado en la importancia de la comunidad y la colaboración. Ha trabajado sin descansopara construir alianzas entre organizaciones locales e internacionales, y promover así la participación de las mujeres rurales en la toma de decisiones a nivel local y nacional. Su visión es clara: un mundo donde las mujeres rurales no solo sean escuchadas, sino que también sean protagonistas de sus propias historias y decisiones.
La importancia de visibilizar la lucha de las mujeres rurales por sus derechos
En junio de 2023, la OEA declaró el decenio de las mujeres rurales 2024-2034. “El Decenio de las Mujeres Rurales es crucial porque visibiliza y promueve los derechos, el empoderamiento y las contribuciones de las mujeres rurales, quienes jugamos un papel vital en la producción agrícola, la seguridad alimentaria, y el desarrollo sostenible. A pesar de su importancia, muchas enfrentan desigualdades en el acceso a recursos, educación y participación en la toma de decisiones. Este decenio lo que busca es impulsar políticas públicas y acciones internacionales para mejorar sus condiciones de vida, reducir la pobreza rural y fortalecer su rol en la lucha contra el cambio climático y la conservación del medio ambiente”, indica Haro.
“Mi mensaje para todas las mujeres, niñas y adolescentes de nuestras Américas es que debemos unirnos y organizarnos. Solo juntas podremos lograr una mayor presencia, mejor coordinación y acción efectiva. Individualmente podemos avanzar, pero organizadas nuestras voces se amplifican, lo que nos permite acceder a espacios de poder y decisión, además de crear puentes para que más mujeres descubran estos derechos que aún desconocen”, afirmó Luz.
“Desde la Red Latinoamericana y del Caribe de Mujeres Rurales, las invito a ser parte de este hermoso tejido de vida, sin importar el color de nuestra piel, creencias políticas o religiosas. Hagamos de este decenio una oportunidad para luchar por los derechos de todas las mujeres, niñas y adolescentes rurales en cada comunidad y organización. Debemos ser protagonistas, integrar nuestras fuerzas, articularnos y converger, porque solo así avanzaremos juntas hacia una mundialización inclusiva. Este 15 de octubre, nuestro día, y a lo largo de todo octubre, celebremos nuestra contribución. Recordemos que trabajamos sin salario ni horario, desde antes de que amanezca hasta después de que anochezca, sosteniendo a nuestras familias y al mundo. ¡Sigamos adelante juntas!”, resaltó Haro.
Luz ha aprendido que ser líder implica sacrificio, pero también la satisfacción de ver a otras mujeres crecer y encontrar su voz. Su legado no solo es personal, es un llamado a la acción para las generaciones futuras. La lucha por la dignidad y el respeto de las mujeres rurales continúa; Luz Haro es una de las guardianas de esta causa; y ha sembrado las semillas de un futuro mejor para las mujeres, las niñas y las comunidades rurales en toda América Latina.