Las comunidades LGBTIQ+ y el retroceso de la agenda de derechos: 5 cosas que hay que saber

Fecha:

Pride banner 5 cosas que tienes que saber

En las últimas décadas se han producido importantes avances en los derechos humanos de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, intersexuales y queer (LGBTIQ+1) en muchos países, como la legalización de las relaciones entre personas del mismo sexo, el reconocimiento legal de la identidad de género sobre la base de la autoidentificación, un mejor acceso a la atención sanitaria esencial, restricciones a las intervenciones en menores intersexuales y una mayor protección contra la discriminación y los delitos por motivos de odio.  

Sin embargo, persiste una importante discriminación. Se calcula que 2.000 millones de personas viven en contextos en los que las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo están penalizadas, y al menos 42 países penalizan específicamente las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Las personas transgénero, y especialmente las mujeres trans, son criminalizadas en virtud de estas y otras leyes discriminatorias.  

En muchos países, actores estatales y no estatales intentan hacer retroceder los avances obtenidos con tanto esfuerzo y profundizar la estigmatización, poniendo en peligro los derechos y la vida de las personas LGBTIQ+. Estos grupos promueven ataques y desinformación para intentar deslegitimar a las personas LGBTIQ+.  

Hay cinco elementos que caracterizan este retroceso.  

Los grupos que se oponen al avance de los derechos son cada vez más visibles y amplían sus ataques a los derechos humanos 

Las personas que se oponen a la igualdad de derechos humanos para las personas LGBTIQ+ han impulsado grupos sociales y en algunos casos estas agendas son defendidas por algunos gobiernos que aprovechando la inestabilidad social, económica y política promueven creencias reaccionarias en la sociedad para revertir los logros alcanzados por grupos tradicionalmente discriminados. 

Según un estudio realizado en Estados Unidos, los delitos que atentan contra las personas LGBTIQ+ aumentaron un 42% en el 2021. La Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales (ILGA)-Europa informó en 2023 del aumento de la frecuencia y la brutalidad de los actos violentos contra las personas LGBTIQ+ en 54 países, siendo 2022 el año más violento en los 12 años transcurridos desde que la organización comenzó a elaborar este tipo de informes. 

ILGA-Asia también ha documentado que se han cancelado eventos, se han atacado negocios que acogen a personas LGBTIQ+ y las personas trans han visto amenazadas y restringidas sus protecciones legales en toda la región asiática. 

Aunque los contextos y móviles de estos grupos son distintos, a menudo coinciden en su represalia contra lo que consideran "ideología de género", término que es un constructo que se ha instalado en el discurso, y, si bien no existe tal ideología, es cada vez más utilizado para promover la discriminación machista, oponerse al avance de la igualdad de género, a los derechos de las mujeres y a los derechos de las personas LGBTIQ+ en general.  

Existe una larga tradición en la que los grupos opositores a los derechos de las mujeres presentan la meta de la igualdad de las mujeres y las personas LGBTIQ+, algo que aún no se ha logrado en ningún país del mundo, como una amenaza a los llamados valores familiares "tradicionales". Los grupos "antigénero", "críticos con el género" y "por los derechos de los hombres" han llevado esto a nuevos extremos, aprovechando temores más amplios sobre el futuro de la sociedad y acusando a los movimientos feministas y LGBTIQ+ de los desafíos societales más amplios. 

Estos grupos han impulsado políticas abiertamente discriminatorias y restricciones a los servicios esenciales, e incluso la criminalización de las personas por su orientación sexual, identidad de género o expresión de género real o percibida. 

Estos grupos juegan con los estereotipos de género tradicionales y se aprovechan de malestar 

Los grupos opositores al avance de derechos han movilizado el apoyo político creando y fomentando una reacción desproporcionada que asocia falsamente a las personas LGBTIQ+ con la enfermedad mental y la perversión.   

Estos actores presentan a los movimientos LGBTIQ+ como influencias adoctrinadoras que pretenden corromper y sexualizar a la juventud. Estas acusaciones han suscitado la oposición a la educación sexual integral en países de todas las regiones del mundo. Desde los medios de comunicación hasta la esfera política, estos grupos utilizan cada vez más la organización urbana y digital para atacar las libertades fundamentales de las personas LGBTIQ+, a menudo centrándose en las mujeres trans en particular.  

De hecho, no todas las personas LGBTIQ+ se ven afectadas de la misma manera. Los estudios demuestran que las mujeres, niñas y personas de género diverso, incluidos hombres y mujeres trans, que sufren formas múltiples e interrelacionadas de discriminación -como las mujeres LGBTIQ+ afrodescendientes o indígenas, las mujeres LGBTIQ+ migrantes y refugiadas, y las mujeres LGBTIQ+ con discapacidad- corren un mayor riesgo de sufrir violaciones de sus derechos. 

Los derechos de las mujeres y las personas LGBTIQ+ son parte de las narrativas de la disputa cultural 

Los medios de comunicación y las campañas políticas han presentado los derechos de las personas LGBTIQ+ como negociables y debatibles. Algunos intentan enmarcar los derechos humanos de las personas trans en contradicción con los derechos de las mujeres, afirmando incluso que las mujeres trans no sufren discriminación de género o que suponen una amenaza para los derechos, los espacios y la seguridad de las mujeres cisgénero. 

Aunque varían, según el contexto cultural, estas campañas suelen presentar la lucha por los derechos de las personas LGBTIQ+ como una mera disputa generacional, parte de la llamada disputa o ¨batalla cultural¨ o, en algunos casos, hasta se presentan como una agenda colonialista.  

Muchas de estas narrativas sitúan las identidades de género trans y no binarias como conceptos nuevos u occidentales, ignorando la rica historia de diversas orientaciones sexuales, identidades de género, expresiones de género y características sexuales en todas las culturas y en el Sur global en particular.   

Describir falsamente los derechos de las personas LGBTIQ+, y en particular de las personas trans, como si compitieran con los derechos de las mujeres no hace sino aumentar las divisiones en los movimientos más amplios por la igualdad de género y los derechos humanos. Esto ha dado espacio a los actores contrarios al avance de la igualdad de género para impulsar retrocesos en la salud y en los derechos sexuales y reproductivos, la educación sexual integral y otros temas críticos. 

 

Las organizaciones LGBTIQ+, de mujeres y feministas, las defensoras y los defensores de los derechos humanos están siendo desfinanciados y excluidos de los espacios cívicos.   

Los movimientos feministas y LGBTIQ+, especialmente los centrados en las mujeres, se enfrentan a reducciones del financiamiento, el que ya de por sí es insuficiente. Un informe de 2021 del Fondo Mundial para la Igualdad reveló que los Gobiernos de todo el mundo estaban recortando cada vez más  el financiamiento para las organizaciones de la sociedad civil, incluidas las organizaciones de derechos LGBTIQ+, y poniendo más restricciones al uso de los fondos que  se destinaban a este trabajo. 

La intensificación del escrutinio ha hecho que muchos donantes duden a la hora de apoyar causas LGBTIQ+. Mientras tanto, el financiamiento privado de grupos reaccionarios va en aumento. Un informe de 2021 de la Asociación para los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo (AWID) reveló que este -principalmente de un pequeño número de donantes ricos- había aumentado un 50% desde 2012, y que los grupos contra la igualdad de género recibieron más del triple de financiación que los movimientos LGBTIQ+ entre 2013 y 2017. 

A nivel gubernamental, algunos Estados han aprobado leyes que prohíben la denominada "propaganda" LGBTIQ+ u homosexual, lo que hace casi imposible que las organizaciones LGBTIQ+ operen sin la interferencia del Estado. Otros países han hecho cada vez más difícil que las organizaciones LGBTIQ+ se registren, organicen y reciban financiamiento extranjero para su trabajo, en virtud de leyes que prohíben la "influencia extranjera". Algunos Gobiernos han llegado a prohibir todos los actos LGBTIQ+ con el pretexto de "proteger la seguridad".   

La reducción del los espacio cívico, incluso en línea, ha exacerbado esta situación. A medida que la supervivencia de las principales organizaciones de derechos humanos se ve amenazada, algunas se han vuelto reticentes o incapaces de apoyar a las organizaciones más pequeñas o al trabajo explícitamente centrado en el colectivo LGBTIQ+. 

Las defensoras y los defensores de los derechos humanos del colectivo LGBTIQ+ trabajan en circunstancias extremadamente difíciles y peligrosas. Su vulnerabilidad se ve exacerbada por la falta de apoyo público, financiamiento o espacio para defender sus derechos. También se enfrentan con frecuencia a detenciones, acoso, tortura y asesinato. Además, las mujeres, las niñas y las personas LGBTIQ+ siguen estando excluidas de los principales procesos de toma de decisiones en todo el mundo.   

Las voces de las organizaciones mujeres, de defensoras y del colectivo LGBTIQ+ suelen estar ausentes de los "debates" sobre cuestiones que les afectan en los medios de comunicación y la política, y su controvertida posición en muchos países significa que no pueden participar en los procesos esenciales de toma de decisiones en los que sus voces deberían ser escuchadas. 

Trabajar por los derechos humanos de las personas LGBTIQ+ es indivisible de trabajar por los derechos de las mujeres y la igualdad de género 

La gran mayoría de los grupos que promueven los derechos humanos de las mujeres y de las personas LGBTIQ+ comparten los mismos objetivos de lograr sociedades igualitarias, seguras y justas. Al hacerlo, están intrínsecamente relacionados con la lucha contra el patriarcado, la supremacía blanca y el racismo, el colonialismo, el capacitismo, el clasismo y otros sistemas de opresión.   

La creación de coaliciones entre quienes sufren la discriminación y la opresión siempre ha sido crucial para resistirla. Para ello, las organizaciones de mujeres, feministas y LGBTIQ+ trabajan permanentemente para contrarrestar la desinformación que pretende presentar a las personas como enemigas unas de otras. 

Al compartir recursos y poder, y emplear modelos de alianzas interseccionales, intergeneracionales y plurales, estas coaliciones pueden hacer frente tanto a retrocesos concretos en materia de derechos como a campañas y grupos reaccionarios más amplios. Los movimientos LGBTIQ+ llevan mucho tiempo trabajando junto a los movimientos feministas y prodemocráticos y formando parte de sus raíces. 

Los objetivos feministas de justicia interseccional e igualdad de género sólo pueden alcanzarse si se incluye a todas las mujeres y a todas las personas LGBTIQ+ como parte de los movimientos feministas amplios e interseccionales con vocación de universalidad e indivisibilidad de los derechos humanos. 

En lugar de dar un paso atrás, las organizaciones y defensoras de los derechos de las mujeres y feministas avanzan y actúan cada vez más colectivamente para proteger y promover la igualdad y los derechos de las personas LGBTIQ+, en el entendimiento de que todos los derechos humanos se defenderán o retrocederán juntos. 

Para más información sobre cómo defender la igualdad de las personas LGBTIQ+, visita el sitio web de la campaña "Libres e Iguales" de la ONU.   

 


Notas

[1] 1 ONU Mujeres utiliza tanto "LGBTIQ+" como "SOGIESC diverso" cuando es apropiado en contextos globales, respetando sus distinciones. Observamos que ninguno de los dos términos es de aplicación universal ni refleja toda la diversidad de formaciones, prácticas e identidades sexuales y de género que existen, que los términos y su uso evolucionan constantemente y que SOGIESC se aplica a todas las personas. En la práctica, pueden utilizarse diversos términos culturales, lingüísticos y específicos del contexto, cuando proceda.