Maisa Rojas Corradi

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El 11 de marzo de 2022, Maisa Rojas Corradi asumió el cargo de Ministra del Medio Ambiente de Chile. Es climatóloga, experta en cambio climático. Posee una licenciatura en Física de la Universidad de Chile y es Doctora en Física de la Atmósfera de la Universidad de Oxford, Inglaterra, con un postdoctorado en la Universidad de Columbia, Estados Unidos. ONU Mujeres conversó con ella en exclusiva para esta entrega especial de Mujeres en Espacios de Poder. 

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Siendo usted una mujer de ciencia, nos gustaría saber ¿qué la motivó a investigar y convertirse en experta de cambio climático?  

El interés por la ciencia viene desde pequeña. La niñez siempre está muy relacionada con la indagación, la creatividad, con hacerse preguntas, con la curiosidad. Luego de terminar la universidad, quería estudiar algo que tuviera un impacto real en el mundo. Me interesé por el tema de calidad del aire y así llegué al Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile. Después, durante el doctorado, el tema del cambio climático empieza a tener mayor relevancia, no solamente científica, sino en la manera en que afecta la vida de las personas. Ahí es cuando se cruza este interés científico con algo más práctico que tuviera un impacto en la vida de la gente. 

¿Cuáles son los desafíos actuales de Chile en materia de cambio climático?  

Tenemos dos grandes desafíos para enfrentar: uno, las causas, y dos, las consecuencias. Para hacernos cargo de las causas, Chile se comprometió en el 2019 a ser un país carbono neutral y resiliente al clima a más tardar al año 2050 y ha avanzado en los instrumentos asociados al Acuerdo de París. Para llegar a esta meta debemos promover una transición del uso de combustibles fósiles a energías más limpias y renovables.  

Al mismo tiempo, debemos enfrentar las consecuencias del cambio climático, y en Chile el desafío más evidente y claro está en la falta de agua. Llevamos más de 10 años con una mega sequía, sin duda una condicionante que ya tiene que ver con cambio climático, porque estamos teniendo menos agua en una buena parte del territorio donde vive la mayor parte de la población. Tenemos, además, un problema de gobernanza del agua muy complejo; estamos hablando de una crisis hídrica, por eso es urgente avanzar hacia una transición que garantice la seguridad hídrica. 

La crisis climática no es una crisis neutral. Las mujeres componen el 80% de los refugiados climáticos ¿Por qué el cambio climático y la degradación del medio ambiente afectan particularmente a las mujeres y las niñas?  

Tenemos que pensar el cambio climático como un multiplicador de riesgos. El mundo ya tiene una serie de riesgos asociados a la naturaleza, que son una amenaza dependiendo de la vulnerabilidad de las personas y los ecosistemas. Esa vulnerabilidad es la que afecta especialmente a un género, tiene cara de mujer en muchos países, yo diría que sobre todo en América Latina y por varias razones. Por ejemplo, el hecho de que las mujeres tienen menos acceso a instrumentos financieros, menos acceso a la propiedad de la tierra, aunque son quienes la trabajan y, además, están al cuidado de otras personas más vulnerables, como niños y personas mayores. La crisis climática es un multiplicador de vulnerabilidades y, por lo tanto, de riesgo.  

Desde su punto de vista ¿Por qué son importantes los liderazgos de las mujeres y niñas como activistas y defensoras del medio ambiente?  

Vivimos en un mundo con varias crisis profundas: cambio climático, crisis social, la pandemia, crisis que requieren cambios transformadores. Tengo la convicción de que existe una confluencia virtuosa entre feminismo y ecología o ecofeminismo y que a través del liderazgo de las mujeres podemos lograr exitosamente enfrentar estas crisis, y es urgente porque la ventana para transitar hacia un mundo sostenible se nos está cerrando rápidamente. 

Las mujeres indígenas en toda América Latina y sus organizaciones han jugado un papel activo y sostenido a lo largo del tiempo en la defensa del territorio, el agua y la naturaleza.  ¿Qué conexión existe entre la preservación del medio ambiente y los derechos de las mujeres a la tierra?  

Culturalmente las mujeres han sido formadas para el cuidado. Históricamente somos las que cuidamos a los niños, cuidamos a los mayores y de esa manera me parece muy natural que cuidemos la naturaleza y el medioambiente. Ese tema del cuidado está asociado a lo no público y lo que requerimos hacer en esta década es que esa lógica de cuidado pase también a la esfera pública de las decisiones, donde tradicionalmente han estado los hombres, porque uno podría pensar que tanto la crisis climática como la destrucción de la biodiversidad es como una crisis de falta de cuidado. Eso lo resolveremos creando una sociedad que en conjunto asuma el cuidado del medioambiente. 

Actualmente, lograr la igualdad de género y hacerle frente a la crisis climática y ambiental es uno de los mayores retos en materia de sostenibilidad ¿Cuáles son las principales iniciativas que se debiesen promover para alcanzar la igualdad de género y un futuro sostenible? 

Hay que hacer un esfuerzo activo por escuchar las voces de las mujeres, no solo en el ámbito medioambiental, sino en todos los espacios. Somos la mitad de la población y no es aceptable tener discusiones de cualquier tema público sin representación de las mujeres. En el caso de Chile, para el nuevo gobierno el enfoque de género es transversal y eso incluye, por supuesto, al Ministerio del Medio Ambiente. También se avanzó bajo la presidencia de la COP en Chile en poder llevar adelante un enfoque de género en todas las políticas asociadas a la agenda de género, así que esperamos que esto se pueda mantener, seguir profundizando y hacer un trabajo muy en conjunto con el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género del país para transversalizarla.  

¿Por qué es urgente promover y asegurar el financiamiento de acciones feministas para la justicia climática? 

Desde el Ministerio de Medio Ambiente, el compromiso es tener un enfoque de género en todas las políticas públicas, tanto en la adaptación como en la mitigación. Promover y asegurar el financiamiento de acciones feministas para la justicia climática tiene un impacto positivo al acelerar la acción hacia la resiliencia. Nuestro compromiso es lograr la Agenda 2030, por eso es urgente incluir el enfoque de género, porque sin ella podríamos avanzar hacia una adaptación desigual y tomando decisiones e implementando medidas que van a seguir exacerbando o manteniendo estas brechas. 

La solución es evitar los gases de efecto invernadero, pero desde nuestra vida cotidiana, ¿qué podemos hacer para mitigar el impacto de cambio climático? 

Hay una acción que a mí me gusta mucho y que es muy fácil de aplicar. Un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero viene de la pérdida de alimentos y del desperdicio de la comida, esto es, desde el agricultor a mi plato. Un tercio de la comida se pierde o se bota, una cantidad muy significativa considerando también la preocupación que tenemos de eliminar la pobreza y el hambre. Entonces, hay un espacio enorme en donde podemos ser más eficientes para reducir el efecto invernadero y en el cual nos podemos hacer cargo, por lo menos, desde lo que compramos hasta el plato. Esta es una medida muy concreta que puede tener un efecto importante.  

Son importantes las acciones que uno pueda tomar de comportamiento, porque cuando uno hace un cambio en el comportamiento es porque algo te importa, te sientes involucrado. Esto además nos invita a pensar que no es un problema de responsabilidad individual, sino colectivo, y de la situación actual, todas y todos debemos hacernos cargo.