María Rosa Ávila: "La sororidad que emerge desde el activismo nos empodera y nos da fuerza para seguir"

María Rosa Ávila es feminista, activista y especialista en enseñanza con nuevas tecnologías. Es docente de la carrera de Derecho en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Es secretaria general del Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño y la Niña (CASACIDN) y cofundadora de Voces de Mujeres Latinoamericanas. Integra el Grupo de Referentes de la Sociedad Civil de la Iniciativa Spotlight en Argentina. Durante los 16 días de activismo fue una de las impulsoras de la campaña interseccional #EsPosible #UnaVidaSinViolencias.   

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Foto: Cortesía de María Rosa Ávila

¿Cuál es tu rol como activista para poner fin a la violencia basada en género? 

Soy activista feminista en todos los roles de mi vida, como docente, abogada, defensora, consultora, investigadora y madre. El feminismo es una luz violeta que empodera al atravesar la vida pública y privada. Es una transformación que conduce al activismo, a la acción concreta y a la incidencia por sociedades inclusivas y de cuidados. Es emancipador y busca romper los estereotipos que nos entrampan desde la infancia a las mujeres, las disidencias y también a los varones, de quienes se precisa también su activismo y compromiso para erradicar las violencias.  

¿Qué acciones se pueden tomar desde la sociedad civil?  

Las defensoras y líderes denuncian incumplimientos y generan múltiples respuestas frente a problemáticas y conflictos que no tienen una respuesta adecuada desde el Estado. Las acciones implican un monitoreo y un seguimiento activo. Sabemos que los movimientos de emancipación se basan en redes de mujeres, jóvenes, adolescentes, disidencias e identidades diversas. La articulación y las redes se constituyen en espacios de empoderamiento ante las violencias. La sororidad que emerge nos empodera y nos da fuerza para seguir.  

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Foto: Cortesía de María Rosa Ávila

¿Y desde el Estado? 

El Estado también tuvo que innovar. El tema ahora es regular este salto a la transformación digital, que requiere un marco de derechos humanos, enfoque de género, abordaje de las desigualdades, comprensión de la interseccionalidad y las barreras de acceso para muchos grupos vulnerabilizados. También debe abordarse una alfabetización digital. Se deben optimizar los registros institucionales, aún con la complejidad de un país federal, para contar con un sistema único. Los datos son vitales para tener más y mejores políticas públicas, y saber cómo afectan las violencias a las infancias, las adolescencias y las mujeres.  

¿Qué iniciativas impulsas para mejorar el acceso a derechos de niñas y adolescentes?  

Desde CASACIDN hemos sentado las bases por medio de una plataforma web para la puesta en marcha de un Observatorio sobre violencias contra niñas, niños y adolescentes, en alianza con la Red Regional Tejiendo Redes Infancia de América Latina y el Caribe y apoyo de la Unión Europea. Con esa misma red lidero el proyecto #NiñasPoderosas para dar voz en toda la región a adolescentes y niñas en el marco de un foro multigeneracional sobre la transversalización del enfoque de género. En noviembre de 2022, se presentó un informe alternativo integral sobre la aplicación de la Convención de los Derechos del Niño y la Niña (CDN) en Argentina, para el cual se fortalecieron procesos de participación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes en la elaboración de este. La innovación de la sociedad civil sobre las nuevas realidades es permanente, y, muchas veces, sorprendente.  

¿Qué rol juega la educación en la prevención de la violencia basada en género? 

La educación es central para la emancipación y la libertad. Se debe contar con docentes y profesores/as sin estereotipos de género y racismos que puedan abordar y detectar la discriminación interseccional. Desde la formación superior debemos capacitar a las y los profesionales para atender las múltiples dimensiones que pueden atravesar las violencias en la vida de las mujeres, adolescentes, niñas y niños, para poder dar una respuesta de calidad. Desde el feminismo y los activismos debemos incidir de forma contundente para lograr una transformación de las currículas. Quienes aplican las leyes, asesoran y apoyan deben contar con una amplia formación que debe partir de las instituciones académicas o técnicas. 

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Foto: Cortesía de María Rosa Ávila

¿Cómo deben intervenir el derecho y la justicia? 

El derecho cumple su función social, si desde las leyes y la normativa sancionada se logra la transformación y adecuación de políticas públicas que efectivamente aborden las violencias. Son las personas de esas instituciones, jueces, magistrados/as o médicos/as quienes deben transversalizar sus prácticas y regulaciones, incorporar esos protocolos que operativizan garantías y derechos. Son ellas quienes pueden cambiar la vida de quienes sufren las violencias. Obtener ese apoyo y acompañamiento, cuando se solicita, es relevante para romper el aislamiento, las barreras y lograr ofrecer una red contenedora, un sistema de asistencia integral efectivo y sustantivo. En este nuevo siglo implica un reto en todos los niveles educar para sociedades de igualdad, el diálogo social y la promoción de la paz.   

¿Cuál es el papel de los tratados internacionales? 

Es urgente una articulación entre la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN). Se precisa un enfoque simultáneo desde esta doble matriz, incluyendo la interseccionalidad, para comprender las vulnerabilidades que viven y transitan las niñas, las adolescentes, las jóvenes y las diversidades. Una instancia central es el sistema educativo. Las y los docentes deben educar desde la Educación Sexual Integral, que es parte del camino para la autonomía plena y progresiva en la infancia. Es un derecho humano que se debe respetar. En las sociedades hay un modelo de privilegios, desigualdades y racismo que se debe desmontar, por ese camino lograremos ir deconstruyendo el patriarcado y el adultocentrismo.  

¿Qué enfoques y liderazgos sobresalen actualmente? 

Greta Thunberg ha sido una niña que ha despertado una gran conciencia sobre el cambio climático; ha sido una clara defensora y líder sobre este nuevo paradigma de la infancia. Es una activista, pero también una educadora. Las adolescentes y jóvenes tienen mucho para aportar y expresar sobre las políticas públicas, tienen mucho que decir a los gobiernos de esta región, sobre el mundo y los problemas que estamos viviendo. Ese activismo de Greta es un ejemplo positivo del paradigma entre la CDN y la CEDAW.  

¿Qué tipos de violencia enfrentan las niñas y jóvenes? ¿Cuáles son sus necesidades? 

Hay violencias estructurales que están solapadas desde el adultocentrismo y vinculadas a la discriminación y desconsideración sobre la autonomía, la capacidad de decidir, protagonizar, liderar y expresarse libremente. Se superpone el maltrato que les afecta por la edad, por no escucharlas y no creer en sus testimonios. El derecho de las niñas, adolescentes y jóvenes a vivir vidas sin violencias y erradicar prácticas nocivas, como el matrimonio infantil o uniones tempranas, depende de las políticas públicas, de su adecuada implementación y su monitoreo permanente. Los programas no pueden ser los mismos por décadas. Es evidente que se deben adecuar a los nuevos contextos. El acoso, el bullying y las nuevas violencias del ámbito digital, como el ciberacoso, salen del ámbito escolar y atraviesan toda la vida de esa niña, niño o niñe en sus redes sociales con un impacto devastador que requiere acciones desde el sistema de protección integral.    

¿Cómo podemos actuar para promover relaciones afectivas sanas y respetuosas? 

Las mujeres y las adolescentes tenemos que estar atentas cuando en nombre del amor se deja de elegir en libertad. Debemos deconstruir el amor en todas las edades. El amor es amor si nos hace libres, si esa relación nos apoya para ir en busca de nuestros sueños, de lo que amamos y queremos experimentar. Tenemos que desarmar, reconstruir y reconfigurar para que el amor, como vínculo afectivo, constituya una relación social para la libertad.

 

Nota: Estas publicaciones buscan estimular un debate propositivo en torno a los principales temas de interés para el avance de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en América Latina y el Caribe. Los conceptos expresados por las personas entrevistadas para la producción de nuestros contenidos editoriales no reflejan necesariamente la posición oficial de ONU Mujeres y agencias del Sistema de Naciones Unidas.