Lograr la igualdad de género requiere de la participación de las mujeres en todas las áreas y sectores económicos, especialmente en aquellos que históricamente han sido dominados por los hombres. Las áreas de las ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas (STEM por sus siglas en inglés) han sido identificadas como necesarias para que un país siga siendo económicamente competitivo y para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenibles. Diversas fuentes anticipan que hasta el 75% de los empleos estarán relacionados con el campo de las STEM para el año 2050 (UNESCO, 2018).
Ante un aumento de los puestos de trabajos en estas áreas, se hace imprescindible que más mujeres se incorporen en ellas. Sin embargo, las carreras STEM, asociadas a las áreas de construcción, informática, minería, telecomunicaciones y electricidad, han estado histórica y culturalmente dominadas por hombres. En ellas, las mujeres están subrepresentadas, tienen menos oportunidades y se les presentan barreras más difíciles de superar que a los hombres.
Los estereotipos de género aumentan las brechas, provocando que desde edades tempranas las mujeres comiencen a perder su interés en las áreas STEM. En Chile se observa una gran brecha, si bien un 54% de la matricula en instituciones de educación superior corresponde a mujeres, al considerar las carreras de STEM, esta cifra disminuye a un 22%. Por otra parte, del total de mujeres tituladas, solo un 7% lo hizo de carreras STEM, siendo la cifra más baja de los países de la OECD para el año 2019 (Minsterio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, 2022).