Lideresas del Cauca, guardianas de la vida y el territorio

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Roseli, Celia y María Enriqueta viajaron desde el Cauca, departamento al sur de Colombia, para encontrarse en la capital del Atlántico, Barranquilla, con más de 200 defensoras ambientales de todo el país en el “Encuentro de mujeres cuidadoras del territorio y la vida”, un espacio que las conduce a lo que será la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP 16), que se realizará en Cali, del 21 de octubre al 1 de noviembre de este año. Su propósito: sumar sus voces para cuidar el territorio y cultivar la vida.

El encuentro realizado el 4 y 5 de septiembre tuvo como propósito reunir a lideresas ambientales de todo Colombia para concretar acciones de cara a lo que será el Plan de Acción por la Biodiversidad en el país, liderado por el Gobierno Nacional a través del Ministerio de la Igualdad y Equidad, el Ministerio de Ambiente, la Cancillería y el Ministerio de las Culturas, con el apoyo de entidades del Sistema de Naciones Unidas en Colombia como ONU Mujeres y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

El Cauca, de donde son oriundas Roseli, Celia y María Enriqueta, es uno de los departamentos en Colombia donde la convergencia de diversos actores armados hace de la disputa territorial un asunto de todos los días. Las vulneraciones a los derechos humanos son constantes, lo que genera que el cuidado de la naturaleza y el territorio que realizan allí las mujeres indígenas sea aún más desafiante.

Salvaguardar su labor y fortalecer su incidencia política ha sido un propósito con ProDefensoras, una iniciativa de ONU Mujeres, la Embajada de Noruega en Colombia y entidades del Estado y Gobierno Nacional, a través de la cual Roseli, Celia y Maria Enriqueta han logrado mejorar su incidencia política para llevar un mensaje común sobre la necesidad de la urgente protección a las cosmovisiones indígenas, las mismas que han llevado a que dichas comunidades sean las guardianas del 80% de la biodiversidad que queda en el mundo.

Roseli Finscué
Roseli Finscué. Foto: ONU Mujeres / Tico Angulo.

“Desde hace 20 años soy defensora de derechos humanos. Nací y crecí en el movimiento indígena. Esa es mi raíz. Allí, en La Caucana, mi resguardo, trabajamos con mis otras compañeras para transformar la vida de las mujeres indígenas en nuestra comunidad, pero también trabajamos hacia afuera: exigimos nuestros derechos. Siempre nuestro propósito es la pervivencia y permanencia en el territorio en dignidad. Las mujeres indígenas tenemos conocimientos que nos permiten seguir existiendo, nuestra espiritualidad es importante porque sin ella no hay territorialidad, es una sincronía. Hay que hacer que nuestro pensamiento avance sin vergüenza porque nos han hecho creer que nuestra espiritualidad es algo por lo cual deberíamos  sentirnos avergonzadas. Este encuentro rumbo a la COP16 nos hace exigir mayor reconocimiento y protección a nuestro conocimiento ancestral porque es toda una apuesta por la humanidad; no es en vano que el 84% de los bosques en Colombia estén en territorios indígenas. Eso significa que tenemos un sistema de conocimiento y relacionamiento con la naturaleza que no es de explotación sino de protección. Cultivar la vida es cuidar a la Madre Tierra para frenar la crisis climática”, explicó Roseli Finscué.

Celia Umenza Velazco.
Celia Umenza Velazco. Foto: ONU Mujeres / Tico Angulo.

“Vivo en el norte del Cauca y desde hace 23 años soy lideresa. Uno de los desafíos más grandes que he logrado evidenciar en mi trabajo como defensora de la vida y del territorio es que los pueblos indígenas pueden tener plena autonomía y cuidado de sus territorios. Con las mujeres de la comunidad trabajamos en todo lo referente al cuidado de los derechos humanos y de la Madre Tierra; somos nosotras quienes cuidamos el territorio, somos un símbolo de él. Debemos buscar la unidad para seguir persistiendo en nuestra lucha por una vida digna con nuestra cosmovisión en el centro. Solo así podremos unirnos para buscar el buen vivir”, señaló Celia Umenza Velazco.

Maria Enriqueta Anacona Jiménez.
Maria Enriqueta Anacona Jiménez. Foto: ONU Mujeres / Tico Angulo.

“Soy del resguardo indígena de San Sebastián, del pueblo Yanacona. Desde el 2007 me incorporé al proceso de mujer de mi comunidad y desde allí he venido defendiendo los derechos humanos de las mujeres que han sufrido discriminación y desplazamiento forzado, por ejemplo. Durante todo este tiempo como defensora, he podido ver de cerca la falta de apoyo estatal para las lideresas en los territorios. Ha sido difícil, pero poco a poco hemos avanzado para que las mujeres de la comunidad fortalezcan su incidencia política y así lograr que sean cada vez más lideresas indígenas defendiendo el territorio, la vida y el agua para que lo que yo comencé hace 20 años como tesorera de la Junta de Acción Comunal de mi vereda y luego como alguacil de mi cabildo indígena, ellas puedan seguirlo haciendo y seamos cada vez más las que defendemos la vida y los derechos humanos”, finalizó Maria Enriqueta Anacona Jiménez.

 

Nota: Estas publicaciones buscan estimular un debate propositivo en torno a los principales temas de interés para el avance de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en América Latina y el Caribe. Los conceptos expresados por las personas entrevistadas para la producción de nuestros contenidos editoriales no reflejan necesariamente la posición oficial de ONU Mujeres y agencias del Sistema de Naciones Unidas.