Nota: Estas publicaciones buscan estimular un debate propositivo en torno a los principales temas de interés para el avance de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en América Latina y el Caribe. Los conceptos expresados por las personas entrevistadas para la producción de nuestros contenidos editoriales no reflejan necesariamente la posición oficial de ONU Mujeres y agencias del Sistema de Naciones Unidas.
Mirian Vega: “Como mujeres con discapacidad, podemos superar barreras y contribuir al cambio social”
Mirian Vega representa a los estudiantes con discapacidad de la Universidad Mayor de San Andrés, en Bolivia. Estudió Ciencias de la Educación, trabaja en la Fundación Ingenius y participa en el programa “TAWA K’ILLKUQ WASI” (UMSA). Es facilitadora del sistema de lectoescritura Braille. Centra su activismo en la concientización hacia diferentes comunidades, en especial a personas con discapacidad: mujeres, adolescentes, niñas y niños.
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¿Qué te motivó a convertirte en defensora/activista del tema de la violencia contra las mujeres?
Me motiva que las mujeres conozcan sobre sus derechos y que puedan romper con el tradicionalismo y la estigmatización debido a su condición de discapacidad, que estén seguras de que son sujetas de derecho, para que su enfoque de vida no se quede en eso, y que pueden tomar decisiones autónomas sin ser persuadidas desde su niñez.
¿En qué consiste tu trabajo actualmente y qué impacto estás buscando hacer en la vida de las mujeres y las niñas?
Mi trabajo se centra en empoderar a mujeres y niñas mostrándoles que la violencia y la marginación no tienen que ser su destino y que, como mujeres con discapacidad, podemos superar barreras y contribuir al cambio social. Es fundamental que todas comprendan que ninguna mujer debe ser discriminada o violentada por su discapacidad.
¿Qué debería saber la gente sobre la violencia contra las mujeres y las niñas en tu país?
Deberían saber que ante todo son seres humanos, sujetas de derecho, y que el tradicionalismo puede afectar mucho sus vidas. Es muy importante pensar en la igualdad de género desde el mismo entorno familiar, sin hacer diferencias como, por ejemplo, decir que los niños son para la calle y las niñas para la casa y cocinar. Debemos dejar esto muy claro para no seguir perpetuando y alimentando el machismo y la marginación de mujeres en otros ámbitos, ya sea laborales, educativos o el acceso a la salud.
¿Cómo se ha visto afectado tu trabajo por el retroceso global de los derechos de las mujeres que se está produciendo actualmente?
El retroceso en los derechos de las mujeres afecta mi trabajo, especialmente en la sensibilización y el autocuidado. La falta de liderazgos femeninos, especialmente de mujeres con discapacidad, en estos espacios limita el impacto. Permitir que mujeres que han vivido estas realidades sean quienes faciliten estos espacios generaría una mayor concientización, pues lo harían desde un enfoque directo, personal y sin intermediarios.
Qué acciones contribuirían a que las personas puedan actuar para poner fin a la violencia contra las mujeres?
Para poner fin a la violencia contra las mujeres, es fundamental empezar por el hogar. Las desigualdades de género suelen reforzarse desde la familia, como cuando se da más libertad y poder a los varones para educarse o trabajar, en detrimento de las mujeres. Esto se intensifica en áreas rurales, donde muchas mujeres aún enfrentan analfabetismo, lo cual las hace más vulnerables a situaciones de violencia. La educación es una herramienta valiosa tanto para mujeres como para hombres y si trabajamos en su acceso equitativo, muchas mujeres evitarían caer en situaciones de violencia o, incluso, perder la vida a manos de personas cercanas.
¿Cuál es el resultado más importante que lograste ejecutar desde tu especialidad (trabajo, estudios u otro que haya desarrollado con el área) junto a ONU Mujeres?
El logro más importante que he alcanzado junto a ONU Mujeres ha sido visibilizar a las mujeres con discapacidad de manera integral. Antes, se solía considerar únicamente el grado o tipo de discapacidad, sin tener en cuenta que estas mujeres también enfrentan necesidades y derechos en otras áreas de sus vidas, como cualquier otra persona. Gracias a la oportunidad de colaborar con ONU Mujeres, he podido transmitir esta visión y lograr que diversas fundaciones ahora trabajen en temas que van más allá de la discapacidad en sí, incluyendo la maternidad, la sexualidad y la prevención de la violencia. Haber impulsado este cambio hacia una visión integral de las mujeres con discapacidad es un logro muy significativo para mí.
¿Hay algo más que te gustaría añadir?
Me encantaría poder seguir participando en actividades que promuevan el empoderamiento de las mujeres, especialmente de aquellas con discapacidad. A pesar de que existen leyes que nos protegen, no contamos con una ruta específica para atender a mujeres con discapacidad en situación de violencia. Necesitamos espacios de visibilidad en distintos contextos y momentos del año, no solo en el Día de la Discapacidad. Esta causa requiere atención los 365 días, ya que cada día, muchas mujeres, especialmente en áreas rurales, siguen enfrentando violencia. Es urgente impulsar acciones sostenidas para que realmente se sientan protegidas y respaldadas.
En 2025 se cumplen 30 años de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. En tu opinión, ¿qué consideras un desafío o una barrera hacia la igualdad de género?
Un desafío clave hacia la igualdad de género es la inclusión plena de mujeres con discapacidad en espacios de toma de decisiones y actividades de derechos de las mujeres. Me gustaría participar y llevar la voz de quienes, como yo, han sido marginadas de estos espacios. Mi comunidad necesita ser representada y tener una participación activa para asegurar que sus necesidades y derechos se aborden de manera justa y oportuna.