Los derechos de las mujeres, ayer y hoy: “Tenemos la capacidad de transformar el mundo” - Entrevista con Nyaradzayi Gumbonzvanda

La campaña #PorYParaTodas es un llamado a la movilización en el marco del 30.° aniversario de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. La Directora Ejecutiva Adjunta de ONU Mujeres, Nyaradzayi Gumbonzvanda, originaria de Zimbabwe, reflexiona acerca de su experiencia en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en 1995 y la relevancia actual de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing.

Fecha:

UN Women Deputy Executive Director Nyaradzayi Gumbonzvanda speaking at the high-level Generation Equality dialogue on the margins of the Summit of the Future, hosted by UN Women on 22 September 2024. Photo: UN Women/Ryan Brown

La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing: un camino hacia los mismos derechos, la igualdad y el poder

“Para muchas de las personas que asistimos a la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing se convirtió en algo que nos acompañaría toda la vida. Sabíamos que lucharíamos por estos derechos por el resto de nuestras vidas”. 

Nyaradzayi Gumbonzvanda tenía alrededor de 25 años cuando viajó a Beijing, China, para asistir a la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en 1995. Ahí se integró a las más de 30.000 activistas de la sociedad civil y 17.000 delegadas y delegados que incidieron, deliberaron y respaldaron el acuerdo que 189 Gobiernos adoptarían: la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. Se trata del plan por los derechos de las mujeres y niñas más progresista y más ampliamente apoyado en todo el mundo.  

A Gumbonzvanda le entusiasmaba la oportunidad de asistir a la Conferencia, pero primero tuvo que encontrar quién cuidara de sus dos hijas pequeñas. 

“El camino hacia Beijing, ayer y hoy, no fue ni es un mero ejercicio burocrático”, insiste Gumbonzvanda.  

“Para el feminismo fue, y es todavía, un camino para cumplir con sus muy arraigadas expectativas de que los derechos de las mujeres se consideren derechos humanos y de lograr que a las mujeres y niñas se les trate de manera igualitaria”.

Gertrude Mongella (a la izquierda, de pie en el podio), Secretaria General de la Conferencia, se dirige al público el 4 de septiembre de 1995.  Foto: UN Photo/Milton Grant

¿Qué relevancia tuvo la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer y de qué manera la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing cambió la agenda a favor de los derechos de las mujeres?

Al rememorar los momentos que más la marcaron en aquella experiencia de su juventud, Gumbonzvanda cuenta: “Recuerdo a las mujeres del Pacífico; siempre llevaban flores. Conocí a mujeres negras que no eran de África; y estábamos en una reunión internacional de mujeres en la que podíamos hablar en nuestros propios idiomas, no solo en inglés”. 

“Lo que más me llamó la atención fue la posibilidad de comprender el mundo de las mujeres en toda su diversidad; saber que todas nosotras enfrentábamos los mismos problemas de discriminación, pero que nuestro potencial y nuestras experiencias no se tomaban en cuenta en las decisiones. Entendí que podíamos marcar una gran diferencia con nuestras iniciativas individuales y colectivas. “Tenemos la capacidad de transformar este mundo”. 

La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Beijing en 1995 fue la culminación de años de organización feminista, explica Gumbonzvanda. “Nos habíamos reunido en 1980 en Copenhague para la Segunda Conferencia Mundial sobre la Mujer, donde abogamos por la justicia social y el lugar que ocupaban las mujeres en la sociedad. Nos habíamos reunido en 1993 en Viena para la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, donde las mujeres de todo el mundo declaramos ‘los derechos de las mujeres son derechos humanos’ —algo que luego reiteramos en la Conferencia de Beijing—. Y nos habíamos reunido apenas en 1994 en El Cairo para la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, en la que debatimos sobre la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. “El movimiento ambientalista de las mujeres también era muy fuerte”. 

“Al revisar el lenguaje de la Plataforma de Acción de Beijing, descubres que emplea los valores de todos estos temas”.

Los derechos de las mujeres son interdependientes 

“La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing recoge la noción de la interdependencia de derechos: si tengo derecho a la educación, significa que tengo la capacidad de participar en la política. Si participo en la toma de decisiones, puedo influir en la economía. Cuando invertimos en poner fin a la violencia contra las mujeres, los resultados repercuten en una mayor participación económica de las mujeres”. 

Si bien la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer reunió a una gran diversidad de mujeres y feministas de todas partes del mundo, Gumbonzvanda admite que la participación no fue sencilla para todas las mujeres. China quedaba lejos, y conseguir la visa, los fondos para viajar o incluso la información necesaria para asistir resultaba difícil para muchas. El idioma también era una barrera —al igual que lo es ahora—, ya que no todas las reuniones podían permitirse pagar la traducción.  

La representación es importante 

“La presencia por sí misma es crucial”, dice Gumbonzvanda. “Gertrude Mongella —miembro del Parlamento de Tanzania y diplomática de las Naciones Unidas— dirigió la Conferencia en Beijing. Ver a Mama Gertrude Mongella moderar las sesiones fue muy inspirador”. 

“Nos demostró que era posible asumir un papel de liderazgo. Allí se creó un mundo de posibilidades”. 

En la inauguración de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing, China, Nana Konadu Agyeman Rawlings, primera dama de Ghana, se dirige a la prensa en una reunión sobre Educación, Salud y Desarrollo Sostenible.  Foto: UN Photo/Chen Kai Xing

¿Cuáles fueron los principales logros de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing y cuáles son algunos de los desafíos actuales en materia de derechos de las mujeres?

“Fue muy emocionante ver la cantidad de organizaciones de mujeres que se crearon y fortalecieron tras la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing”, comparte Gumbonzvanda. “La Conferencia impulsó la organización y movilización”.  

La organización y el financiamiento de los derechos de las mujeres 

“El poder colectivo de las mujeres se hizo muy evidente durante la Conferencia de Beijing”, agrega. “Quedó de manifiesto que el movimiento de las mujeres necesita encontrar maneras creativas de ser autosuficiente y financiar la agenda feminista”. 

“Hoy hay mucha más burocracia, y eso limita la participación de las mujeres”. 

“En todas partes es importante la rendición de cuentas, pero debe haber lugar para la autonomía”, explica. “Algunas de las organizaciones de base comunitaria sólidas continúan con su trabajo, pero es probable que lo estén haciendo sin fondos, ya que los criterios para acceder al financiamiento se han vuelto muy sofisticados, complejos y tecnológicos”. 

De acuerdo con el informe del Secretario General de las Naciones Unidas, se destina menos del uno por ciento de la asistencia para el desarrollo a organizaciones que luchan por la igualdad de género. 

Avances para eliminar la violencia contra las mujeres y promover el papel de las mujeres en las negociaciones por la paz 

Durante la Conferencia, se destacó el problema de la violencia contra las mujeres. “Al año siguiente, en 1996, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una resolución que llamaba a establecer el Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para Eliminar la Violencia contra la Mujer”, comenta Gumbonzvanda.  

ONU Mujeres gestiona el Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas, que ya ha otorgado 225 millones de dólares a 670 iniciativas que enfrentan y previenen la violencia contra las mujeres y niñas en distintas partes del mundo. La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing provocó también un considerable aumento en la cantidad de leyes que atienden la violencia doméstica, además de mejorar los servicios destinados a las supervivientes y la recopilación de datos sobre la violencia contra las mujeres.  

Gumbonzvanda reflexiona sobre los efectos de la Plataforma de Acción de Beijing en mujeres afectadas por conflictos: “Se le dio un fuerte impulso al tema durante la Conferencia, al cual le siguió el trabajo de incidencia. En el año 2000, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó la resolución 1325 sobre las mujeres, la paz y la seguridad (resolución 1325). Desde entonces, vimos que más mujeres comenzaron a participar en los procesos y las mediaciones por la paz”. 

Los derechos de las mujeres y la economía 

Cuando le consultamos dónde hace falta ganar terreno, Gumbonzvanda señala la economía. “Necesitamos rediseñar el discurso en torno a las mujeres y la economía. En primer lugar, necesitamos aclarar que el PIB de un país no se traduce en igualdad de oportunidades para todas las mujeres de ese país, ni tampoco significa que las mujeres llevan una vida sin violencia en dicho país”. 

“Cuando aumenta el PIB de los países de ingresos bajos y medianos, se reduce la Asistencia oficial para el desarrollo. Necesitamos contar con un modelo para el desarrollo internacional que apoye y sostenga el trabajo por la igualdad de género en países de ingresos bajos y medianos”. 

Gumbonzvanda señala la deuda como otro de los puntos problemáticos. “Los países siguen pidiendo préstamos con tasas de interés muy elevadas, aun si no han terminado de pagar deudas previas”. “Esta situación afecta las inversiones en los derechos de las mujeres y, por lo tanto, también los avances en la materia”, explica.  

La DED de ONU Mujeres, Nyaradzayi Gumbonzvanda, se reúne con delegados juveniles en el Foro Juvenil de la CSW68, celebrado en la Escuela Internacional de las Naciones Unidas (UNIS) en Nueva York el 16 de marzo de 2024. Foto: ONU Mujeres/Ryan Brown

¿Qué podrían aprender los movimientos feministas actuales acerca de la época de la Conferencia de Beijing para hacer frente a los retrocesos en los derechos de las mujeres que están teniendo lugar ahora? 

“El espacio [para las mujeres] siempre ha sido reducido”, asegura Gumbonzvanda.  

“Yo nací durante la época colonial de mi país. Para algunas personas, el espacio nunca ha existido plenamente, ni ayer ni hoy. El patriarcado ha existido siempre, y ha circunscrito el espacio de las mujeres”. 

“En la historia reciente, las mujeres no podían ejercer su derecho al voto en muchos países; tampoco podían abrir una cuenta bancaria ni poseer tierras. El espacio es reducido en la migración: las normas sobre quién puede ir y a dónde se están endureciendo”. 

“El espacio del que gozamos hoy fue conquistado. No lo podemos dar por sentado”. 

Gumbonzvanda destaca también que los retrocesos en torno a los derechos de las mujeres están sucediendo en un marco de inseguridades internacionales. 

“La Plataforma de Acción de Beijing es acerca de la vida”, afirma. “No se trata de quién tiene la última palabra durante una negociación política. Se trata de lo que están viviendo las personas en este momento: alguien que sufre discriminación, violencia o escasas oportunidades. No debemos perder la esencia, ni olvidar que estamos hablando de personas”.  

Gumbonzvanda lleva este principio a sus conversaciones con los Gobiernos, que están revisando los avances en la implementación de la Plataforma de Acción de Beijing, 30 años más tarde. “Cuando los Estados Miembros están negociando, yo solo les pregunto: ‘¿Cuál es la decisión adecuada para proteger el bienestar de nuestra gente, para permitir que nuestra gente viva con dignidad?’”, comparte.  

“El mundo necesita dignidad y empatía, inclusión y no discriminación. ¿Cómo podemos lograrlo?”. 

“Al igual que hicimos en Beijing, necesitamos hablar con claridad. Donde haya discriminación, necesitamos nombrar las causas de la discriminación. Nombrarlas es reconocerlas; y al nombrarlas, identificamos dónde radican los problemas para encontrar soluciones”.