La decisión de migrar puede comportar para las mujeres la posibilidad de mejorar de forma significativa su calidad de vida, entre otras razones porque al convertirse en proveedoras de ingresos y lograr mayor autonomía y autoconfianza pueden dejar atrás conductas, expectativas y comportamientos tradicionalmente asignados a ellas en su sociedad de origen como roles de género.
Pero al mismo tiempo, y durante todo el proceso migratorio, las mujeres deben enfrentar diversas violencias, vulnerabilidades y riesgos (entre ellos abusos, amenazas, extorsión, largas jornadas de trabajo y precarización laboral).
Este estudio aborda la situación de las mujeres venezolanas en movilidad en el Ecuador y pone en evidencia el alto grado de vulnerabilidad que experimentan las mujeres, adolescentes y niñas en su tránsito en busca de “una mejor vida”.
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