ONU Mujeres y UNDRR presentan propuestas para la reducción del riesgo de desastres con perspectiva de género

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Reducción del riesgo de desastres con perspectiva de género

El documento propone que los espacios para las negociaciones y definición de políticas y programas se realicen con una mayor coordinación y articulación entre la diversidad de sectores, niveles de actuación y actores, tanto públicos como privados, para un desarrollo sostenible sensible al riesgo y con enfoque de género e inclusión interseccional. Se llama la atención, además sobre el hecho de que la inversión pública es insuficiente y pareciera estar sesgada y carecer de una articulación inter y multisectorial para brindar la estabilidad necesaria y fomentar cambios a largo plazo que atiendan las necesidades, demandas y propuestas diferenciadas de mujeres, niñas y de otras poblaciones que requieren de apoyo, protagonismo y atención especial. 

En el debate se puso en evidencia que las brechas de género en los ámbitos económico, social, ambiental, institucional y político así como el rol que juegan los sesgos entre hombres y mujeres de nuestras culturas y sociedades en la construcción del riesgo de desastres y en la toma de decisión para gestionar estos riesgos.  

La Directora Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, María Noel Vaeza, subrayó que “Es crucial asegurar la participación y el liderazgo de las organizaciones de mujeres como una medida para mejorar la políticas y programas relativos a la reducción del riesgo de desastres. Hasta el momento, la mayoría de los países no cuentan con marcos jurídicos y políticos que incorporen de manera integral la igualdad de género o que garanticen la participación de las mujeres en la toma de decisiones”. 

De acuerdo con los datos de la CEPAL, para mediados del año 2022 América Latina y el Caribe tendrá una población de poco más de 665 millones de personas, de las cuales alrededor de 338 millones (51%) son mujeres. Sin embargo, las condiciones limitantes que mujeres y niñas enfrentan como, por ejemplo, la baja participación en la toma de decisiones familiares y comunitarias, el limitado acceso al manejo de las finanzas familiares y a servicios de bancarización, crédito, o el deficiente acceso a la asistencia sanitaria o a la educación, entre otros, se acentúan en la ruralidad, limitando aún más la capacidad de preparación y respuesta de las mujeres y niñas rurales a los eventos de desastre. 

Después de la crisis socioeconómica generada por las medidas de restricción a la movilidad implementadas para controlar la expansión del COVID-19, desde finales de 2020 se inició un periodo de recuperación económica en toda la región. Sin embargo, las mujeres, así como otros grupos históricamente marginados continúan enfrentando un acceso desigual al trabajo decente y a mecanismos de protección social, siendo las mujeres jóvenes un grupo en situación de especial vulnerabilidad.  

“En nuestra región, en la actualidad, únicamente 20% de los puntos focales nacionales designados por los Estados ante el Marco de Sendai son mujeres; sin embargo, gracias en gran parte al liderazgo de mujeres a cargo de la temática y de la gestión de desastres y emergencias, hay cambios transformadores siendo impulsados”, afirmó Nahuel Arenas, jefe Adjunto de UNDRR - Oficina regional para las Américas y el Caribe. “Es importante señalar como ejemplo de espacios para intercambio y diálogo, la recién creada Red LAC de Mujeres para la RRD, impulsada por UNDRR, GNDR y ONU Mujeres y que hoy día cuenta con casi 900 mujeres de la región desde su lanzamiento el 13 de octubre 2021”, añadió. 

Arenas también explicó que los desastres no son naturales sino una construcción social, producto de malas decisiones y paradigmas del desarrollo no bien planificados; mientras que, en todos los casos, las mujeres, las y los niños, las personas mayores, las personas con discapacidad y otras personas en situaciones vulnerables sufren los impactos de manera desproporcionada. “Dichas brechas en equidad y acceso a oportunidades son pre-existentes pero exacerbadas por los desastres, ejemplificado por la pandemia de COVID-19 donde las mujeres han sido mayormente afectadas por la pérdida de empleo en sectores mayormente ocupadas por las mujeres como el sector de servicios y turismo, por la movilización limitada y cierres que han llevado a mayores índices de violencia doméstica basada en género  y a niñas a salir de la educación formal, así como a llevar una mayor carga de responsabilidades no remuneradas del hogar y la familia”, indicó. 

“Es necesario fortalecer la resiliencia de las mujeres y de sus comunidades ante el cambio climático y los riesgos medioambientales y de desastres como una manera de transformar los modelos de producción y consumo, promoviendo una transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono”, concluyó la Directora Regional de ONU Mujeres, María Noel Vaeza. 

  1. Promover la diversidad y representatividad de actores involucrados en la RRD, priorizando alianzas con organizaciones de mujeres y feministas 

  2. Incrementar el conocimiento sobre el enfoque de derechos humanos, género e interseccional en la RRD 

  3. Desarrollar herramientas de generación de conocimiento del riesgo de desastres con enfoque de género e interseccional, evaluando en especial los factores subyacentes del riesgo 

  4. Promover vínculos entre organizaciones de mujeres, feministas y de la sociedad civil para la producción de análisis y herramientas de RRD con enfoque de género 

  5. Apoyar el liderazgo de las mujeres en las negociaciones y toma de decisiones sobre generación y manejo de conocimientos, fomentando el análisis de datos intercultural con enfoque de género en RRD 

  6. Reconocer, valorar e incorporar conocimientos y saberes ancestrales de las mujeres, especialmente mujeres indígenas 

  7. Generar e incorporar marcadores de género para programas y proyectos en las cuatro prioridades del Marco de Sendai 

  8. Alinear agendas y marcos normativos, así como políticas, estrategias y planes, para la RRD con enfoque de género interseccional 

  9. Evaluar y fortalecer las capacidades técnicas y administrativas de las entidades públicas que lideran la formulación de políticas, agendas y marcos normativos de RRD, para incorporar el enfoque de género 

  10. Establecer compromisos políticos para inversiones en RRD con enfoque de género desde el ámbito público, privado y de cooperación internacional  

  11. Asegurar financiamiento sostenido para organizaciones feministas, de mujeres y de la sociedad civil  

  12. Desarrollar procesos de educación sobre RRD con enfoque de género adaptados localmente 

  13. Ampliar el trabajo multiescalar con enfoque de género para territorios resilientes 

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