En el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, conoce a las trabajadoras vinculadas a Moverse que trabajan con personas refugiadas y migrantes en Roraima, Brasil

ONU Mujeres, ACNUR y UNFPA, con el apoyo del Gobierno de Luxemburgo, actúan juntos para el empoderamiento económico de las mujeres venezolanas.

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El 19 de agosto se celebra el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, o Día Mundial de los Trabajadores y las Trabajadoras Humanitarias. La fecha fue establecida por las Naciones Unidas en honor a los 22 empleados y empleadas que, el 19 de agosto de 2003, perdieron la vida tras un ataque a la sede de la ONU en Bagdad, Irak - entre ellos, el brasileño Sergio Vieira de Mello.

En Brasil, la mayoría de las acciones de respuesta humanitaria están en Roraima, en la región Norte. El estado ha sido la puerta de entrada de miles de venezolanos y venezolanas que, desde 2018, han llegado al país en busca de mejores condiciones de vida. También ese año, ONU Mujeres, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) establecieron equipos en la región y, desde 2019, con el apoyo del Gobierno de Luxemburgo, actúan en programas conjuntos que se centran en las diferentes demandas de las mujeres y niñas refugiadas y migrantes.

Las situaciones de emergencia, como las migraciones forzadas, acaban afectando más intensamente a las mujeres y las niñas, con un aumento de la violencia y la inseguridad, así como un incremento considerable de las responsabilidades asumidas con las actividades de cuidado, las responsabilidades domésticas y las tareas de subsistencia. Por otra parte, estudios indican que la participación de las mujeres en los procesos de consolidación de la paz (como en las guerras y las emergencias humanitarias) conduce a resultados más duraderos. Con este objetivo, a partir de 2021, la acción conjunta de las tres agencias comenzó a actuar con mayor intensidad en el empoderamiento económico de las mujeres refugiadas y migrantes. A través del programa Moverse, ACNUR, ONU Mujeres y UNFPA trabajan no sólo para acoger y atender las demandas de emergencia de esta población, sino también para garantizar las condiciones para que puedan integrarse social y económicamente en diferentes regiones de Brasil, logrando autonomía y una mejor calidad de vida.

Conozca a tres trabajadoras que han participado en esta iniciativa.

Erika Hurtado Gonzáles, consultora de ONU Mujeres - Viviendo en Brasil desde hace cinco años, Erika, de 38 años, es colombiana. Graduada en Periodismo, entró en el Máster de Antropología de Roraima. Al poco tiempo, empezó como pasante en ONU Mujeres y fue contratada como consultora. "Actualmente, en Moverse, mi función es movilizar a las organizaciones de la sociedad civil para desarrollar planes de acción para la inserción laboral y el empoderamiento económico de las mujeres migrantes y refugiadas. También movilizo a estas mujeres para que participen en actividades centradas en la capacitación económica, como cursos, educación formal, formación y círculos de conversación, para que podamos reflexionar conjuntamente y construir posibilidades de crecimiento", explica. Sobre su trabajo en Roraima, Erika concluye diciendo que ser sensible a las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad es una forma de mostrar amor por lo que hace: "Hay que trabajar con empatía, con ternura, porque todo está muy conectado con nuestras emociones, esto forma parte de mi trabajo. Los diálogos recuperan y valoran las experiencias que van más allá de lo que imaginamos, y eso nos fortalece como trabajadoras."

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La colombiana Erika Hurtado Gonzáles ha trabajado directamente con mujeres refugiadas y migrantes en Roraima (Foto: ONU Mujeres Brasil / Lairyne Oliveira)

Jaqueline Oliveira, asistente de protección del UNFPA - Jaqueline tiene 24 años y es originaria de Boa Vista, Roraima. Se incorporó al UNFPA en 2019 a través del programa afirmativo de pasantía. Hoy es asistente de protección y dirige el equipo del UNFPA en el Puesto de Triaje (PTRIG) de Boa Vista, que atiende a personas refugiadas y migrantes venezolanas. En Moverse, Jaque - como se la conoce en el UNFPA - participa en actividades de resiliencia comunitaria, liderazgos locales, comunicación comunitaria y gestión de casos de protección. Además, facilita talleres de formación contra el abuso, el acoso y la explotación sexual (PSEAH). "Como cooperantes, no somos heroínas, sino personas dispuestas a defender y promover los derechos humanos de todas y cada una de las personas que necesitan información y acceso a sus derechos básicos", afirma.

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Jaqueline Oliveira comenzó como pasante en el UNFPA y hoy trabaja como asistente de protección (Foto: UNFPA Brasil / Pedro Sibahi)

Thais Silva Menezes, jefa de las unidades de Interiorización, Medios de Vida, Protección, Registro, Salud Pública y Relaciones Institucionales del ACNUR - A sus 36 años, Thais es doctora en Relaciones Internacionales y forma parte del equipo del ACNUR desde hace casi cinco años. En la actualidad, trabaja como jefa de las unidades de Interiorización, Medios de Vida, Protección, Registro, Salud Pública y Relaciones Institucionales del ACNUR en Boa Vista. Su gestión de equipos grandes y de alto impacto en la respuesta humanitaria promueve el inicio del proceso de integración y la dignidad de las personas que llegan de Venezuela en busca de protección internacional. "La búsqueda de soluciones duraderas, la creación de políticas públicas y el pleno acceso a los derechos es fundamental para las personas refugiadas y migrantes que llegan a Brasil. Vienen con conocimientos y habilidades para diversificar y mejorar la economía del país, mientras buscan oportunidades para una vida con más seguridad", dice.

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Thais Silva Menezes lleva casi cinco años en el equipo de ACNUR y hoy dirige equipos de alto impacto en la respuesta humanitaria (Foto: ACNUR / Camila Geraldo)

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