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Mi nombre es Erica Díaz Lemus y he dedicado más de 25 años de mi vida a luchar por los derechos de las mujeres en Guatemala. Como guatemalteca y feminista, actualmente trabajo en CARE, pero también he trabajado en diversas agencias de las Naciones Unidas, incluyendo UNICEF, OPS/OMS y ONU Mujeres. Mi enfoque ha sido la coordinación de programas y proyectos que abordan cuestiones cruciales como los derechos humanos de las mujeres y mujeres indígenas, seguridad alimentaria y nutricional, género en salud, eliminación de la violencia de género y protección de la niñez y adolescencia.
Mi compromiso es incuestionable, impulsado por una experiencia personal que marcó mi vida desde temprana edad: sufrí violencia sexual a los cinco años. Aunque este episodio me dejó cicatrices, también me hizo resiliente y dispuesta a apoyar a otras mujeres con historias similares.
Mi pasión y mi deseo genuino radican en asegurar que niñas y mujeres no tengan que enfrentar el dolor que yo viví. Sueño con un mundo en el que sus voces sean escuchadas y respetadas, un mundo donde sus cuerpos sean su territorio inviolable. En mi camino, he encontrado un compañero de vida que comparte mis luchas y tres hijos maravillosos. A lo largo de los años, he sido parte de organizaciones, redes y alianzas feministas que conforman el movimiento de mujeres en Guatemala.
Actualmente, lidero el proyecto binacional Guatemala-Honduras: “Mujeres Tejiendo Vidas Libres de Violencia”. Este proyecto, implementado por CARE en ambos países, tiene como objetivo central la eliminación de la violencia de género.
Mi motivación para unirme al trabajo humanitario surgió de la posibilidad de brindar apoyo integral a las mujeres y niñas sobrevivientes de violencia de género. Quería contribuir a su protección y ofrecerles oportunidades para reconstruir sus vidas. Mi convicción en la humanidad y en una acción sin daño me impulsó.
En el terreno, he sido testigo de historias de resiliencia que han conmovido mi corazón. Mujeres indígenas y jóvenes que, a pesar de sus luchas, encuentran la fuerza para inspirar a otros y transformar sus comunidades. El trabajo en equipo de CARE y otras organizaciones especializadas ha logrado impactos significativos en sus vidas. Al escuchar sus voces, siento gratitud por el papel que desempeñamos en sus caminos hacia la recuperación.
Uno de mis mayores ideales es que los Centros de Apoyo Integral para Mujeres Sobrevivientes de Violencia (CAIMUS) reciban el respaldo necesario del Estado. Estos centros, reconocidos en Guatemala por la Ley contra el Femicidio y otras Formas de Violencia contra la Mujer, son esenciales para atender las demandas de asistencia humanitaria de mujeres y niñas sobrevivientes.
Reflexionando sobre mi labor humanitaria, veo la protección a mujeres y niñas sobrevivientes como un pilar fundamental. La adaptación y la sensibilidad a sus necesidades son esenciales, especialmente en contextos rurales e indígenas. Involucrar a líderes comunitarios en la creación de entornos seguros y libres de violencia es crucial para generar un cambio duradero en nuestras sociedades.
Mi sueño es que las voces y logros de las mujeres y niñas resuenen, inspirando un cambio transformador. Porque solo a través del compromiso colectivo podemos tejer un futuro donde la igualdad de género y los derechos de las mujeres sean una realidad innegable.
| Nota: Estas publicaciones buscan estimular un debate propositivo en torno a los principales temas de interés para el avance de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en América Latina y el Caribe. Los conceptos expresados por las personas entrevistadas para la producción de nuestros contenidos editoriales no reflejan necesariamente la posición oficial de ONU Mujeres y agencias del Sistema de Naciones Unidas. |