Dos días de diálogo y reflexión sobre la agenda de cuidados y la igualdad de género en América Latina y el Caribe

En el Foro Académico Territorios de cuidados. Contribuciones desde la academia a la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, celebrado en la Ciudad de México los días 28 y 29 de agosto, participaron casi 250 destacadas investigadoras e investigadores, activistas, lideresas, representantes de la sociedad civil y de organismos internacionales. El Foro ha recogido el conocimiento de quienes, durante décadas, han trabajado para posicionar a América Latina y el Caribe en el centro de la agenda de cuidados y la igualdad de género.

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A un año de la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, este espacio ha permitido visibilizar los desafíos actuales de la región para el avance de esta agenda. Tal y como afirmaba en la inauguración la directora de asuntos de género de la CEPAL, Ana Güezmes, “los cuidados son imprescindibles para la sostenibilidad de la vida y es preciso adoptar su centralidad en el diseño de las políticas públicas para transformar nuestras sociedades y avanzar hacia una Sociedad del Cuidado que impulse la igualdad de género”.  

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Este Foro Académico representa un hito fundamental en el camino hacia la próxima Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, que tendrá lugar en México en 2025. La presidenta del Colegio de México, Silvia Giourguli, lo explicaba de la siguiente manera: “La academia participa en la construcción del regionalismo en América Latina, tomando como ejes principales el impacto de cuidados para el desarrollo; los avances, sinergias y desafíos en la agenda de investigación; la aplicación de una mirada interseccional en América Latina y el Caribe”. 

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Uno de los aportes más significativos de estas jornadas ha sido la reconceptualización de los cuidados desde la perspectiva territorial, comprendiendo mejor las dinámicas comunitarias y rurales. Se profundizó en cómo los marcos conceptuales y metodológicos deben integrar la interseccionalidad y la interculturalidad de manera más efectiva. “La importancia de conocer las condiciones situadas en los territorios y entender que la acción de planificar y pensar la ciudad en términos de la localización de infraestructuras de cuidado es una política redistributiva de carácter social, económico y de género”, explicó Ana Falú, directora ejecutiva del Centro de Intercambio y Servicios para el Cono Sur Argentina (CISCSA -Ciudades Feministas), en la Mesa sobre “Cuidados, territorios y sostenibilidad ambiental”. 

El evento también cuestionó cómo representamos a las cuidadoras, remuneradas y no remuneradas, en la academia y en los espacios de toma de decisiones. La inclusión de estas voces es crucial, no solo para la generación de conocimiento, sino para crear estrategias que aborden los retrocesos en la agenda de derechos en la región. La directora regional adjunta de ONU Mujeres, Cecilia Alemany, destacó que “con el proceso consultivo del derecho al cuidado en la Corte Interamericana de DDHH y los diferentes avances de políticas integrales de cuidados en la región, así como los proyectos de ley en discusión en varios congresos, como es el caso de Chile, Brasil o Paraguay, se va consolidando la comprensión del derecho al cuidado como un derecho universal y autónomo”. 

El diálogo entre academia, tomadoras de decisión y movimientos feministas, incluidas las sindicalistas del sector del cuidado, permitió avanzar en la comprensión de los derechos al cuidado, al autocuidado y al cuidado colectivo. “Cuando hablamos del cuidado como un derecho humano hablamos también de obligaciones para los Estados y eso requiere de estándares concretos que tienen que aplicarse en todos los poderes, también en el judicial, garantizando el estándar de progresividad y de no regresividad. El valor del reconocimiento del derecho al cuidado es que pasa a reconocerse como una obligación”, explicó Laura Pautassi, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina. 

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Un ejemplo de la comprensión del cuidado desde una perspectiva interseccional es la aportación de organizaciones de mujeres con discapacidad quienes enfatizaron la necesidad de superar enfoques capacitistas y contar con estadísticas más inclusivas. Asimismo, las redes de mujeres indígenas y afrodescendientes destacaron la urgencia de construir una agenda decolonial del cuidado en la región. Tarcila Rivera, coordinadora enlace continental de Mujeres indígenas de las Américas, afirmó: “Tenemos el desafío de incorporar el concepto de interculturalidad en este escenario académico. Nuestra región es multilingüe, multicultural y multiétnica y debemos recuperar el derecho robado, tenemos que conseguir la decolonialidad y la deconstrucción en la academia”. 

Otro de los temas surgidos en las mesas de debate y en los paneles centrales fue la relevancia de integrar la sostenibilidad y la crisis climática en la agenda de cuidados, en especial al destacar cómo el cambio climático y la migración forzosa que provoca aumentan la carga de cuidados en las mujeres, tanto en pobreza de tiempo como mental. Lorena Aguilar, directora ejecutiva del Instituto Kaschak de Justicia Social para Mujeres y Niñas, de la Universidad de Binghamton, expresó la necesidad de “crear conciencia sobre los riesgos de aumentar los trabajos de cuidados de mujeres y niñas en programas de mitigación y adaptación vinculados al cambio climático. Las soluciones no deben implicar asumir que las mujeres se hacen cargo de estos trabajos”. 

Además, se discutieron las preocupaciones sobre cómo asegurar hojas de ruta efectivas para la universalización de los cuidados, al garantizar trabajo decente y cobertura accesible y de calidad. Además, se destacó que financiar los cuidados no debe verse como un costo, sino como una inversión con un triple dividendo: mejora las condiciones de vida de quienes reciben cuidados, reduce las brechas de participación laboral de las mujeres y tiene impactos positivos en el PIB, el empleo y los ingresos fiscales. Es, en este sentido, esencial, que el sector privado debe estar involucrado, y asumir responsabilidades y obligaciones claras a través de la regulación sobre trabajo decente, el que necesariamente deberá integrar el derecho al cuidado y al autocuidado. Juliana Martínez, investigadora en la Universidad de Costa Rica, advertía en este sentido que “difícilmente puede haber una sSociedad de los cuidados con mercados laborales extractivos, porque son extractivos de fuerza de trabajo, y de trabajo no remunerado femenino.” 

Justamente en la mesa que versó sobre trabajo decente y economía del cuidado se planteó que vincular los cuidados al trabajo decente requiere dos esfuerzos complementarios. En primer lugar, implica garantizar que todo trabajo de cuidados —ya sea remunerado o no remunerado— cumpla con los criterios de trabajo decente, lo que abarca condiciones justas, salarios adecuados, seguridad social y derechos laborales protegidos. En segundo lugar, implica la integración de los cuidados como un criterio central para evaluar la decencia de cualquier tipo de trabajo. Esto significa que, para que un trabajo sea considerado decente, debe tener en cuenta las necesidades de cuidado de las personas trabajadoras, como horarios flexibles, acceso a servicios de cuidado infantil, licencias parentales, entre otros. Esta doble dimensión busca mejorar las condiciones de quienes realizan trabajos de cuidado y transformar cómo entendemos y estructuramos el trabajo, colocando el bienestar y las responsabilidades de cuidado en el centro de las políticas laborales. 

Por último, se discutió cómo la transición digital y la economía de plataformas están afectando a las trabajadoras del cuidado y el rol crucial del Estado como regulador en este nuevo contexto.  

Este Foro ha sido un espacio de diálogo fundamental para avanzar en la agenda de cuidados y género en América Latina y el Caribe, integrando diversas perspectivas y fortaleciendo la cooperación regional. Con este Encuentro, el Gobierno de México reafirmó su compromiso y liderazgo en la región para impulsar la agenda de cuidados como un “cambio civilizatorio” hacia una sociedad más justa e igualitaria. Para mantener el avance en políticas y sistemas integrales de cuidados es fundamental integrar a diferentes actores, desde la academia hasta las comunidades locales, para repensar los cuidados desde nuevas perspectivas. Tal y como explicó Nadine Gasman, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres del Gobierno de México “Este es un tema muy importante para el Gobierno de México y para la transformación porque hemos puesto en el centro a las personas. Estamos en una transformación estructural profunda donde evidentemente los cuidados tienen un papel muy importante”.