Los derechos de las mujeres son derechos humanos, ayer y hoy: “La Plataforma de Acción de Beijing generó las bases para la transformación de los derechos concretos de las mujeres en su vida cotidiana”

¿Qué te inspiró para asistir a la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995?

En el año 1995 yo tenía 25 años y una compañera me comentó que había un llamado para presentarse a un concurso para formar parte de la Delegación de Jóvenes del BID, del Banco Interamericano de Desarrollo, para ir a Beijing a la IV Conferencia Mundial de la Mujer.

Era una joven por país de América Latina y el Caribe. Sin saber mucho de qué se trataba y con un poco de audacia, me presenté y quedé seleccionada para representar al Uruguay. La verdad que eso para mí fue un antes y un después.

¿Puedes compartir algún momento o conversación memorable de la conferencia que te haya influido?

Tengo ese orgullo y ese privilegio de haberme hecho feminista en un evento tan importante como la IV Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing. Aquel momento para mí fue realmente un cambio, un sacudón muy importante en mi vida. En esa delegación había dos jóvenes que ya estaban muy cerca de la causa feminista y que eran activistas como Violeta Delgado de Nicaragua y Lydia Alpízar de Costa Rica, quienes claramente tuvieron una impronta y una gran incidencia para muchas de nosotras.

¿Qué importancia tuvo en su momento la adopción de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing y por qué?

Participamos de la conferencia oficial, pero también del foro paralelo de las organizaciones de mujeres en Huairou, que eran miles de mujeres de todo el mundo, muy diversas. Eso fue algo muy enriquecedor. En particular me acuerdo de la carpa de América Latina y también me acuerdo de un intercambio intergeneracional entre feministas.

¿Cuáles fueron las dinámicas tras bastidores que dieron forma al lenguaje final de la Declaración de Beijing?

Me acuerdo de los caucus y los espacios de incidencia en lo que era el texto de la Plataforma. Era increíble estar largas horas discutiendo por el punto de la coma y cada una de las palabras que formaron parte del documento final, pero que sin duda daba cuenta de la gran capacidad de incidencia del movimiento feminista en la agenda de Naciones Unidas y también en los gobiernos. Y a su vez, que ese documento, que parecía y que es un documento largo y extenso, en definitiva, lo que hace es generar las bases para la transformación de los derechos concretos de las mujeres en su vida cotidiana.

Creo que eso también es muy importante: como esos documentos resultantes de las conferencias internacionales de Naciones Unidas, de alguna manera, se traducen para que las mujeres concretas en los distintos lugares, en su vida cotidiana, lo puedan conocer y puedan saber que eso es parte de la plataforma de acción para el ejercicio de sus derechos. En cuanto a lo que es la PAM, la Plataforma de Acción Mundial que surge de Beijing, es increíble que fue hace 30 años y que, sin embargo, todos sus temas siguen siendo temas vigentes en la agenda.

Esa plataforma hablaba desde temas como la niña, los medios de comunicación, el ambiente y la pobreza y la educación. También hablaba del derecho a la salud, de los derechos humanos, de la participación en política y también hablaba de lo que en aquel momento se llamaba los mecanismos para el adelanto de la mujer, que ahora son los mecanismos de género en las instituciones y cómo combinar esa necesaria transversalización de las políticas de género.

¿En cuál de las doce áreas críticas de preocupación abordadas en la Plataforma de Acción crees que se ha avanzado más?

En todo el accionar de la vida y del Estado con procesos de participación, empoderamiento y autonomía de las mujeres. Creo que eso es un gran desafío que sigue latente hasta el día de hoy y creo que eso marca el rumbo. De hecho, las políticas de género de Montevideo claramente se enmarcan en Beijing, en El Cairo y en el conjunto de conferencias que tuvieron lugar en los años 90.

El primer mecanismo de género de Montevideo nace en el año 1995 y es resultado de esas conferencias de Naciones Unidas y los grandes programas en derechos sexuales y reproductivos, en la lucha contra la violencia de género, en lo que es la participación política. También se nutren de esas conferencias en aquel momento. Por lo tanto, creemos que la Plataforma de Acción de Beijing y la Conferencia Mundial de la Mujer, 30 años después, sigue vigente y realmente es un hito que marcó hacia donde los gobiernos debían profundizar sus compromisos y sus acciones.

La plataforma daba claramente indicaciones de cuáles eran las medidas que tenían que adoptar los gobiernos y las medidas que también tenían que adoptar los organismos internacionales y de cooperación, así como otras organizaciones y actores en cada uno de los temas. El rol de la sociedad civil siempre es muy importante. Eso que me pasó a mí hace 30 años, que fue una acción afirmativa para la participación de jóvenes en un tema que capaz que en mi caso no estaba cercano, creo que eso es algo que hay que seguir haciendo: promover la participación activa de las nuevas generaciones en este tipo de eventos.