Los derechos de las mujeres son derechos humanos, ayer y hoy: “Podría decirse que Beijing cambió el mundo para las mujeres en lo que se pudo, según cada lugar y según cada Estado.”

Entrevista con la activista feminista uruguaya, Cristina Grela, sobre su participación en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995 y su relevancia en la actualidad.

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Cristina Grela es una médica uruguaya, militante feminista por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, fundadora de la cooperativa Mujer Ahora y de la oficina de Uruguay de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD).

¿Puedes compartir algún momento o conversación memorable de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995 que te haya influido?

Momentos memorables hubo muchísimos. Cada una tendrá su experiencia porque estábamos juntas y a su vez separadas. Pero lo que hubo importantísimo fue el foro de las organizaciones no gubernamentales en Huairou, a 40 kilómetros de Beijing, en la China rural. (…) Era una ciudad balneario, estaba sobre un lago, absolutamente ocupada por las mujeres de los distintos países. Fue muy, pero muy impresionante todo ese foro de 20 días. Yo iba también por Católicas por el Derecho a Decidir, creo que hice 46 talleres que también fueron muy impresionantes.

¿Qué importancia tuvo en su momento la adopción de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing y por qué? 

Te diría que fue una explosión feminista lo que sucedió después de la conferencia de Beijing, que lentamente fue transformando todo el Uruguay, todas las áreas, todos los lugares, cada una fue ocupando otro lugar. Beijing fue clave en fortalecernos con eso, porque también estaba la Oficina de Naciones Unidas que nos respaldaba y que nos daba material para entregar según las áreas, lo que fue sumamente importante.

¿Cuáles fueron los mayores retos a los que se enfrentaron las feministas a la hora de defender la Declaración de Beijing?

Los retos los teníamos desde el comienzo para hablar de feminismo… La resistencia, por supuesto, era del gobierno y de los varones, y de las propias mujeres que no creían que tenían derechos. En realidad, creían que el derecho era tener marido, hijos, atender la casa y atender los cuidados. Estamos hablando de hace 30 años, o sea que, en estos 30 años, tanto las feministas uruguayas como los resultados de la Conferencia de Beijing fueron fundamentales para decir “Oigan un poquito, esto lo dicen las Naciones Unidas, no somos unas locas que se nos ocurrió el cambio. No somos una seguidora solamente de Simone de Beauvoir o de otras feministas. No, esto está en un documento de Naciones Unidas”. Empezamos a explicar qué significaba género en cada uno de los temas que íbamos tocando.

¿Cómo cambió el movimiento mundial por los derechos de las mujeres tras la Conferencia? 

Tuvimos enfrentamientos grandísimos. Estábamos hablando en serio y eso sería transformador del mundo. Fuimos paso a paso con todas las mujeres del Uruguay, fuimos paso a paso transformando nuestras vidas y la vida del país. Podría decirse que Beijing cambió el mundo para las mujeres en lo que se pudo, según cada lugar y según cada Estado, pero para el Uruguay fue importantísimo. Decidimos seguir trabajando y entregar los resultados de Beijing a la sociedad uruguaya en su conjunto. Fue como una apertura de vida y de cabezas. Las mujeres entendían que lo que ellas sentían de injusto, de inequitativo, de desigualdad y de falta de justicia para sus vidas estaba reconocido en el mundo y estaba moviéndose. Estamos cumpliendo 30 años de aquel tiempo que fue memorable y fue fuertísimo para la historia del movimiento feminista.

Foto cortesía de Cristina Grela.

¿Cuáles crees que serán los próximos pasos para lograr la igualdad de género a nivel mundial y en nuestro país?

El feminismo como movimiento global y general, mundial, realmente es una transformación de la cultura que en los años que vienen se irá notando, pero estamos en un momento sumamente difícil. El aniversario de Beijing tendrá que ser conocido por el mundo en general para ver lo que se pensó en aquel momento y que sigue vigente totalmente.

¿Cuál es tu mensaje para las jóvenes y futuras feministas que no estaban presentes o no habían nacido en 1995?

Hay muchos tipos de feminismo. No es cuestión ni de controlarlos ni de hacerse iguales ni nada, porque la riqueza del feminismo es la diversidad también. Entonces, ver, reunirse, encontrarse, vivir con las diferencias y las diversidades con cierta paz y no pelearnos unas con las otras, ni las viejas con las jóvenes, ni las jóvenes entre sí. Es un proceso difícil este que viene. Muy difícil porque hay conciencia, pero a veces hay una conciencia anti-varón, anti-hombre, que realmente no favorece. La cuestión es la igualdad entre los géneros, no que cada uno cumpla con sus roles, que el sistema de cuidados sea una realidad. Que no quede todo el cuidado para las mujeres y todas las obligaciones cotidianas que queden en manos de las mujeres y la responsabilidad sobre sus hijos, sino que entre ambos se logre eso, la equidad en las tareas generales. Así, como la ascensión de las mujeres en todos los roles que hay en la sociedad. Día a día, es el trabajo cotidiano y reunirse para poder armar realmente frente a cada caso, una estrategia conjunta a pesar de las diversidades para progresar y alcanzar la igualdad.

 

Nota: Estas publicaciones buscan estimular un debate propositivo en torno a los principales temas de interés para el avance de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en América Latina y el Caribe. Los conceptos expresados por las personas entrevistadas para la producción de nuestros contenidos editoriales no reflejan necesariamente la posición oficial de ONU Mujeres y agencias del Sistema de Naciones Unidas.