Sara Dalila Mux Mux: "Los Estados deben abordar los múltiples problemas sociales, culturales y económicos de las mujeres indígenas".

A los 33 años, Sara Dalila Mux Mux, mujer indígena de San Juan Comalapa de Guatemala y perteneciente a la comunidad originaria maya kaqchikel, ha sido cofundadora de Tik Na´oj, una colectiva de jóvenes indígenas, que brinda formación política y elabora herramientas con pertinencia para crear criterio en la juventud. A su vez hay sido cofundadora de la Colectiva IXPOP Guatemala, que aglutina a varias organizaciones que trabajan en defensa de los derechos individuales y colectivos. Es licenciada en Psicología y Consejería Social, y magister en Políticas Públicas y liderazgo. Con estudios de especialización en estudios de género y feminismos. Universidad Nacional Autónoma de México -UNAM-.

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Foto: Cortesía de Sara Mux

Las mujeres indígenas enfrentan diversos tipos de desigualdad y discriminación cruzada, tanto por ser mujeres como por pertenecer a un pueblo indígena, entre otros aspectos. Esto puede limitar su acceso a la educación, los servicios de salud, las oportunidades laborales o su participación en la vida pública. ¿Cuáles considera que serían las estrategias más importantes para poner fin a esa desigualdad y discriminación? 

La interseccionalidad del racismo, discriminación, exclusión, criminalización y despojo en sus diferentes dimensiones para las mujeres indígenas en Guatemala ha generado desigualdad, omisión de derechos y falta de oportunidades.  

Para superar la desigualdad es necesario crear condiciones para que las mujeres indígenas sean sujetas de derecho, que se pueda superar la visión de folklorización, utilización y mercantilización de su espiritualidad, idioma e indumentaria, tierra y territorio.  

Es necesario garantizar los derechos individuales y colectivos de las mujeres indígenas; el acceso a la justicia, a través de juzgados especializados para ser atendidas en sus propios idiomas, tomando en cuenta el contexto cultural. 

Que las políticas públicas relacionadas a la prevención de la violencia, femicidio, violencia sexual y trata sean puestas en práctica, asignando suficiente presupuesto para que estas acciones seas sostenibles y permanentes; evaluadas y monitoreadas. 

Es fundamental y trascendental la educación con pertinencia cultural enmarcada desde la propia cosmogonía de las mujeres indígenas, donde la formación política y de género sea uno de los ejes centrales para erradicar de forma paulatina la desigualdad en los diferentes espacios privados y públicos. 

Garantizar la tierra y territorio ya que, históricamente y debido a la desigualdad, la mayoría de las mujeres indígenas han sido relegadas de este bien, siendo uno de los elementos necesarios para la subsistencia, así como también el espacio para recrear y fortalecer su identidad, lucha y cosmovisión. También es la manera de respetar las formas de pensar y vivir de las poblaciones indígenas, debido a que son pasos importantes para alcanzar la igualdad y la no discriminación; en la propia filosofía de los pueblos existen conocimientos, esencia de vida, que buscan el bienestar colectivo, el equilibrio y armonía.

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El trabajo de cuidado, las tareas domésticas, el cuidado de los hijos e hijas, de las personas dependientes a nuestro cargo, que ya recae de manera mayoritaria sobre las mujeres, se intensificó durante la pandemia. ¿Qué retos particulares creen que enfrentan las mujeres indígenas?  

Durante la pandemia, se evidenciaron las desigualdades en las que nos vemos inmersas como sociedades, pero aún más para las poblaciones históricamente vulnerables, tal es el caso de los pueblos y mujeres indígenas de todo el mundo, por lo que los Estados y gobiernos de turno deben poner especial atención a los efectos para crear mecanismos de contención, mitigación y recuperación ante este contexto. 

Existen diferentes retos que enfrenta las mujeres indígenas, por lo que es oportuno mencionar algunos como: la pobreza y pobreza extrema; mismos que se agudizaron durante esta crisis sanitaria, teniendo graves implicaciones socioeconómicas principalmente para las mujeres indígenas. Debido al racismo y la discriminación se ven condicionadas a aislarse en el ámbito privado, muchas de ellas se desenvuelven en trabajos informales siendo estas condiciones infrahumanas y deficientes, donde la remuneración es poco vigilada, aunado a este tema la violencia sexual y los embarazos a temprana edad, exacerbándose aún más durante la pandemia.  

Otro reto es la criminalización, enjuiciamiento y encarcelamiento por defender su tierra y territorio, siendo este un espacio de conexión y recreación de su propia cosmogonía, dejando graves efectos en todo su entorno. La justicia a la que se enfrentan se encuentra poco apegada a su cosmovisión, manipulada y opacada por la corrupción de los operadores e instancias encargadas de su aplicación. 

La expulsión forzada de mujeres indígenas de sus territorios en búsqueda de mejores condiciones de vida ha marcado un alto índice de migración a países desarrollados, lo que provoca un atentado contra su identidad, ya que estando fuera de su territorio de ellas son obligadas a abandonar su indumentaria, idioma, formas y prácticas de vida.  

Estos son algunos de los desafíos que las mujeres indígenas enfrentan, sin importar edad, nivel académico que con un arduo esfuerzo logran en un sociedad clasista y racista, su rol y liderazgo.

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¿Qué iniciativas tendrían que poner en marcha los Estados para atender las necesidades de las mujeres indígenas en materia de cuidado? 

La crisis sanitaria puede representar una gran oportunidad de transformación de las actuales brechas de desigualdad y discriminación existente. Los Estados deben implementar acciones sostenibles desde una mirada integradora, dejando atrás la homogenización de la población. 

Es necesario reconocer la especificidad de las experiencias de las mujeres indígenas relacionada a la falta de oportunidades, desigualdad, el racismo y discriminación histórica y continuada que viven, por lo que debe ser un foco de atención para su erradicación por parte de los Estados. 

Existe la urgente necesidad de la implementación de las políticas públicas, ya que muchos de estos están enmarcados en convenios y tratados internacionales que permite una mirada integradora del respeto de los derechos humanos y de las mujeres indígenas.  

Por lo tanto, los Estados deben garantizar y respetar el ejercicio de los derechos territoriales, jurídicos y políticos, como parte de los derechos de libre determinación y autogobierno de los pueblos indígenas, con el fin de reestablecer la justicia social y armonía, para que las mujeres ya no se vean obligadas a salir de su territorio en búsqueda de mejores condiciones de vida. 

Los Estados deben abordar los múltiples problemas sociales, culturales y económicos de las mujeres indígenas;​ visibilizar la discriminación interseccional, tomando acciones descolonizadoras con el fin de garantizar el pleno goce de los derechos individuales y colectivos. 

Próximamente se emitirá una Recomendación General para mujeres y niñas indígenas por parte del Comité de la CEDAW, con el fin de que los Estados Parte asuman su compromiso por garantizar los derechos, tomando en cuenta las experiencias de racismo y discriminación que en particular viven, esta herramienta será un elemento que contribuirá al cumplimiento de las obligaciones de los Estados y la rendición de cuentas sobre su aplicación efectiva. 

 

Las opiniones son responsabilidad de su autora y no reflejan una posición oficial de ONU Mujeres o de cualquier otra agencia del Sistema de las Naciones Unidas.